Muhammad Modu, de 15 años y
desplazado interno de Malori, excava en el vertedero de un recinto cerrado
junto a la carretera principal que atraviesa Maiduguri, Nigeria, para buscar
artículos que puedan ser revendidos, el 24 de marzo de 2016. Muhammad tamiza a
través de la humeante basura bajo un sol aplastante. Después de dos o tres días
de este minucioso trabajo, Muhammad reúne material suficiente para vender por
unos 75 centavos de dólar.
Por Lola Hierro
Hay avances en la protección de
los menores, pero la inequidad crece. El informe 'El estado mundial de la
infancia en 2016' de Unicef alerta de que para 2030 otros 167 millones vivirán
en la pobreza
Escribe Kailash Satyarthi, premio
Nobel de la paz, que hace muchos años conoció en las estribaciones de la
cordillera del Himalaya a un niño trabajador, pequeño y flaco. Y le preguntó:
"¿Está el mundo tan pobre que no puede darme un juguete y un libro, en
lugar de obligarme a tomar un arma o una herramienta?". En otra ocasión,
una pequeña colombiana, ya madre, que había sido violada y utilizada como
esclava sexual, le hizo otra pregunta: "Nunca he tenido un sueño. ¿Podrá
mi hijo tener uno?". A las preguntas de ambos, habría que responder con un
no. No, porque el mundo no hace lo suficiente para que todos ellos puedan
aprender, jugar y crecer. Y habría que decirles además que, si continúan las
tendencias actuales, 69 millones de menores como ellos se morirán antes de
cumplir cinco años, otros 167 millones vivirán sumidos en la pobreza y 750
millones de mujeres se habrán casado siendo todavía niñas, todo de aquí a 2030,
año límite para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible que buscan que,
para esa fecha, el mundo sea menos desigual. Estos son las desoladoras cifras
que arroja el Estado Mundial de la Infancia 2016. Una oportunidad para cada
niño, el principal informe anual de Unicef que presenta hoy.
El informe señala que se han
logrado progresos considerables en la tarea de salvarles la vida, reducir la
pobreza y lograr que asistan a la escuela. Las tasas mundiales de mortalidad de
menores de cinco años se han reducido en más de la mitad desde 1990, los niños
y niñas asisten a la escuela primaria en igualdad en 129 países y el número de
personas que viven en la extrema pobreza en todo el mundo es casi la mitad que
en la década de 1990. Pero este progreso no ha sido uniforme ni justo. Los que
se encuentran en mayor situación de pobreza tienen el doble de probabilidades
que los más ricos de morir antes de cumplir cinco años y de sufrir desnutrición
crónica. Si comparamos Sierra Leona, país africano, con Reino Unido, europeo,
la diferencia se dispara: el crío del primero tiene hoy 30 veces más posibilidades
de morirse que el otro.
Así, Unicef advierte que el ritmo
del progreso en materia de salud y supervivencia infantil y materna podrá
aumentar o disminuir en función de las decisiones políticas que los gobernantes
tomen en los próximos años. Pero si las tendencias actuales no han cambiado
para 2030, además de los 69 millones de muertes —casi la mitad en África
subsahariana y una tercera parte en Asia meridional—, ocurrirá que más de la
mitad de los fallecimientos de menores de cinco años se producirán en cinco
países (India, Nigeria, Pakistán, República Democrática del Congo y Angola), y
que la tasa mundial de mortalidad materna será de unas 161 por cada 100.000
nacidos vivos.
El acceso a la educación también
es muy desigual. El informe revela que en la mayoría de los países menos de la
mitad de los menores asisten a programas de enseñanza para la primera infancia.
Cerca de 124 millones no pueden acceder a la escuela o finalizar su educación.
De ellos, unos 65 millones de adolescentes no llegan a completar el primer
ciclo de secundaria y otros 59 millones ni siquiera cursan la primaria. Más de
la mitad de estos últimos viven en África subsahariana, que es la región donde
se registran los peores datos. Es aquí donde por lo menos 247 millones de niños
(dos tercios del total) viven en medio de una pobreza multidimensional,
privados de lo necesario para sobrevivir.
