domingo, 24 de febrero de 2019

1800 recién nacidos mueren cada año en el Ecuador: son 5 al día




Una incubadora de transporte para recién nacidos en la puerta de Emergencia del Hospital Vicente Corral Moscoso de la ciudad de Cuenca

Kenny, de 25 años de edad, dice que tenía un flujo menstrual normal cuando se enteró que ya tenía seis semanas de embarazo. “Incluso me sometí a una ecografía, no sabía que estaba en estado”, afirma.

Ahí un doctor particular le dijo que tendría gemelos (serían niñas). Desde entonces el embarazo se complicó. “Tuve náuseas, vómitos, un sangrado masivo”. Eran anuncios de lo que vendría: una de sus gemelas murió el 28 de diciembre pasado a los 15 días de nacida.

Kenny no sabe si la causa fueron sus arduas jornadas de trabajo de doce horas como enfermera en las que permanecía de pie, cuenta. O la atención médica que recibió al inicio en el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), donde dice que un médico que la atendió le dijo que tenía una noticia positiva y otra negativa: “La buena es que aún siguen las bebés dentro de usted y la mala es que en cualquier momento las va a perder”, y que luego de eso la envió a la casa. Ante ello buscó atención privada.

Pero el reposo en casa que le prescribieron y las cuatro veces que estuvo internada por más de una semana no impidieron que el parto se adelantara. “A las 30 semanas de embarazo me hicieron la cesárea en el hospital Teodoro Maldonado Carbo (del IESS) porque una de mis hijas estaba sentada y la otra de cabeza. La que murió salió complicada con los pulmones, necesitó de intubación pero solo resistió quince días. Mi otra nena fue transferida al Hospital Roberto Gilbert de la Junta de Beneficencia de Guayaquil (JBG), salió mejor con los pulmones y no fue a incubadora”.

El resto es aún una historia con interrogantes. Que las niñas nacieron con una infección, le dijeron. ¿Pero cuál?, preguntaba ella. La respuesta llegó dos días antes de que muriera la niña, tenía la bacteria KPC (Klebsiella pneumoniae), un tipo de microorganismo que se contagia en entornos hospitalarios. Kenny y su otra gemela que logró sobrevivir también tenían la bacteria. Su duda es si la contrajo en su trabajo como enfermera o en el quirófano durante la cesárea. “La vesícula de la gemela que me queda no está bien desarrollada y solo se estaba alimentando con mi leche materna que se la daban en mínimas cantidades por sondas”.

El caso de las gemelas refleja la fragilidad ante los trastornos por prematurez, la tercera causa de mortalidad neonatal tras la dificultad respiratoria y la sepsis bacteriana, según el Ministerio de Salud Pública. El bajo peso al nacer, las malformaciones congénitas del corazón y la asfixia siguen como causas.

Especialistas indican que, si bien hay una disminución significativa de la tasa de mortalidad neonatal en Ecuador entre 1990 y 2014, desde este último año se registra un repunte. El número de muertes de neonatos por cada mil nacidos vivos pasó de 4,6 hace cinco años a 5,6 en 2017, último dato disponible en el INEC, el cual es provisional ya que no incluye las muertes registradas de forma tardía.

En 2014 murieron 1.554 neonatos en Ecuador. El número subió a 1.859 durante el 2017. El Ministerio de Salud Pública (MSP) indica, en respuestas enviadas vía email, que "el registro del número de defunciones neonatales mejora progresivamente en el país lo que puede contribuir a un aumento del número de casos y, por lo tanto, a un aumento de la tasa de mortalidad neonatal, situación que ocurre en cualquier parte del mundo cuando mejoran las notificaciones de datos como los nacimientos y defunciones".

Patricia Pinto, neonatóloga del Omni Hospital, dice que la mayor parte de estas muertes están asociadas a la prematurez que se evidencia cuando nacen entre las 34 y 37 semanas o menos. A ello se suman los neonatos que nacen con bajo peso.

En el hospital Alfredo Paulson de la JBG nacieron 9.821 bebés durante 2018 de los que el 25% (2.462) tenía menos de 2.500 gramos de peso y el 1,1% (117) nació muerto, es decir, eran mortinatos. A estos últimos no se los incluye en las cifras de la mortalidad neonatal.

Cecilia Massache, jefa de Neonatología del Hospital de Niños Roberto Gilbert de la JBG, considera que un control prenatal óptimo puede reducir el riesgo de muerte de los neonatos. “Una embarazada, mínimo debería tener ocho controles previos, pero generalmente van una vez o dos veces y de allí ya no acuden a las citas”.

Hay otras patologías que se asocian al bajo peso, dice Massache, como la hipertensión que se presenta durante el embarazo, la falta de nutrición adecuada de la madre y el consumo de drogas de las embarazadas. “Otra cosa que ha ido en aumento en los últimos años por la cantidad de casos que hemos visto es el consumo de sustancias ilícitas”, dice.

