Un día normal en la UCIN en el Hospital Arco Iris
de La Paz en Bolivia (que trabaja desde el 23 de octubre del 2001) es un
contraste con la experiencia promedio de las UCINs estadounidenses. Esta unidad
de 16 camas es, sin dudas, una de las estrellas del Hospital y un centro muy
respetado para el cuidado de recién nacidos enfermos en toda La Paz. Se
administra excepcionalmente bien bajo la dirección del Dr. Bedrigal, jefe del
personal pediátrico. Lo que distingue a esta unidad es que cada cambio de turno
determinado es dirigido por un equipo de una enfermera y una enfermera
auxiliar. Estas dos cuidan de toda la carga de los pacientes, incluyendo a tres
recién nacidos en ventilación mecánica. No cuentan con un terapeuta
respiratorio en el personal, así que cuando los médicos no están
presentes, cualquier intubación es realizada por la propia enfermera de turno.
Ana María, la enfermera encargada de la UCIN,
hace un trabajo excepcional manejando este desafío. Ella trabaja con esta
inmensa carga de trabajo con tranquilidad, confianza y competencia
incuestionable. Su cuidado compasivo y completo para cada recién nacido le ha
ganado la admiración y el respeto de los médicos y el personal del Hospital.
Cada recién nacido trae un conjunto de desafíos individuales. Recientemente, un
bebé nació con un soplo de corazón audible. La condición estuvo sin ser detectada
en el útero debido a la falta de atención prenatal. El desafío, después de su
nacimiento, fue encontrar un cardiólogo ya que en todo el país de Bolivia sólo
existen tres cardiólogos pediátricos; por ese tiempo, uno sufría de un problema
de salud, otro estaba en África y el tercero no pudo ser localizado por el
personal.
De ese modo transcurre la atención neonatal en
ese Hospital, lidiando con las limitaciones mientras se lucha por brindar una atención
excelente.
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