Manifestantes pidiendo una oportunidad para Charlie Gard
Los padres de Charlie
El bebé Charlie
Gard será desconectado de su soporte vital y no podrá celebrar su primer
cumpleaños este 4 de agosto.
Sus padres, Chris Gard y Connie Yates, han librado una dura batalla legal de cinco meses
contra el Hospital Great Ormond Street de Londres, cuyos médicos sostuvieron
desde un principio que no había cura posible para su hijo. Lo que hoy muchos se
preguntan es qué habría pasado si el Hospital hubiese dejado marchar a Charlie
hace cinco meses, cuando aún podría haber tenido una posibilidad, por mínima
que fuera.
Los últimos
escáneres realizados a Charlie mostraron que el niño padece daños irreversibles
en el cerebro y sufre atrofia muscular severa. El doctor Hirano, el neurólogo
de Nueva York que se había ofrecido a curar a Charlie, ha certificado que ya no
existe tratamiento que pueda curarlo. En el tribunal, Grant Armstrong, que
representa a los padres de Charlie, ha expresado con claridad la posición de
los padres: “Lo mejor para Charlie es no seguir el tratamiento”.
Fuera de una de las
salas de los Reales Tribunales de Justicia en el Strand londinense inicialmente se respiraba optimismo en la decisión del juez y varias decenas de personas del “Ejército de Charlie” y de CitizenGO y
HazteOir.org, las plataformas que han recogido más de 550 mil firmas en
diferentes países de Europa y de América pidiendo una oportunidad para Charlie, estuvieron desde primera hora de la mañana congregados, coreando consignas en
favor de Charlie, cantando canciones y haciendo tocar el cláxon a los vehículos
que pasaban.
Pero el
ambiente se enfrió de golpe cuando se filtró lo que ocurría en el
interior de la sala. La desesperación ha llevado a muchos a comenzar a gritar
“¡vergüenza, vergüenza!” contra el hospital, contra el juez, incluso contra las
decenas de medios de comunicación presentes, a los que han acusado de no
defender desde un principio la causa de los padres.
El bebé pasará
sus últimos momentos con vida en un hospital especializado en enfermos
terminales, a la espera de que sus padres y los médicos que le tratan acuerden
el plan de cuidados paliativos para él, según el dictamen emitido este
miércoles.
En una
audiencia celebrada en el Tribunal Superior de Londres, el magistrado Nicholas
Francis determinó que los padres del bebé, Chris Gard y Connie Yates, y el
hospital Great Ormond Street, donde el bebé está ingresado, tendrán de plazo
hasta este jueves al mediodía para decidir cuál será el programa de cuidados
que recibirá el pequeño y cuánto tiempo le queda de vida.
La familia
de Charlie, un bebé de 11 meses aquejado de una rara enfermedad que le ha
dejado en estado terminal, había pedido que se les concediera una semana junto
a su hijo antes de dejarle morir y su abogado, Grant Armstrong, dijo que ha
encontrado a un médico para cuidar al bebé en sus últimos momentos. No
obstante, ese doctor ha resultado ser médico de familia y no el especialista en
cuidados intensivos de pediatría, que el citado hospital considera
"esencial" para dar la atención adecuada que precisa Charlie en ese
último tramo.
El juez
confía en que, pese a las diferencias, ambas partes lograrán alcanzar un
acuerdo sobre el plan de cuidados al niño antes del 27 de julio del 2017 pues,
de lo contrario, el bebé será igualmente trasladado y se pondrá fin a su
tratamiento paliativo poco después.
Los padres
de Charlie solicitaron esta semana a la justicia que su hijo pudiera salir del
hospital y así fallecer en casa, tras abandonar su lucha legal de los últimos
meses para poder someterle a una terapia experimental en Estados Unidos. Los
médicos veían inviable esa opción por motivos prácticos y abogaban por un
centro especializado en enfermos terminales, alternativa finalmente aceptada
por la pareja.
Durante la
audiencia se evidenciaron diferencias entre el equipo legal de los padres de
Charlie y los médicos del hospital londinense sobre el plan de atención médica
para los momentos finales del niño. Charlie padece el síndrome de depleción de
ADN mitocondrial, un extraño desorden que inhabilita la capacidad del cuerpo de
dar energía a los músculos y, según el citado centro médico de Londres, su
calidad de vida no mejoraría con la terapia experimental.
“Mamá y papá te quieren mucho
Charlie, siempre te han querido y siempre te querrán. Sentimos tanto no haberte podido salvar…
Dulces sueños, bebé. Duerme tranquilo, nuestro pequeño muchacho hermoso.
Charlie Matthew William Gard. Nuestro héroe”.
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