Por Pablo Izquierdo Pinos
Los colegios médicos del pasado no eran un dechado de virtudes, mas hubo
profesionales valiosos dirigiéndolos. Lograron ser parte de temas
ligados al desarrollo y defensa de sus afiliados. Pero la no
obligatoriedad de la colegiatura aupó a un grupo de amigos que
desvalorizaron el Colegio Médico y ahuyentaron a los jóvenes doctores.
Eternizados rotan como vocales, secretarios, vicepresidentes y
presidentes, saltan a la Federación Médica Ecuatoriana para
“figuretear”. Pichincha, un referente.
Enredados en una larga e inútil disputa entre colegios y Federación Médica, dedican su tiempo a prorrogarse en sus puestos y ser funcionales al poder. Con un discurso ambiguo y complaciente respecto al Código Orgánico de la Salud, recitan el mismo sonsonete en los medios. Espacio de representatividad médica, manejado como un simple “gremio”, un “sindicato”, trampolín politiquero para elecciones, por si alguien los llama.
Acuden al Ministerio y Carondelet como comensales y salen, llenos de promesas. Ya van dos años dialogando. En la Asamblea Nacional son nombrados “asambleístas por un día” de la Comisión de Salud. Observadores impasibles de corrupción, nepotismo, tráfico de influencias, abusos y desafueros en sus propios hospitales, callan no sabemos si por miedo o conveniencia. ¿Propuestas?
Los Colegios Médicos no defienden a los médicos, peor a los pacientes. Si lo hicieran reclamarían por el recorte presupuestario en salud, las condiciones precarias de atención en horarios y lugares inadecuados, los postgrados, los becarios, la carrera sanitaria, las remuneraciones congeladas, los concursos, nombramientos y la inestabilidad laboral. La mala praxis también existe. No por un falso espíritu de cuerpo, hay que proteger al ignorante o al audaz que ve en la medicina un vil negocio.
Se terminó con el juicio crítico de la academia, las sociedades científicas y los foros de profesionales. Fueron reemplazados por oportunistas noveleros que cuando hablan de salud dan vergüenza ajena. Hecho que fue aprovechado por jóvenes millennials conectados al cable pero desconectados de la realidad. Peor no podíamos estar.
Enredados en una larga e inútil disputa entre colegios y Federación Médica, dedican su tiempo a prorrogarse en sus puestos y ser funcionales al poder. Con un discurso ambiguo y complaciente respecto al Código Orgánico de la Salud, recitan el mismo sonsonete en los medios. Espacio de representatividad médica, manejado como un simple “gremio”, un “sindicato”, trampolín politiquero para elecciones, por si alguien los llama.
Acuden al Ministerio y Carondelet como comensales y salen, llenos de promesas. Ya van dos años dialogando. En la Asamblea Nacional son nombrados “asambleístas por un día” de la Comisión de Salud. Observadores impasibles de corrupción, nepotismo, tráfico de influencias, abusos y desafueros en sus propios hospitales, callan no sabemos si por miedo o conveniencia. ¿Propuestas?
Los Colegios Médicos no defienden a los médicos, peor a los pacientes. Si lo hicieran reclamarían por el recorte presupuestario en salud, las condiciones precarias de atención en horarios y lugares inadecuados, los postgrados, los becarios, la carrera sanitaria, las remuneraciones congeladas, los concursos, nombramientos y la inestabilidad laboral. La mala praxis también existe. No por un falso espíritu de cuerpo, hay que proteger al ignorante o al audaz que ve en la medicina un vil negocio.
Se terminó con el juicio crítico de la academia, las sociedades científicas y los foros de profesionales. Fueron reemplazados por oportunistas noveleros que cuando hablan de salud dan vergüenza ajena. Hecho que fue aprovechado por jóvenes millennials conectados al cable pero desconectados de la realidad. Peor no podíamos estar.
Réplica del Colegio de Médicos de Pichincha
Ante
el tergiversado, infundado, malintencionado y descontextualizado
comentario ('Pobres médicos', 11 de octubre de 2018) de autoría de Pablo
Izquierdo Pinos, a la opinión pública debo manifestar:
Los
Colegios profesionales sufrieron cambios radicales en los últimos años y
sin lugar a dudas quienes tomamos la posta en la dirección gremial a
valiosos profesionales que nos dirigieron durante décadas pasadas,
enfrentamos una arremetida de los enemigos de la democracia y del
gremialismo los que encaramados en el Gobierno nacional contaron con
Felipillos para debilitar las organizaciones, dividirlas y por último
desaparecer la organización de los médicos del país.
Comensales
en el palacio, los Felipillos lograron la no obligatoriedad de la
colegiatura como paso para que en Provincias desaparezcan los gremios
legítimos y dar paso a “nuevas organizaciones” obsecuentes al poder.
Después de
este golpe nos levantamos como el ave fénix y con la firme participación
de la clase médica logramos sostener y fortalecer la Federación Médica
Ecuatoriana y los Colegios. Miles de médicos en el país dijeron no al
tirano y a sus sirvientes, pues dimos una dura batalla por el Código
Orgánico Integral penal y fuimos el primer sector social en movilizarse
multitudinariamente en contra de las pretensiones de Carondelet. Una
prioridad fue y es proteger al gremio de la influencia del oportunismo y
corrupción generada por las esferas del poder, para los cual
desarrollamos la más amplia democracia interna, en grandes asambleas
llegamos a consensos, proyectamos la defensa del gremio y sus afiliados,
más allá de nombres tenemos una hoja de ruta para resolver los
problemas que aquejan a la clase médica.
Somos
protagonismos en la defensa de las grandes y pequeñas causas de nuestros
agremiados, creemos en el diálogo y en los consensos como mecanismos
para lograr objetivos, por lo que participamos en la elaboración del
texto para segundo debate de Código Orgánico de la Salud y por lo tanto
nos compete comunicar al país los avances y las dificultadas de este
cuerpo legal, esto no ha impedido nuestra oportuna acción en la defensa
de los intereses de los colegas, es el caso del Dr. Carlos López,
afectados por el Decreto 813, condiciones de trabajo, Postgradistas,
Prestadores de Servicios, concursos, salarios, entre otras demandas
particulares, casi todas ellas impulsadas en la época correísta en que
nuestros detractores fungían de Asesores de Gobierno.
Sin duda
hay muchas batallas que tendremos que dar y con orgullo de lo logrado,
de haber conducido la resistencia al período de mayor ataque al gremio,
podemos afirmar que miles de jóvenes profesionales de la medicina están
dispuestos a tomar la posta de las luchas y defensa de los médicos del
país, a no permitir que oportunistas y charlatanes vendan el honor y la
dignidad de los médicos ecuatorianos. En consecuencia por las
consideraciones expuestas y por el respeto que merecen los médicos
afiliados al Colegio de Médicos de Pichincha y los médicos a nivel
nacional, ejerciendo al derecho a la réplica que me asiste en calidad de
Presidente del Colegio de Médicos de Pichincha, solicito a Usted, Señor
Director, la publicación completa de esta carga en las condiciones
obligatorias establecidas, esto es, en el mismo espacio, página y
sección dentro del plazo de setenta y dos horas, en concordancia con el
Artículo 20 relativo a la responsabilidad ulterior de los medios de
comunicación.
Dr. Víctor Manuel Álvarez Chávez
Presidente Colegio de Médicos de Pichincha
FUENTE: correo masivo del Colegio de Médicos de Pichincha
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