Algunas malformaciones están asociadas a la drogadicción. En estos casos las embarazadas por lo general no admiten ante el médico que son adictas, pero luego tras los exámenes se determina que sí lo son.

Luis Eguiguren, pediatra y catedrádico de la Universidad San Francisco de Quito, afirma que las drogas alteran la circulación sanguínea. “La cocaína produce espasmos en los vasos sanguíneos que en algunos casos pueden llegar a cerrarse completamente, pueden causar crisis de hipertensión que, a su vez, causan afectaciones tanto a la madre como al bebé que está dentro del útero”, indica.

La principal causa de muerte en el hospital Roberto Gilbert es la sepsis bacteriana asociada a infecciones maternas no tratadas. “Las embarazadas deberían atender todas las infecciones de vías urinarias, cuando tengan flujo leucorrea (secreción genital producida por la inflamación de la membrana mucosa del útero y la vagina) deberían ir inmediatamente a su médico, porque de ello va a depender que el embarazo no venga antes de tiempo”, dice.

La clave es tener un buen control prenatal que diagnostique los posibles problemas, concuerdan las especialistas. “Cuando estos embarazos son de alto riesgo no pueden ser atendidos en cualquier lugar, tienen que ir a un centro de nivel terciario con una terapia intensiva capaz de hacer que el niño sobreviva”, agrega Massache.

Kenny retornó a su hogar con la gemela sobreviviente el martes pasado: “A pesar de todo, la experiencia de ser mamá es única y si Dios me permite procrear de nuevo sería después de un tiempo prudente, no dudaría en volver a ser mamá”.


viernes, 15 de febrero de 2019

En pleno siglo XXI mueren muchos más niños y niñas que soldados


Niños sirios jugando en un tanque destruido al sur de la ciudad de Kobani el 22 de junio del 2018

Nunca en los últimos 20 años ha habido tantos niños y niñas viviendo en áreas afectadas por los conflictos armados. Millones de niños en el mundo se han convertido en un objetivo de guerra en los conflictos armados. Uno de cada 5 menores en el mundo vive en zonas de guerra, es decir aproximadamente 420 millones de niños.

Los 10 países con conflictos armados en los que la infancia ha sido más castigada son: Afganistán, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Irak, Mali, Nigeria, Somalia, Sudán del Sur, Siria y Yemen. En estos países, durante el periodo 2013-2017, al menos 870.000 personas han muerto por las consecuencias indirectas de la guerra. Estas consecuencias son: desnutrición, falta de agua, enfermedades,  falta de saneamiento y atención sanitaria. En concreto, se calcula que más de 550.000 de esas muertes eran de menores de 5 años y estos niños y niñas murieron por causas totalmente evitables ya que, debido a bloqueos humanitarios, los alimentos y medicamentos más esenciales no llegan y se bombardean escuelas y hospitales.

En este intervalo, el número de soldados fallecidos fue de 175.000 lo que, frente al más de medio millón de niños asesinados, significa que mueren muchos más niños que soldados. En definitiva, se trata de una guerra contra la infancia.

El número total de violaciones graves contra los niños durante los conflictos armados, denunciadas por Naciones Unidas, se ha triplicado desde el año 2010 llegando a la cifra más alta de la historia: 25.000 solo en el 2017.

Durante un conflicto armado se llegan a cometer 6 violaciones graves contra los derechos de la infancia:
  1. El secuestro.
  2. El asesinato y la mutilación.
  3. El reclutamieno y la utilización de los niños y niñas como soldados.
  4. Los ataques a centros educativos y hospitales.
  5. La denegación de acceso a la asistencia humanitaria como objeto de guerra y presión.
  6. La violencia sexual, especialmente contra las niñas, las más vulnerables en estos países en conflicto.
Estos niños viven ataques por parte de grupos armados y fuerzas militares que desprecian las leyes y tratados internacionales, mientras los líderes mundiales miran para otro lado. También se bloquea la ayuda humanitaria como arma de guerra.

En Yemen, más de 85.000 niños han muerto de hambre. No podemos guardar silencio mientras estos crímenes contra la infancia se están cometiendo en este momento con total impunidad.

Los países que venden armas y equipos militares a las distintas partes de los conflictos bélicos deben ser conscientes de que existen grandes probabilidades de que esas armas y equipos sean utilizados en ataques deliberados contra niños y que éstos (cuando sobreviven) lo hacen en condiciones miserables y peligrosas teniendo que huir del conflicto y terminando en tiendas de campaña endebles o en edificios a medio construir sin ventanas ni puertas.

Los casos de anemia y desnutrición también son comunes, debido a que los niños y las mujeres embarazadas no tienen acceso a alimentos nutritivos.

