Por Angel Canales y Graham Kates
Carlos Hernández Vásquez
sobrevivió a un viaje de más de 1,000 millas desde su casa en Guatemala a los
Estados Unidos sin sus padres. Luego, un patrullero de la frontera de EE. UU. capturó
al joven de 16 años el 13 de mayo del 2019 y una semana más tarde murió bajo custodia
estadounidense.
Hernández Vásquez, el sexto
niño en morir luego de ser detenido por la Patrulla Fronteriza, había cruzado
la frontera entre México y Estados Unidos cerca de Hidalgo, Texas, el 13 de
mayo y fue trasladado a un centro de procesamiento en la cercana ciudad de
McAllen, según un funcionario de la Patrulla Fronteriza que informó a los
miembros de la prensa el lunes. Allí, adultos y niños están alojados juntos en
una cerca de alambre.
Por ley, los niños migrantes no
acompañados que se encuentran bajo la custodia del Departamento de Seguridad
Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) pueden permanecer en esas
instalaciones hasta 72 horas antes de ser entregados a la Oficina de
Reasentamiento de Refugiados (ORR), que supervisa refugios especializados en el
cuidado de niños migrantes. Pero tres días después de que Hernández Vásquez fue
trasladado a las instalaciones de McAllen, las dos agencias federales apenas
habían comenzado a procesar su transferencia, según el funcionario de la
Patrulla Fronteriza.
Mark Weber, un portavoz del
Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU., que opera la ORR, dijo
que hay raras excepciones a la regla de las 72 horas, que una minoría de casos
excede las 72 horas y que tales casos "generalmente involucran
circunstancias excepcionales, como problemas de salud exclusivos del niño o
la ubicación de un grupo de hermanos para garantizar que permanezcan
juntos".
En el caso de Hernández Vásquez,
pasaron otros tres días después de que las autoridades comenzaran a procesar su
transferencia, según el funcionario, quien dijo que el niño fue examinado para
verificar su bienestar durante su tiempo en custodia. Pero los funcionarios no
han dicho si determinaron que el niño estaba enfermo antes de que éste les
dijese que no se sentía bien el domingo, un día antes de su muerte y seis días
después de su detención.
Según Peter Schey, abogado
principal de un equipo que supervisa el Acuerdo de Flores, un acuerdo judicial
que rige el tratamiento de los menores migrantes en custodia federal, la ORR
pudo haber estado mejor posicionada que el DHS para brindar atención al niño, realizar
una evaluación médica más integral y brindar la atención médica necesaria a los
menores detenidos.
Según el funcionario, una enfermera
concluyó el domingo que Hernández Vásquez tenía influenza y le recetaron Theraflu. En ese momento, las autoridades querían separarlo de
otros migrantes que vivían y dormían en lugares cerrados y fue conducido a una estación
de la Patrulla Fronteriza en Weslaco, Texas, a unos 20 minutos.
Cuando Hernández Vásquez llegó a
Weslaco, la ORR había determinado que lo llevarían a su refugio más grande del país,
en Homestead, Florida, pero luego optó por otra instalación más cercana:
Southwest Key Casa Padre en Brownsville, Texas. El funcionario de la Patrulla
Fronteriza dijo que se hizo el cambio porque las autoridades no querían que el
adolescente enfermo volara a otro estado.
No está claro qué tratamiento
recibió el niño en la estación de Weslaco durante la noche. El lunes por la
mañana, alguien realizó una evaluación de su bienestar y no está claro si se detectó
alguna alarma. Una hora más tarde, se realizó otro chequeo y esta vez se
determinó que el niño no respondía, dijo el funcionario. Los funcionarios
médicos no pudieron resucitarlo.
La noticia de la muerte de
Hernández Vásquez provocó recriminaciones inmediatas de los defensores y
funcionarios públicos.
"La gran insuficiencia de
los llamados 'chequeos de asistencia social' es claramente obvia", dijo el
senador Jeff Merkley, demócrata por Oregon, un crítico frecuente de las
agencias de control de inmigración del gobierno federal. "Quiero ver
planes específicos de la administración para proporcionar verdaderos controles
médicos, incluido el control de signos vitales, de todos los niños que quedan
bajo la custodia de nuestro gobierno. Necesitamos urgencia y necesitamos
respuestas, no excusas".
En una declaración a CBS News, el
consulado de Guatemala pidió una investigación sobre la muerte del niño.
"El gobierno guatemalteco
lamenta la muerte de este niño guatemalteco, presenta sus condolencias a la
familia e insta a las autoridades de los EE. UU. a que se pronuncien con
urgencia sobre la causa de la muerte y deduzcan las responsabilidades que
merecen el caso", dijo el consulado.
El Inspector General del
Departamento de Seguridad Nacional debe investigar todas las muertes bajo la
custodia de la agencia, y está tomando la iniciativa en este caso, dijo un
funcionario del FBI a CBS News. El FBI y la policía local también están
involucrados en la investigación.
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