Los primeros datos publicados por la Organización
Mundial de la Salud sobre la vigilancia de la resistencia a los antibióticos
indican que los niveles de resistencia a algunas infecciones bacterianas graves
son elevados tanto en los países de ingresos altos como en los de ingresos
bajos.
El nuevo Sistema Mundial de Vigilancia de la
Resistencia a los Antimicrobianos de la Organización, denominado GLASS por sus
siglas en inglés, ha revelado la presencia generalizada de resistencia a los antibióticos
en muestras de 500.000 personas de 22 países en las que se sospechaban
infecciones bacterianas.
Las bacterias resistentes más frecuentes eran Escherichia
coli, Klebsiella pneumoniae, Staphylococcus aureus y Streptococcus pneumoniae,
seguidas de Salmonella spp. El
Sistema no incluye datos sobre las resistencias de Mycobacterium
tuberculosis (el bacilo que causa la tuberculosis), del que la OMS
hace un seguimiento desde 1994 y del que publica actualizaciones anuales en su
Informe Mundial sobre la Tuberculosis.
En los pacientes en los que se sospechó una infección
sanguínea, se observó una amplia variación entre países en la proporción de los
que presentaban resistencias bacterianas al menos a uno de los antibióticos más
utilizados, desde un 0% hasta un 82%. La resistencia a la penicilina, el
fármaco utilizado durante décadas en todo el mundo para tratar la neumonía,
osciló entre un 0% y un 51% en los países estudiados. Además entre un 8% y un
65% de las muestras de E. coli, una bacteria que causa infecciones de las vías
urinarias, presentaban resistencia al ciprofloxacino, un antibiótico utilizado
habitualmente para tratar estas infecciones.
El Dr. Marc Sprenger, Director de la Secretaría para
la Resistencia a los Antimicrobianos de la OMS, señala que «el informe confirma
la grave situación que representa la resistencia a los antibióticos en todo el
mundo».
El Dr. Sprenger explica que «estamos comprobando que
algunas de las infecciones más frecuentes y peligrosas son farmacorresistentes.
Lo que resulta más preocupante es que estos patógenos no respetan las fronteras
nacionales. Por esta razón, la OMS anima a todos los países a establecer buenos
sistemas de vigilancia para detectar la farmacorresistencia, que pueden
proporcionar datos al sistema mundial».
El Sistema Mundial de Vigilancia de la Resistencia a
los Antimicrobianos de la OMS incluye actualmente a 52 países (25 de ingresos
altos, 20 de ingresos medianos y siete de ingresos bajos). Para este primer
informe, 40 países proporcionaron información sobre sus sistemas nacionales de
vigilancia y 22 países facilitaron también datos sobre sus niveles de
resistencia a los antibióticos.
La Dra. Carmem Pessoa-Silva, coordinadora de este
nuevo sistema en la OMS, explica que «el informe es un primer paso fundamental
para mejorar nuestro conocimiento del alcance de la resistencia a los
antibióticos. Esta vigilancia está todavía en ciernes, pero es indispensable
desarrollarla si queremos anticiparnos y atajar una de las mayores amenazas
para la salud pública mundial».
Los datos presentados en este primer informe GLASS
varían mucho tanto en calidad como en integralidad. Algunos países encuentran
problemas importantes para establecer su sistema nacional de vigilancia, entre
ellos la falta de personal, presupuestos e infraestructuras.
Sin embargo, la OMS está ayudando a muchos países a
poner en marcha sus sistemas nacionales de vigilancia de la resistencia a los
antimicrobianos con el fin de obtener datos útiles y fiables. El Sistema GLASS
está ayudando a armonizar la recogida de datos en todos los países con el fin
de trazar un panorama más completo sobre los patrones y las tendencias de la
resistencia a los antimicrobianos.
Durante muchos años, los sólidos programas de
vigilancia de la resistencia a los antimicrobianos para la tuberculosis, la
infección por el VIH y el paludismo han ayudado a estimar la morbimortalidad
por estas enfermedades, planificar los servicios de diagnóstico y tratamiento,
conocer la eficacia de las intervenciones efectuadas y determinar pautas
eficaces de tratamiento para frenar las resistencias y evitar que aparezcan en
el futuro. Se espera que el sistema GLASS funcione de modo similar para la
vigilancia de las bacterias patógenas más habituales.
La utilización del sistema GLASS ya está impulsando
avances en muchos países. Por ejemplo, en Kenya ha servido para impulsar el
establecimiento del sistema nacional de lucha contra la resistencia a los
antimicrobianos; Túnez, por su parte, ha empezado a compilar datos sobre la
resistencia a los antimicrobianos a nivel nacional; la República de Corea ha
modificado por completo su sistema nacional de vigilancia para armonizarlo con
la metodología GLASS, lo cual le ha permitido facilitar datos muy completos y
de altísima calidad, y países como el Afganistán y Camboya, que presentan
importantes problemas estructurales, se han incorporado al sistema y están
utilizando el marco GLASS para reforzar su capacidad de vigilancia de estas
resistencias. En general, la participación de los países en el sistema GLASS se
considera una muestra del compromiso político creciente con los esfuerzos
realizados en todo el mundo para controlar la resistencia a los
antimicrobianos.
La necesidad de establecer un sistema mundial de
vigilancia se puso de manifiesto en el informe mundial de la OMS sobre la
vigilancia de la resistencia a los antimicrobianos de 2014.
En octubre de 2015, la OMS puso en marcha el Sistema
Mundial de Vigilancia de la Resistencia a los Antimicrobianos, denominado GLASS
por sus siglas en inglés. Para ello, trabajó estrechamente con sus centros
colaboradores y con las redes existentes de vigilancia de esta resistencia, y
se basó en su propia experiencia con otros programas de vigilancia. Ejemplos de
ellos son el sistema de vigilancia de la farmacorresistencia a los medicamentos
antituberculosos, que se viene aplicando en 188 países durante los últimos 24
años, y el sistema de vigilancia de las resistencias a los fármacos utilizados
para tratar la infección por el VIH, que se puso en marcha en 2005. En 2017,
este sistema había recibido datos sobre pretratamiento y resistencias adquiridas
de más de 50 países, utilizando métodos de encuesta normalizados.
Cualquier país puede integrarse en el sistema GLASS,
con independencia del grado de desarrollo de su sistema nacional de vigilancia
de la resistencia a los antimicrobianos. En cualquier caso, se recomienda a los
países que empleen los indicadores y normas de vigilancia gradualmente,
teniendo en cuenta los recursos de que disponen y las prioridades nacionales.
Más adelante, se añadirá al sistema GLASS información
de otros sistemas de vigilancia relacionados con la resistencia a los
antimicrobianos en el ser humano, como los de la cadena alimentaria, el control
del consumo de antimicrobianos y los proyectos de vigilancia específica, entre
otros. El objetivo es impulsar y reforzar el enfoque multisectorial de «Una
salud» para luchar contra la resistencia a los antimicrobianos en ser humano,
los animales, los alimentos y el medio ambiente.
Todos los datos registrados en el sistema GLASS están
disponibles gratuitamente en línea y se actualizarán periódicamente.
El Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de
la OMS, ha insistido en su propósito de hacer de la resistencia a los
antimicrobianos una de las máximas prioridades de la Organización, y para ello
ha reunido a expertos en la materia en el nuevo grupo orgánico Iniciativas
Estratégicas.
FUENTES:
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