Las negociaciones directas entre los proveedores de fármacos y el Estado empezaron en el Instituto Nacional de Compras Públicas (Incop). 166 ítems de medicinas se adjudicarán con esa fórmula, porque en la subasta inversa de medicamentos no existieron competidores o se rechazó a otros ofertantes.
Las negociaciones, sin embargo, han tenido observaciones, críticas y autocríticas de diversos sectores empresariales. Un representante de la industria nacional de farmacéuticos admitió que hace falta que se homologuen los procesos para que la producción local mejore sus estándares de calidad. Según el delegado, hay fármacos que difieren sustancialmente de una a otra empresa. Se trata de un esquema en el que deben intervenir el Estado y la empresa privada. Según los conocedores de estos procesos, en Colombia la homologación tomó tres años pero el resultado positivo es que ahora se investiga a las fábricas para controlar la calidad de sus productos.
Junto a esa lucha por la calidad está, también, el esfuerzo que deben hacer todos los sectores para rebajar los precios de algunos medicamentos para combatir el cáncer y ponerlos al alcance de todos los ciudadanos que los necesiten.
Por esa misma razón, a todos los actores vinculados a los procesos de adquisición de medicinas les corresponde velar por la efectividad y la excelencia de cada uno de los fármacos que se entregarán al público.
Es plausible, además, que el Estado ahorre millones de dólares gracias a las pujas de la subasta. Y si a esto se suma que las decisiones que toma el Incop son acertadas y justas, quienes saldrán ganando serán los usuarios y el país.
Por eso es tan importante que el Instituto, con la mayor transparencia, vigile detalladamente cada oferta, cada producto y cada precio.
Las negociaciones, sin embargo, han tenido observaciones, críticas y autocríticas de diversos sectores empresariales. Un representante de la industria nacional de farmacéuticos admitió que hace falta que se homologuen los procesos para que la producción local mejore sus estándares de calidad. Según el delegado, hay fármacos que difieren sustancialmente de una a otra empresa. Se trata de un esquema en el que deben intervenir el Estado y la empresa privada. Según los conocedores de estos procesos, en Colombia la homologación tomó tres años pero el resultado positivo es que ahora se investiga a las fábricas para controlar la calidad de sus productos.
Junto a esa lucha por la calidad está, también, el esfuerzo que deben hacer todos los sectores para rebajar los precios de algunos medicamentos para combatir el cáncer y ponerlos al alcance de todos los ciudadanos que los necesiten.
Por esa misma razón, a todos los actores vinculados a los procesos de adquisición de medicinas les corresponde velar por la efectividad y la excelencia de cada uno de los fármacos que se entregarán al público.
Es plausible, además, que el Estado ahorre millones de dólares gracias a las pujas de la subasta. Y si a esto se suma que las decisiones que toma el Incop son acertadas y justas, quienes saldrán ganando serán los usuarios y el país.
Por eso es tan importante que el Instituto, con la mayor transparencia, vigile detalladamente cada oferta, cada producto y cada precio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario