sábado, 24 de octubre de 2020

En América Latina, el esfuerzo en la lucha contra la poliomielitis valió la pena

 

 

Aquí se describe la historia de cómo fue posible vencer una enfermedad que sólo en 1975 causó la parálisis de casi 6.000 niños en la región y que en 1988 paralizaba en el mundo a unos 1.000 niños cada día.

 

Roger Zapata, ahora de 72 años, aún trabaja como médico especializado en niños en Lima, todavía recuerda vívidamente como arriesgaba su vida recorriendo el país en busca de casos de polio y es quien aparece en una célebre foto llevando de la mano a un niño, Luis Fermín Tenorio Cortez, que camina con grandes dificultades.

 

Armando Waak, uno de los fotógrafos que cubría la campaña de erradicación para la OPS, captó la famosa imagen en la que también aparece la abuela adoptiva del niño y que fue tomada en 1991 en Pichanaki, un pueblo del departamento de Junín, en la región de la Selva Central peruana registrando un hito: Tenorio Cortez, hoy con 32 años, fue la última víctima de poliovirus salvaje en todo el continente americano.

 

Seguir la pista al virus en pleno conflicto con Sendero Luminoso, uno de los grupos subversivos más violentos de Sudamérica, requirió inmensa determinación y coraje.

 

"Cada vez que salíamos a la carretera sentíamos temor". "Había muchos movimientos subversivos. Colocaban los cadáveres a la orilla de la carretera, los apilaban y les ponían estacas y un cartelito que decía que los habían matado por soplones". "Los movimientos subversivos atacaban los centros de salud, hacían volar puentes... Nunca supimos qué pasó con algunos trabajadores de la salud", relató Zapata.

 

En esa década el Club Rotary, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), gobiernos y otras entidades impulsaron campañas masivas de vacunación en territorio americano. En Perú, el Rotary, liderado por Gustavo Gross, recaudó millones de dólares y movilizó unos 4.000 voluntarios para el programa de inmunización. Zapata trabajaba entonces en el Ministerio de Salud del Perú e integraba uno de los equipos contratados por la OPS con un objetivo clave: "Teníamos la misión de investigar todo aquel caso que olía a polio; ir a sitios muy difíciles, encontrar al niño, examinarlo y ver si era o no la enfermedad". "Si era polio, eso nos decía que el virus circulaba en la zona. Pero encontrábamos muchos casos que no eran, como algunos casos de retardo mental".

 

En agosto de 1991, Zapata viajó a Pichanaki para confirmar un posible caso de polio. "Cuando lo vimos, Luis Fermín tenía aproximadamente dos años y cuatro meses. Tenía dificultades motoras en ambos miembros". "Según nos contó su mamá adoptiva, el niño había sido abandonado cuando era bebé". El pediatra recuerda el encuentro con el niño como "emotivo".

 

En 2018, para un reportaje de la Fundación de Naciones Unidas, la periodista canadiense Christine McNab organizó un reencuentro entre médico y paciente en Pichanaki en el que visitaron a Joaquín Delgado, uno de los enfermeros que hace tres décadas estuvo a cargo de la vacunación en el pueblo. Delgado, quien aún trabaja como enfermero en Pichanaki, recuerda que Tenorio Cortez recibió la primera de las tres dosis necesarias de la vacuna oral. Pero cuando los vacunadores volvieron a la vivienda para la segunda dosis, su mamá adoptiva tuvo miedo y no permitió que entraran. En medio del conflicto armado, recordó Delgado, "había mucha desconfianza".

 

Tras el diagnóstico, el niño recibió ayuda de miembros del Rotary y en especial de Gustavo Gross, quienes lo llevaron a Lima y se hicieron cargo de su educación. Tenorio Cortez pasó unos 15 años en la capital antes de regresar a Pichanaki y sigue contando con el amparo y el cariño de Gross y los rotarios. "Al Sr. Gross lo quiero como un padre, como el padre que nunca tuve", le dijo a BBC Mundo.

 

Su madre adoptiva falleció hace cuatro años. Tenorio Cortez trabaja ahora en una tienda local y sueña con tener algún día "un pequeño negocio de gaseosas y comida". "A mí lo que me gusta es cocinar. La comida peruana es la más rica a nivel mundial".

