Por Jessica Mouzo Quintáns
Nadie los recoge a la salida de la
escuela. Tampoco hay quien los espere en casa para darles la merienda. Son los
llamados niños de la llave, los menores que se quedan solos en casa por las
tardes porque sus padres trabajan. Portan la llave colgada al cuello porque son
ellos mismos los que tienen que abrir la puerta de su casa. Según la ONG Educo,
en España hay 580.000 niños de entre seis y 13 años que se quedan solos por las
tardes en verano, la época de mayor vulnerabilidad, según los expertos. Es un
66% más que en 2009. Y seguirá creciendo, advierte la directora de Educación y
Acción Social de Educo, Clarisa Giamello.
El tránsito de primaria a secundaria
(11-12 años) es el punto de inflexión, cuando los padres alegan que "son
mayores" y les entregan las llaves de casa, sostiene el informe Nativos de
la crisis: los niños de la llave, elaborado por Educo. Sin embargo, una
encuesta de la misma organización humanitaria advierte de que la horquilla de
edades de los niños de la llave es mucho más amplia: se estima que el verano
pasado en España había más de medio millón de niños de la llave de entre seis y
13 años.
El motivo, matizan en Educo, no es
necesariamente desamparo o una negligencia, sino la imposibilidad de conciliar
la vida laboral y personal de los padres. "Las razones de esta situación
pasan por una situación económica y laboral de precariedad con prácticamente
nulo soporte familiar y social", reza el informe. En España hay unos 2,2
millones de hogares con niños a cargo que están en riesgo de pobreza. Citando
un estudio de Unicef, Educo recoge que el 16,1% de los hogares con niños a cargo
y personas adultas con trabajo están en riesgo de pobreza. Trabajar ya no es
garantía para combatir la precariedad.
"La escasez no es solo de recursos económicos, sino además de
tiempo en las relaciones de apoyo, tanto familiares como sociales", apunta
el estudio de Educo. Según su investigación, el 77% de los hogares de
trabajadores pobres dicen no haber recibido ayudas durante 2016.
Los niños desayunan solos, pasan las
tardes solos e incluso puede que cenen solos. Una situación que expone a los
menores a unos riesgos y hábitos de vida de los que ya alertan los expertos.
Desde el consumo de alcohol y otras drogas, que aparece entre los 11 y 13 años, hasta los problemas de
alimentación, pues no hay quién controle lo que comen y los médicos advierten
de que la comida más calórica es más barata y está al alcance de sus manos.
"Pasa buena parte del tiempo ocupados en pantallas, expuestos a la
publicidad y a todos los contenidos sin filtro de la televisión", añade el
informe.
El problema se intensifica durante la
temporada estival. Según Educo, el 58% de los hogares de trabajadores pobres
con hijos de entre 3 y 16 años, a pesar de tener unos ingresos económicos, no
pueden irse de vacaciones ni una semana al año. "No se van de vacaciones
en familia, pero los padres tampoco pueden pagar unos campamentos de verano a
sus hijos, donde estos niños estarían jugando con otros, contando con personas
adultas para su cuidado. Además, se les aseguraría al menos una comida al día
completa y sana”, sostiene Giamello. De hecho, el 61% de los niños y niñas que
viven en hogares de trabajadores pobres no pudieron ir de campamentos el verano
pasado ni realizar ningún tipo de actividad similar. El principal motivo que
alegan los padres es que "supone un gasto que en estos momentos no podemos
asumir".
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