Los mosquitos, las moscas, las garrapatas y los caracoles de agua dulce
pueden propagar patógenos que provocan enfermedades graves y la muerte.
Enfermedades como el paludismo, el dengue, la leishmaniasis y la fiebre
amarilla se pueden prevenir; aun así, afectan sobre todo a algunas de
las personas más pobres del mundo. Más de la mitad de la población
mundial corre el riesgo de contraer estas enfermedades. La protección es posible adoptando medidas sencillas como
dormir bajo mosquiteros de cama, llevar pantalones largos y camisas de
manga larga y usar repelentes de insectos.
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