Tampoco hay que olvidar quienes
ven su educación interrumpida por emergencias humanitarias y crisis
prolongadas: alrededor de 75 millones entre tres y 18 años de 35 países. De
ellos, 17 millones son refugiados o desplazados internos de países como Siria,
Yemen, Irak, República Democrática del Congo o Somalia, entre muchos ejemplos.
Si no se corrige la situación, en
2030 habrá más de 60 millones de niños no escolarizados y en los países menos
desarrollados las tasas de finalización de los estudios no pasarán del 76% en
el caso de la primaria y el 50% en caso de la secundaria. Una vía para cambiar
este sombrío pronóstico es invertir en los niños más vulnerables mediante
transferencias de efectivo, según el informe, que ayudan a los estudiantes a
mantenerse más tiempo en la escuela y alcanzar niveles de enseñanza
superiores. "Como promedio, cada
año adicional de educación que el niño recibe aumenta sus ingresos en
aproximadamente un 10% cuando se convierte en adulto. Y por cada año adicional
de escolaridad, las tasas de pobreza del país descienden en un 9%",
sostiene Unicef.
El drama del matrimonio infantil
El informe de Unicef no olvida a
los riesgos específicos que corren las niñas por el solo hecho de su género y,
en concreto, alerta del número alarmante de matrimonios prematuros, un fenómeno
que también influye en los patrones de mortalidad infantil. Los índices están
disminuyendo: mientras que el 48% de las mujeres de 45 a 49 años de edad se
casaron antes de cumplir los 18 años, la proporción entre las de 20 a 24 ha
bajado al 35%. Este descenso es muy lento, ya que cada año unos 15 millones de
niñas son casadas antes de cumplir los 18 años contra su voluntad y empiezan a
procrear demasiado pronto, cuando no están preparadas ni física ni
psicológicamente ni tienen, en muchas ocasiones, acceso a servicios de salud
reproductiva. De no lograr una mayor protección para ellas, en 2030 serán 750
millones las casadas antes de tiempo.
En todo el mundo, las niñas
novias tienen menos probabilidades que las adultas de recibir atención médica
durante el embarazo, y la falta de cuidados y el carecer de una madurez física
suficiente para dar a luz llevan a complicaciones durante el embarazo y el
parto que ya son la segunda causa de muerte de mujeres de entre 15 y 49 años.
Los bebés de las menores de 20 tienen 1,5 más posibilidades de morirse durante
sus primeros 28 días de vida que los hijos de las madres más mayores.
España bate récords de pobreza
infantil
En España, la tasa de riesgo de
pobreza de los niños batió records: pasó del 30% de 2014 al 34,4% en 2015. La
peor parte la llevan los hogares de migrantes con hijos pequeños, donde esta
cifra aumenta hasta el 60,3% de los nacidos en familias extranjeras, "un
dato que pone en evidencia las barreras de estos colectivos en el acceso a
derechos y servicios", denuncia la organización.
En educación los datos son poco
alentadores igualmente, pues en 2015 la tasa de abandono escolar fue del 20%,
muy por encima a la media europea del 11%. Un 24% de los niños deja los
estudios antes de tiempo frente al 15,8% de las chicas. Unicef recuerda así mismo
que ya en 2014, la inversión en educación se redujo en 5.000 millones de euros
anuales respecto a 2009, y la inversión en protección social de los niños y sus
familias en otros 2.700 millones de euros. A raíz de las recientes elecciones y
la próxima elección de un nuevo Gobierno para los próximos cuatro años, Unicef
aprovecha la ocasión para recordar su propuesta de alcanzar un Pacto de Estado
por la Infancia que incluya un incremento significativo de las inversiones en
infancia. "Instamos al nuevo Gobierno a concretar un plan para la
consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que incluya indicadores
de lucha contra la desigualdad y que se centre específicamente en llegar a los
niños más vulnerables de nuestro país".
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