 

Luis Fermín recuerda con nostalgia su niñez, cuando no sentía como ahora el peso de la polio. "Cuando uno es niño no le da tanta importancia, piensa en jugar. De adulto es diferente". "Desde hace unos años me duele el pie cuando camino. Me canso, no puedo caminar correctamente ni correr, y eso me incomoda". "Me fastidia no poder hacer lo que hacen otras personas".

 

El misterio de Pichanaki

 

Antes de que el niño fuera diagnosticado, no había habido indicios de la circulación del virus en Pichanaki. ¿Cómo había llegado, entonces, el virus hasta allí?

 

El caso de Tenorio Cortez llevó a los investigadores a poner el foco en la zona central del país y eso permitió hallar la respuesta al enigma: hasta allí llegaban familias enteras desde el norte para la cosecha de café. "En una oportunidad estábamos en la provincia de Chanchamayo (en el departamento de Junín) y llegó a nuestros oídos que en la madrugada llegaban muchos camiones con gente. Fuimos (a comprobarlo) entre las dos y las tres de la mañana y, efectivamente, llegaron camiones", relató el Dr. Zapata.

 

Una encuesta improvisada por Zapata y sus colegas reveló que la mayor parte de la gente venía de zonas cafetaleras del norte del país. "Venían familias completas con niños y el asunto era económico, porque a cada uno le pagaban por lata llena de cosecha del café y los niños participaban ayudando. Les pagaban un cuarto o media lata según su capacidad". "Tenían una modalidad de trabajo que hacía que no fuera fácil captarlos para la vacunación, porque llegaban en horas de la madrugada y se dispersaban inmediatamente al interior de los cafetales". "Se decidió entonces hacer una vacunación que se llamó barrido sanitario, que comprendió a todos los distritos de la zona norte y centro del país. Ya después de eso nunca más tuvimos casos. Creo que dimos en el clavo".

 

El barrido sanitario requirió un tremendo esfuerzo de trabajadores de la salud, maestras y voluntarios. Joaquín Delgado relató a Christine McNab que había que caminar todo un día para llegar a algunas comunidades. "A veces perdíamos los zapatos en el barro y seguíamos descalzos", recordó el enfermero.

 

Para Zapata, el diagnóstico de Tenorio Cortez fue clave para erradicar la polio en Perú. "Creo que al final Luis Fermín, lamentablemente con un costo muy alto para su persona, nos permitió terminar con las vacunaciones, nos hizo reflexionar más sobre el comportamiento del virus y darnos cuenta de qué estaba ocurriendo".

 

"La polio todavía es un desafío"

 

En 1994 América fue la primera región en el mundo en ser certificada libre de polio. Pero la enfermedad sigue paralizando niños.

 

El poliovirus salvaje (el que circula en el medio ambiente en forma natural) tiene tres cepas. La tipo 2 fue declarada erradicada a nivel global en 2015 y la tipo 3 en octubre de 2019. La tipo 1, sin embargo, sigue circulando en dos países: Afganistán y Pakistán.

 

"La situación de la polio en el mundo es todavía un desafío", le señaló a BBC Mundo Angela Gentile, infectóloga pediatra, directora del Departamento de Epidemiología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez en Buenos Aires y miembro de la Comisión Regional de Certificación de Erradicación de la Polio de la OPS. "Todavía estamos con el desafío de la erradicación del poliovirus salvaje 1. Pero aparte de esto, lo más desafiante es la aparición de los poliovirus derivados de la vacuna".

 

Hay dos tipos de vacuna contra la polio: la oral, que usa un virus atenuado, y la inyectable, que usa un virus inactivado. En casos muy poco frecuentes y bajo ciertas condiciones, el virus de la vacuna oral puede mutar, adquirir virulencia y causar parálisis. "Nosotros decimos que la vacuna oral, que es muy fácil de administrar, nos permitió llegar hasta acá", afirmó Gentile. "Pero lentamente se vio que para lograr el objetivo de la erradicación había que también poner en el horizonte el cambio de vacuna y reemplazar la vacuna oral por la vacuna inactivada".

 

¿Qué siente hoy Tenorio Cortez al verse a sí mismo en aquella imagen?

 

"Hay que erradicarla para que nunca más haya polio en el mundo. Hay que vacunar a todos los niños", le afirmó a BBC Mundo. "Es una enfermedad horrible que no se la deseo a nadie".