En años anteriores, en Siria, los niños más pequeños murieron congelados en los campamentos de desplazados. Este invierno, con 1,5 millones de personas que fueron desplazadas, en el último año y con la escasez de refugio, mantas y combustible para calefacción, los riesgos serán aún mayores.

"Los niños con desnutrición y los más pequeños son particularmente vulnerables a las enfermedades y dolencias de este clima", explica Sonia Khush, directora de Save the Children en Siria.

En los centros de salud que cuentan con el apoyo de Save the Children en el área, a menudo, se ven enfermedades que aparecen por las condiciones de vida insalubres y de hacinamiento, como infecciones de oídos, ojos y vías respiratorias.

La posibilidad de aprender y enseñar se ha vuelto imposible en muchos países en guerra, sobre todo para las niñas. Las escuelas, los hospitales y otros lugares que deberían ser espacios de protección y desarrollo de la infancia se han transformado en objetos de ataque. "Es impactante ver que en pleno siglo XXI se esté produciendo un retroceso en los estándares éticos y morales más básicos: la infancia y los civiles nunca pueden ser un objetivo de guerra", señala Helle Thorning-Schmidt, directora de Save the Children International.


FUENTE: https://www.savethechildren.es/actualidad/no-la-guerra-contra-la-infancia


miércoles, 13 de febrero de 2019

La nueva (y no probada) moda de los pulpitos en la NEO






Reproduzco este divertido, pero real, comentario respecto a esta nueva moda:

Los Pulpitos


Por  Jose Mª Lloreda

Los pulpitos están de moda, y ahora han llegado a las unidades de Neonatología (su lugar natural, claro). No hay nadie que no quiera hacerse una foto con los pulpitos, especialmente si tienes un cargo en el hospital, porque vende mucho cualquier cosa asociada a la ñoñería.

Y esta lo es.

Esto es políticamente incorrectísimo, pero alguien tendrá que decirlo.

A lo mejor la humanización de la Medicina era meter un pulpito en la incubadora. Quizás el vídeo promocional que viste donde dicen que el bebé se extuba menos porque se agarra más al tentáculo del pulpo (creyendo que es el cordón umbilical) para ti sea creíble, pero no deja de ser una suposición, un poco inocente, y llena de buenismo.

Dentro del útero, al menos de la especie humana, no hay pulpitos. Hay una placenta y un cordón, que como mucho se parece a una medusa.  Es posible que un pulpito de ganchillo sirva para quedarnos contentos y que aumente nuestra sensación de protección, de que hemos hecho algo. El rito implica una acción. Y esta es genial, hay de varios colores. El ritual y la magia asociada al objeto hacen mucho. Un talismán. Un amuleto. Un fetiche.

Muchas de las cosas que se están diciendo de los pulpitos son simplemente mentiras, porque no están demostradas. Son buenas intenciones. Al menos fuera de Dinamarca.

Ahora resulta que los prematuros necesitan pulpitos de ganchillo para salir adelante. No eran los corticoides prenatales, el magnesio prenatal, el surfactante, la ventilación sincronizada, la leche materna, no. Eran los pulpitos de ganchillo la pieza que ni Avery, ni Silverman ni otros genios habían previsto.

Es cierto que la solidaridad del ganchillo hay que reconocerla. De hecho, hay asociaciones de padres y madres, verdaderos lobbys parecidos a mafias, que exigen su uso. Exigen que exista la solidaridad del ganchillo. Y muchos les hacen caso para que luego les inviten a dar charlas, para que a su vez haya más afiliados y así se cierra un círculo vicioso donde lo que más se aumenta es el ego de las personas y el poder. Es así (habrá excepciones también claro).

Es decir, no permitimos meter juguetes en las incubadoras y ahora hay que meter un pulpo porque le han dado mucho al “like” del video de Facebook. Porque está de moda.  Porque estamos deslumbrados por los colores. Porque estamos un poco atontados.

Pocos han contado el estudio ese donde los juguetes de las UCIS estaban llenos de bacterias. Muchos padres desconfían de los tratamientos que se dan, pero creen ciegamente en el pulpo y la creencia de que no se extuban.

Entre el canguro (de eficacia demostrada), los pulpos, las bacterias, y los nombres de las cunas e incubadoras (Panda, Jirafa), uno no sabe si está de guardia o es un capítulo de Frank de la Jungla.

Habrá que tener cuidado con las cosas que hacemos y que permitimos sin base. No sea como cuando se usaba anilina para grabar el nombre de los pañales de los bebés y se murieron porque la anilina se absorbía y era tóxica. Pero qué bonitos quedaban con los nombres puestos en el pañal, que cuqui. O como cuando el NIDCAP o el DHA se vio que no eran lo eficaces que nos habían vendido.

Vendido, esa es la palabra.

