1. La infección natural es mejor
que la vacunación: FALSO
Aunque la protección natural que
generan algunas enfermedades puede durar toda la vida, la infección natural
conlleva mucho más riesgo para la salud que la vacunación. Algunas infecciones
pueden llegar a ser mortales, o predisponer para otras infecciones secundarias
más graves. Por ejemplo, la varicela puede favorecer una superinfección
posterior por Streptococcus, Haemophilus influenzae tipo b (Hib) puede causar
retraso mental, la rubéola provoca defectos congénitos, el virus de la
hepatitis B puede causar cáncer del hígado y el sarampión la muerte.
2. Las vacunas no son necesarias,
las mejores condiciones higiénicas y de alimentación harán desaparecer las
enfermedades: FALSO
Las enfermedades contra las que
podemos vacunar volverían a aparecer si se interrumpieran los programas de
vacunación. Aunque la mejor higiene, el lavado de las manos, el agua potable y
una sana alimentación contribuyen a protegernos contra las enfermedades
infecciosas, muchas infecciones se pueden propagar independientemente de la
higiene que mantengamos. Si no hubiera vacunas muchas enfermedades infecciosas
que se han reducido hasta un 90% reaparecerían rápidamente.
3. Las enfermedades prevenibles
mediante vacunación están casi erradicadas en mi país, por lo tanto no hay
motivos para que me vacune: FALSO
Es verdad que actualmente muchas
de las enfermedades prevenibles mediante vacunación son poco comunes en muchos
países, pero los agentes infecciosos que las provocan siguen circulando en
algunas partes del mundo. Los patógenos no conocen fronteras y no saben si
están en Cataluña, La Rioja o Andalucía. En un mundo globalizado, esos agentes
pueden atravesar las fronteras geográficas e infectar a cualquier persona que
no esté protegida. Hay dos motivos fundamentales para vacunarse: protegernos a
nosotros mismos y proteger a quienes nos rodean. Gracias al efecto “rebaño”,
vacunándonos nosotros interrumpimos la cadena de transmisión del patógeno y
protegemos a los más débiles que no podemos vacunar, los niños, los enfermos y
los ancianos. La vacunación es una muestra de solidaridad con los más débiles.
Las vacunas evitan las epidemias.
4. La vacuna
sarampión/paperas/rubéola (SPR) causa autismo: FALSO
El artículo de 1998 que relacionó
esta vacuna con el autismo solo incluyó 12 casos y nunca se han podido
confirmar esos datos. De hecho, se demostró que los datos de la publicación
habían sido sesgados, y la revista tomó la decisión de retirar y retractarse de
lo publicado. Se han evaluado y revisado más de 20.000 artículos relacionados
con esta vacuna y más de 14 millones de casos de niños vacunados y no hay
ningún indicio de que esta vacuna tenga alguna relación con el autismo.
5. El timerosal de las vacunas
causa autismo: FALSO
El timerosal es el etilmercurio,
un derivado del mercurio de muy baja toxicidad que ha sido empleado como
conservante en algunas vacunas desde los años 30, para prevenir el crecimiento
de microorganismos que las puedan contaminar. No es lo mismo que el
metilmercurio. La baja toxicidad del timerosal se puso en evidencia tras su
utilización como sustancia para el tratamiento de la meningitis durante una
fuerte epidemia ocurrida en EE.UU. en 1929, cuando todavía no había
antibióticos. El timerosal no funcionó como método curativo de la meningitis,
pero ya entonces quedó clara su inocuidad en dosis 10.000 veces superior a la
que contenían las vacunas. Múltiples estudios epidemiológicos han demostrado
que no hay ninguna asociación entre el timerosal y el autismo u otros
trastornos neurológicos. A pesar de las pruebas científicas, el debate público
en torno al timerosal, ha promocionado el uso de vacunas sin timerosal. Hoy,
solo algunas vacunas contra la gripe emplean timerosal.
6. El aluminio de las vacunas es
peligroso: FALSO
El aluminio se emplea como
adyuvante en muchas vacunas para mejorar las respuesta inmune. Sin embargo, la
cantidad de aluminio en las vacunas es mínima comparada con la cantidad que
encontramos en otros productos de consumo diario: un bebe está expuesto a más
aluminio en la leche materna o de biberón que con las vacunas. Una dosis normal
de antiácidos puede contener 1.000 veces más aluminio que una vacuna. Además,
la mayor parte del aluminio que ingresa en el organismo es eliminado
rápidamente. Aproximadamente la mitad se elimina por la orina o la bilis en
menos de 24 horas y más de tres cuartas partes se elimina en menos de dos
semanas.
7. El actual calendario vacunal
no es sano: FALSO
El calendario vacunal se diseña
para proteger a los niños contra las enfermedades infecciosas a las que son más
vulnerables. Retrasar las vacunas aumenta el tiempo en el que el niño está
expuesto a los patógenos y es susceptible de enfermar. Recibir las vacunas a
tiempo no afecta el desarrollo neuronal de los niños y no aumenta la
posibilidad de desarrollar autismo, ni tiene que ver con el síndrome de muerte
súbita del lactante.
8. Recibir muchas vacunas al
mismo tiempo puede sobrecargar al sistema inmune: FALSO
La administración simultánea de
varias vacunas no conlleva ningún efecto secundario sobre el sistema
inmunitario del niño. La cantidad de antígeno que se administra en las vacunas
es mínima comparada con la que se encuentra un niño cada día. El sistema inmune
es tan sofisticado que podría responder a más de 10.000 vacunas al mismo
tiempo. Aunque el número de vacunas que recibe un niño ha aumentado en los
últimos años, las nuevas vacunas se diseñan de forma que la cantidad total de
antígeno ha disminuido.
9. Las vacunas son solo para los
niños: FALSO
Las vacunas también están
indicadas en la edad adulta. Para algunas enfermedades la protección no dura
toda la vida y debemos recibir una dosis de “recuerdo” para volver a estimular
nuestro sistema inmune. Otros patógenos nos pueden afectar más y dar más
complicaciones en la edad adulta como el virus de la gripe, el tétanos, el
herpes o la enfermedad neumocócica, que puede causar meningitis o neumonía
incluso mortal. Con la edad nuestras defensas también se debilitan y si hay
otra enfermedad previa, las vacunas pueden evitar complicaciones.
10. La vacuna de la gripe no
funciona, muchas personas vacunadas agarran una gripe: FALSO
Ninguna vacuna es 100% efectiva,
pues siempre hay un pequeño porcentaje de personas vacunadas que, por razones
individuales, no desarrollan inmunidad a pesar de la vacunación. Sin embargo,
ese porcentaje es menor del 15%. La vacuna de la gripe no protege contra el
catarro, y muchas personas confunden la gripe con el catarro. Cada año pueden
morir en el mundo más de 200.000 personas por complicaciones asociadas a la
gripe, y muchas de ellas se podrían evitar con la vacuna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario