jueves, 8 de octubre de 2020

Una tragedia olvidada: en el mundo, aproximadamente cada 16 segundos ocurre un mortinato

 

Una mujer de Mattru Jong,  distrito de Bonthe, al sur de Sierra Leona, duerme después de dar a luz a un bebé muerto en su casa después de 10 horas de trabajo de parto; fue llevada al hospital para la extracción de emergencia de una placenta retenida. De ocho embarazos, tiene cuatro hijos sobrevivientes (© UNICEF/UNI85572/Asselin)

 

Globalmente, cada año, cerca de 2 millones de bebés nacen muertos. Esta situación va mucho más allá de la pérdida de vidas. Los costos psicológicos, como la depresión materna, son profundos, sin mencionar las consecuencias financieras para los padres y las repercusiones económicas a largo plazo para la sociedad. Aunque el impacto en las familias, y más especialmente en las mujeres, son severos y duraderos, el estigma y los tabúes esconden las penurias de los mortinatos, incluso en países de altos ingresos. Aún así, esta mortandad sigue siendo un tema olvidado. Los mortinatos están en gran parte ausentes en el seguimiento de datos en todo el mundo, lo que oculta la verdadera extensión del problema. Son invisibles en las políticas y programas y están subfinanciados de las áreas que requieren intervención. Por ejemplo, no había metas específicas para la muerte fetal intrauterina en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y aún no figuran en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

 

Un problema de salud pública creciente

Durante los últimos veinte años, los avances en la reducción de la tasa de mortinatos no se han mantenido a la par de los logros para salvar la vida de las madres o de los recién nacidos en los primeros 28 días de vida. En las dos primeras décadas de este siglo, la tasa anual de reducción de la tasa de mortinatos fue solo del 2,3%, en comparación con una reducción del 2,9% en la mortalidad neonatal y del 4,3% entre los niños de 1 a 59 meses. Mientras tanto, entre 2000 y 2017, la mortalidad materna disminuyó en un 2,9 %.

 

Los datos disponibles demuestran que los mortinatos son un problema de salud mundial cada vez más crítico. En el año 2000, la relación entre número de mortinatos/número de muertes de menores de 5 años fue de 0,30; para 2019, había aumentado a 0,38. En el África subsahariana, el número de mortinatos está aumentando: de 0,77 millones en el 2000 a 0,82 millones en el 2019, ya que el crecimiento del total de nacimientos superó la disminución de la tasa de mortinatos de la región. Sorprendentemente, en algunos países de ingresos altos, a pesar de tener niveles muy bajos de mortalidad neonatal, se producen más mortinatos que muertes de recién nacidos que, en algunos casos, incluso superan el número de muertes infantiles.

 

El lento progreso en la prevención de mortinatos significa que las pérdidas han sido enormes. En las últimas dos décadas, el mundo sufrió un total de 48 millones de mortinatos. Si continúan las tendencias actuales, se producirán otros 20 millones de mortinatos antes de 2030, lo que ejercerá una inmensa e injusta presión sobre las mujeres, las familias y la sociedad.


Pérdidas evitables


¿Por qué estamos perdiendo tantos bebés antes de que respiren por primera vez? ¿Por qué es tan lento el progreso en la reducción de la tasa de mortinatos? Hay una variedad de razones: ausencia o mala calidad de atención durante el embarazo y el parto; falta de inversión en intervenciones preventivas y personal sanitario; reconocimiento social inadecuado de la muerte fetal como una carga para las familias; desafíos de medición e importantes lagunas de datos; ausencia de liderazgo mundial y nacional; y, falta de metas globales establecidas, como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

 

En vista de que más del 40% de todos los mortinatos ocurren durante el trabajo de parto esto hace que estas muertes sean aún más trágicas ya que la mayoría podría haberse evitado con mejor control y atención de alta calidad y con acceso oportuno a atención obstétrica de emergencia cuando sea necesario tanto antes del parto como al nacer.

 

Una llamada a la acción


Por fin, la comunidad sanitaria reconoce la urgente necesidad de prevenir la muerte fetal y, así,  el tema se ha convertido en parte esencial de las iniciativas y objetivos mundiales de supervivencia infantil.

 

La Estrategia Global de Naciones Unidas para la salud de mujeres, niños y adolescentes (2016-2030) incluye ya la muerte fetal intrauterina para “Poner fin a las muertes prevenibles de la madre, el recién nacido, el niño y la adolescente y la muerte fetal intrauterina”, e insta a que se dé prioridad a la muerte fetal.

 

El Plan de Acción para Cada Recién Nacido (ENAP, por sus siglas en inglés), respaldado por 194 Estados Miembros de la OMS, pide que cada país logre una tasa de 12 mortinatos o menos por cada 1,000 nacimientos para 2030 y que reduzca las brechas de equidad, particularmente en países que ya han cumplido el objetivo de muerte fetal.

 

La tasa de mortinatos es un indicador sensible de la calidad de la atención durante el embarazo y el parto y señala la fortaleza de un sistema de salud. Las organizaciones internacionales, los gobiernos y otros socios deben actuar urgentemente para evitar las muertes por mortinatos y garantizar que todas las mujeres reciban apoyo durante el embarazo y parto de parte de proveedores de atención médica capacitados. Las partes interesadas pueden exigir atención médica para todos para cumplir la promesa de cobertura médica universal y ayudar a mantener con vida a todos los niños.

 

La necesidad de datos de alta calidad, el registro y recuento oportunos y precisos de los mortinatos es esencial para comprender la escala y la distribución geográfica del problema y trabajar para resolverlo desarrollando y evaluando estrategias nacionales específicas. Sin esos datos, no se puede demostrar la eficacia de las iniciativas políticas, privando a los ciudadanos de la información que se necesita para defender mejores políticas sociales y de salud y proteger a las familias. Sin embargo, muchos países no cuentan con un sistema de información de gestión de la salud o con un sistema de estadísticas vitales de registro civil para recopilar estos datos; en otros entornos, los mortinatos están excluidos del registro de rutina a pesar de que los sistemas funcionan. Si bien las encuestas de hogares brindan información importante sobre mortalidad infantil, la mayoría padece importantes problemas de calidad de los datos cuando se trata del nacimiento de un niño muerto. La omisión de eventos y la clasificación errónea entre mortinatos y muertes neonatales tempranas son comunes, lo que plantea desafíos para una medición precisa. Además, la definición de muerte fetal varía según los entornos y con el tiempo, lo que limita la comparabilidad de los datos. Se necesitan medidas para mejorar la precisión de los datos de mortinatos en todos los entornos. La escasa disponibilidad y calidad éstos requiere un trabajo metodológico innovador para comprender el panorama global de los mortinatos.

 

La tragedia pasada por alto de los mortinatos requiere atención urgente. Para prevenir la muerte fetal, necesitamos evidencias que permitan respondernos: ¿Dónde ocurren los mortinatos? ¿Dónde se ha avanzado? ¿Qué países deben acelerar el progreso? ¿Qué se debe hacer para detener esta innecesaria pérdida de vidas? Delinear la imagen de la carga global de mortinatos, puede sugerir el camino a seguir.

 

FUENTE: https://data.unicef.org/resources/a-neglected-tragedy-stillbirth-estimates-report/

 

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