 

A Zapata se le vienen "muchas cosas" a la mente al ver la foto. "Veo el gran espíritu de sacrificio de nuestros talentos humanos que en aquel entonces demostraron realmente su valía", afirmó. "Llegaron a sitios increíbles, pasaban los ríos, caminándose las trochas o senderos de los cerros que cuando llovía se volvían muy, muy resbalosos". "Además, hubo una comunión de ideas. Todos participamos, el gobierno, la OPS, Unicef, el Rotary".

 

La lucha contra la polio permitió crear estrategias de vacunación que ayudaron a combatir otras enfermedades, como el tétanos, la tos ferina, la fiebre amarilla o el sarampión.

 

Para el pediatra, la foto de 1991 simboliza una lección que debe comunicarse a jóvenes en escuelas de salud pública en toda América Latina. "A pesar de las circunstancias tan difíciles, es posible hacer las cosas cuando hay convicción de hacerlas". "Es la mayor satisfacción de mi vida profesional, haber sido parte de un equipo que realmente mostró muchas cosas buenas para lograr todo esto", le subrayó Zapata a BBC Mundo. "Yo le digo a mi familia: hoy en día ya no veo tantas muletas por ahí, veo menos niños con ese tipo de problemas. Valió la pena el esfuerzo".

 

FUENTE:  https://www.bbc.com/mundo/noticias-54647450

 

jueves, 8 de octubre de 2020

Una tragedia olvidada: en el mundo, aproximadamente cada 16 segundos ocurre un mortinato

 

Una mujer de Mattru Jong,  distrito de Bonthe, al sur de Sierra Leona, duerme después de dar a luz a un bebé muerto en su casa después de 10 horas de trabajo de parto; fue llevada al hospital para la extracción de emergencia de una placenta retenida. De ocho embarazos, tiene cuatro hijos sobrevivientes (© UNICEF/UNI85572/Asselin)

 

Globalmente, cada año, cerca de 2 millones de bebés nacen muertos. Esta situación va mucho más allá de la pérdida de vidas. Los costos psicológicos, como la depresión materna, son profundos, sin mencionar las consecuencias financieras para los padres y las repercusiones económicas a largo plazo para la sociedad. Aunque el impacto en las familias, y más especialmente en las mujeres, son severos y duraderos, el estigma y los tabúes esconden las penurias de los mortinatos, incluso en países de altos ingresos. Aún así, esta mortandad sigue siendo un tema olvidado. Los mortinatos están en gran parte ausentes en el seguimiento de datos en todo el mundo, lo que oculta la verdadera extensión del problema. Son invisibles en las políticas y programas y están subfinanciados de las áreas que requieren intervención. Por ejemplo, no había metas específicas para la muerte fetal intrauterina en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y aún no figuran en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

 

Un problema de salud pública creciente

Durante los últimos veinte años, los avances en la reducción de la tasa de mortinatos no se han mantenido a la par de los logros para salvar la vida de las madres o de los recién nacidos en los primeros 28 días de vida. En las dos primeras décadas de este siglo, la tasa anual de reducción de la tasa de mortinatos fue solo del 2,3%, en comparación con una reducción del 2,9% en la mortalidad neonatal y del 4,3% entre los niños de 1 a 59 meses. Mientras tanto, entre 2000 y 2017, la mortalidad materna disminuyó en un 2,9 %.

 

Los datos disponibles demuestran que los mortinatos son un problema de salud mundial cada vez más crítico. En el año 2000, la relación entre número de mortinatos/número de muertes de menores de 5 años fue de 0,30; para 2019, había aumentado a 0,38. En el África subsahariana, el número de mortinatos está aumentando: de 0,77 millones en el 2000 a 0,82 millones en el 2019, ya que el crecimiento del total de nacimientos superó la disminución de la tasa de mortinatos de la región. Sorprendentemente, en algunos países de ingresos altos, a pesar de tener niveles muy bajos de mortalidad neonatal, se producen más mortinatos que muertes de recién nacidos que, en algunos casos, incluso superan el número de muertes infantiles.

 

El lento progreso en la prevención de mortinatos significa que las pérdidas han sido enormes. En las últimas dos décadas, el mundo sufrió un total de 48 millones de mortinatos. Si continúan las tendencias actuales, se producirán otros 20 millones de mortinatos antes de 2030, lo que ejercerá una inmensa e injusta presión sobre las mujeres, las familias y la sociedad.


