Por Diego Bravo, Diario EL COMERCIO, Quito, 26 de diciembre
de 2015
En solo un día, el emergenciólogo
venezolano Carlos Sánchez, de 31 años, podía atender más de 100 pacientes
heridos de bala en el hospital Domingo Luciani de Caracas, capital de
Venezuela.
La mayoría
de casos, por asaltos o balaceras. “Caracas es
la segunda ciudad más peligrosa del mundo”, dice el galeno. Esas duras
condiciones de trabajo, sumado a la crisis económica que afronta el país, lo
empujó a buscar nuevas opciones.
Llegó al
Ecuador en enero del 2015. “En el
tiempo que llevo acá, apenas dos pacientes llegaron
con heridas de bala y seis por apuñalamiento”.
Primero trabajó en el Pablo Arturo Suárez como
coordinador de servicios de emergencias. Ahora, en el hospital Docente de
Calderón.
En mayo del 2014, en el país se registraron 98 médicos
extranjeros en el sistema de salud pública. Ahora hay 298, por contratos
directo y a través del Plan Ecuador Saludable Voy por Tí. A esa cifra se debe
sumar los 450 que llegaron por convenio con Cuba (748 en total). Hasta octubre
del 2015 estuvieron en el país otros 32 médicos cubanos familiares
asistenciales, según el Ministerio de Salud.
Por eso, la mayoría de galenos son cubanos. Aunque también
hay más colombianos y venezolanos (ver infografía) y están concentrados en Pichincha,
Guayas y Manabí. Los perfiles de los médicos
varían, pero hay una mayor presencia de médicos generales, familiares y
especialistas en atención primaria. Con Cuba hay un acuerdo de gobierno a
gobierno.
Con Colombia influye la cercanía y el cambio de moneda. Para los venezolanos, los salarios y
condiciones de trabajo son un imán, como dice Carlos Sánchez.
“El
salario promedio de un médico difícilmente
llega a USD 50. Con eso no alcanza ni para la canasta básica.
Yo ganaba un poquito más que al cambio superaba los USD
100”. El psiquiatra Iván Pérez y el cirujano
vascular Jorge Herrera, por su lado, percibían en su natal Cuba 1 600 pesos
(USD 60) que les servían para mantener a sus familias por 10 días.
Luego, para ganar dinero extra,
el primero laboraba sembrando plátanos o comercializaba ropa; el otro se
dedicaba a criar cerdos. Ahora laboran en centros de salud públicos de Quito. Incluso
ya han traído a sus familias.
En un principio, reconocen, ellos
iban a permanecer un corto período en el
país para luego viajar a Estados Unidos,
pero prefirieron radicarse en Quito.
“Yo incluso estoy en trámites de
obtener mi nacionalización. Mis hijas se sienten como ecuatorianas y se han
adaptado al clima”, manifestó Herrera.
“Ejercer la medicina es más
complicado en EE.UU. para un latinoamericano, en Ecuador hay más facilidades
para los profesionales foráneos”, precisó Pérez, quien llegó hace un año.
Según
el Ministerio de Salud Pública (MSP), 1 475 plazas de
especialidades y maestrías médicas
se ofertan cada año. Esta cantidad se incrementará
a más de 1 800 en los próximos meses.
El MSP informó que en este año se
financian 891 cupos para galenos a través de becas. El
venezolano Carlos Sánchez es especialista en Medicina
Crítica de la Universidad Nacional
Experimental de los Llanos Centrales Rómulo Gallegos. Uno de los campos de
especialización que más se necesitan en Ecuador.
Por eso, lograr una plaza de
trabajo no fue tan complicado. Lo primero es presentar documentación en la Cancillería, luego
rendir pruebas psicométricas, de conocimientos técnicos
y presentarse a una entrevista de trabajo. Uno de los requisitos es registrar
sus títulos en la Secretaría Nacional de Educación Superior,
Ciencia, Tecnología e Innovación, que puede tardar entre uno y tres meses si se cumplen todos
los requisitos.
Por todo ese proceso pasó la hondureña Nelly
Bonilla, de 28 años. Ella labora en la Maternidad
de Carapungo, en el norte de Quito, desde enero del 2015. Su especialidad es la
Medicina Familiar.
En su país,
señala, es más
complicado lograr especializaciones en las universidades públicas. De ahí que
su aspiración es trabajar unos cinco años y luego estudiar dermatología en la Universidad
Central del Ecuador.
Ella estudió medicina en la Escuela Latinoamericana de Medicina de Cuba.
Actualmente también colabora como representante de
promoción de salud y los fines de semana labora como encuestadora para el censo
del programa Cero Muertes Maternas.
Con su primer sueldo, Bonilla
envió remesas a su madre en Tegucigalpa. Pérez y Herrera también ayudaron
a sus parientes en Cuba.
Carlos Sánchez, en cambio,
aprovechó el dinero para traer a su esposa a Quito. Ahora también ayuda a otros
colegas que quieren arribar a Ecuador.
Los galenos seleccionados para
trabajar en el país tienen sueldos desde USD 986
hasta 2 967, según la formación y la experiencia. Reciben viáticos
por residencia adicional de entre USD 595 y 935 en función
del cargo, por máximo dos años.