Hace poco un compañero hizo una revisión sobre extubaciones en neonatos y no encontró ningún estudio sobre los pulpos. Es cuestión de tiempo, saldrán, porque basta que uno quiera concluir eso para que un estudio de opiniones te diga que sí, que estamos todos más contentos.

Pero no es cuestión de opiniones, sino de hechos. Y de estudios que no estén financiados por el Crochet Institute of Ganchillo.

La solidaridad está bien, pero al menos por aquí, los pulpitos se venden, y se pagan. Ya han intentado meterlos en el hospital, “porque los prematuros mejoran”. Así, sin anestesia. Y también se los han ofrecido a padres, pagando, claro. Regalemos pulpitos y cuando todos los quieran los vendemos. Creemos la necesidad, luego se venderán solos. Quizás existen asociaciones donde no sea así, pero yo las he visto de pago.

Me parece una ñoñería más, aunque sean gratis. Quizás en Galicia sea un localismo con sentido. Pero no en todos los lugares. Creo que es un negocio como los chinitos de la suerte, de la misma eficacia. pero que vende mucho de cara a publicitarlo. Y a publicitarse uno mismo. Por esto tendrá mucho éxito, seguro.

Dentro de poco sacarán la versión “pro” que llevará incorporado el hilo musical (dado que dice la tele también que hay que ponerles música incluso antes del parto) y es posible que uno de los brazos del pulpo estimule al bebé cuando haga una apnea, ya que tiene 8, y si la tecnología lo permite, que le de masaje cardíaco. Le sobran brazos.

Esa es la única ventaja en poner un pulpo que veo, porque podrían usarse otros animales, como un narval (tiene un colmillo que se puede abrazar), la pata de un flamenco, o una serpiente (también son muy abrazables).  Por no hablar de un tubo digestivo, que es más fisiológico o incluso de un cordón de ganchillo, de cara a que se abracen a lo más parecido que hacían dentro. O cualquier otro órgano alargado y que de gusto cogerlo: el prematuro no se entera de qué representa.

La mejor solución sería comprar medusas, una por unidad. Con los tentáculos tan largos que tienen, que a veces miden más de 20 metros, podría despacharse una unidad de neonatología entera.

Yo veo negocio ahí.

A lo mejor es menos fotografiable conocer las demandas verdaderas de los prematuros y sus familias. Tener acceso 24 horas al día de forma real a las unidades. También por la noche, de forma real, no mandarlos a casa “para que descansen”.  A lo mejor dar facilidades para que la madre pueda estar todo el día con el bebé, para hacer el método canguro y ofrecerle la teta todo el rato. Eso sí que sería lo mejor para engancharse, una buena teta de su madre.

A lo mejor sería menos fotografiable obligar por ley a que cualquier hospital de referencia tuviera un Banco de Leche Materna Donada para poder atender grandes prematuros, y que no dependiera de si los pediatras y dirección de turno crean o no en eso, o que les gusten más otros temas, temas que les den para ser más conocidos. A lo mejor no hay vídeos donde digan que la leche materna es un derecho del prematuro, y es más importante que un pulpito; que la mortalidad es mayor en niños que toman sucedáneos de leche. Que los niños prematuros que no toman leche materna se mueren más o tienen más secuelas. No, para decir que hay provincias enteras sin disponer de leche para prematuros que por lo que sea sus madres no tienen leche, para eso no se hacen fotos los cargos intermedios ni nadie.

A lo mejor nadie viene a hacerse una foto con los niños a los que no se les da fisioterapia o rehabilitación porque los centros de atención temprana están colapsados. Espero que el pulpito, con uno de sus brazos, sepa hacerlo. Tiene 8.

O una foto con esas madres que quieren donar leche, pero no pueden llevarla al hospital porque no se pueden desplazar a él o tienen serias dificultades para hacerlo. Si un 0.1% del dinero que se gasta en otros temas, como fomentar que los familiares acepten la donación de órganos de sus familiares fallecidos, se gastase por ejemplo en fomentar la donación de leche materna, irían a tu casa a recogértela.

Tampoco creo que quieran hacerse fotos con los niños que no van bien y que tienen problemas de dependencia, por sordera, ceguera, parálisis cerebral, etcétera y que no tienen ayudas de dependencia, y que precisan pagar su rehabilitación. Ni con aquellos que precisen en cuidador para que la familia puede tirar hacia adelante. Ni con los hospitales donde pese a tener 30 partos al día y UCIS de 30 puestos, hay solamente 1 neonatólogo de guardia, o una enfermera para 10 niños.  Espero que los pulpos también ayuden.

¿Quieres ayudar a los recién nacidos prematuros? Dona leche materna y deja de vender pulpitos de ganchillo.

Los prematuros son algo más que una cursilería, no se salvan con pulpitos ni con peluches. Dejémonos de infantilizar nuestro comportamiento. Dejemos de infantilizar la Pediatría.