Pérdidas evitables


¿Por qué estamos perdiendo tantos bebés antes de que respiren por primera vez? ¿Por qué es tan lento el progreso en la reducción de la tasa de mortinatos? Hay una variedad de razones: ausencia o mala calidad de atención durante el embarazo y el parto; falta de inversión en intervenciones preventivas y personal sanitario; reconocimiento social inadecuado de la muerte fetal como una carga para las familias; desafíos de medición e importantes lagunas de datos; ausencia de liderazgo mundial y nacional; y, falta de metas globales establecidas, como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

 

En vista de que más del 40% de todos los mortinatos ocurren durante el trabajo de parto esto hace que estas muertes sean aún más trágicas ya que la mayoría podría haberse evitado con mejor control y atención de alta calidad y con acceso oportuno a atención obstétrica de emergencia cuando sea necesario tanto antes del parto como al nacer.

 

Una llamada a la acción


Por fin, la comunidad sanitaria reconoce la urgente necesidad de prevenir la muerte fetal y, así,  el tema se ha convertido en parte esencial de las iniciativas y objetivos mundiales de supervivencia infantil.

 

La Estrategia Global de Naciones Unidas para la salud de mujeres, niños y adolescentes (2016-2030) incluye ya la muerte fetal intrauterina para “Poner fin a las muertes prevenibles de la madre, el recién nacido, el niño y la adolescente y la muerte fetal intrauterina”, e insta a que se dé prioridad a la muerte fetal.

 

El Plan de Acción para Cada Recién Nacido (ENAP, por sus siglas en inglés), respaldado por 194 Estados Miembros de la OMS, pide que cada país logre una tasa de 12 mortinatos o menos por cada 1,000 nacimientos para 2030 y que reduzca las brechas de equidad, particularmente en países que ya han cumplido el objetivo de muerte fetal.

 

La tasa de mortinatos es un indicador sensible de la calidad de la atención durante el embarazo y el parto y señala la fortaleza de un sistema de salud. Las organizaciones internacionales, los gobiernos y otros socios deben actuar urgentemente para evitar las muertes por mortinatos y garantizar que todas las mujeres reciban apoyo durante el embarazo y parto de parte de proveedores de atención médica capacitados. Las partes interesadas pueden exigir atención médica para todos para cumplir la promesa de cobertura médica universal y ayudar a mantener con vida a todos los niños.

 

La necesidad de datos de alta calidad, el registro y recuento oportunos y precisos de los mortinatos es esencial para comprender la escala y la distribución geográfica del problema y trabajar para resolverlo desarrollando y evaluando estrategias nacionales específicas. Sin esos datos, no se puede demostrar la eficacia de las iniciativas políticas, privando a los ciudadanos de la información que se necesita para defender mejores políticas sociales y de salud y proteger a las familias. Sin embargo, muchos países no cuentan con un sistema de información de gestión de la salud o con un sistema de estadísticas vitales de registro civil para recopilar estos datos; en otros entornos, los mortinatos están excluidos del registro de rutina a pesar de que los sistemas funcionan. Si bien las encuestas de hogares brindan información importante sobre mortalidad infantil, la mayoría padece importantes problemas de calidad de los datos cuando se trata del nacimiento de un niño muerto. La omisión de eventos y la clasificación errónea entre mortinatos y muertes neonatales tempranas son comunes, lo que plantea desafíos para una medición precisa. Además, la definición de muerte fetal varía según los entornos y con el tiempo, lo que limita la comparabilidad de los datos. Se necesitan medidas para mejorar la precisión de los datos de mortinatos en todos los entornos. La escasa disponibilidad y calidad éstos requiere un trabajo metodológico innovador para comprender el panorama global de los mortinatos.

 

La tragedia pasada por alto de los mortinatos requiere atención urgente. Para prevenir la muerte fetal, necesitamos evidencias que permitan respondernos: ¿Dónde ocurren los mortinatos? ¿Dónde se ha avanzado? ¿Qué países deben acelerar el progreso? ¿Qué se debe hacer para detener esta innecesaria pérdida de vidas? Delinear la imagen de la carga global de mortinatos, puede sugerir el camino a seguir.

 

FUENTE: https://data.unicef.org/resources/a-neglected-tragedy-stillbirth-estimates-report/