Los usuarios del Hospital de Guayaquil Abel Gilbert Pontón, uno de los más demandados de la ciudad, evidenciaron ayer su malestar por la ausencia de médicos.
Al menos 100 galenos fueron sorpresivamente destituidos la mañana del pasado viernes. Igualmente, un grupo de empleados administrativos. Las áreas más afectadas fueron Laboratorio Central y Archivo.
El viernes, el Ministerio de Relaciones Laborales les notificó, mediante acciones de personal, que médicos y administrativos debían dejar sus puestos inmediatamente. Los médicos denunciaron que fueron obligados a desalojar sus áreas de trabajo, pese a que había pacientes esperando. Las acciones de personal, que muchos se negaron a firmar, detallaban que se trataba de compras de renuncia con indemnización.
Ayer la desazón era general entre los usuarios de Consulta Externa. Por la estrecha puerta metálica que conduce a la entrada principal salían pacientes con el rostro adusto. Dos guardias privados impedían que la prensa accediera por allí al interior. A pocos metros, dos policías observaban, en silencio, sin intervenir.
Por esa puerta salió furiosa, a las 11:15, Pilar Chan. Su madre, de 70 años, debía entrar a cirugía esta semana para que le implantaran una prótesis en la pierna. Pero ayer, cuando la hija de la paciente fue a preguntar por la fecha de la operación, se llevó una sorpresa. “Estoy aquí desde las 04:00, y luego de esperar cinco horas me dicen que el doctor que debía hacer la operación fue despedido...”.
Jorge Espinoza, el cirujano asignado para aquella cirugía, está entre los médicos que fueron notificados con la renuncia.
Según el gremio de médicos del Ecuador, al menos 300 galenos han sido destituidos. Hasta ayer se desconocía el número exacto en el Abel Gilbert.
Según el Ministerio de Salud, en esa casa de salud laboraban hasta septiembre pasado 1037 médicos, entre personal de Emergencia y residentes.
Gonzalo Bermúdez, quien ejercía la jefatura del Departamento de Cirugía, mencionó que al menos 10 especialistas cirujanos fueron notificados el viernes.
Bermúdez llevaba 35 años en el Abel Gilbert. Ayer manifestó que la inesperada compra obligatoria de renuncias alterará las cirugías programadas. “Aquí se hace un promedio de 50 cirugías, principalmente de eliminación de cálculos en la vesícula”.
Otro usuario que ayer no pudo tratarse fue Pablo Heredia, de 60 años. Llegó a las 06:00, en silla de ruedas, acompañado de familiares, con una rotura de rodilla.
El sábado Heredia llegó a Emergencias y allí le dijeron que requería un traumatólogo. “Pero hoy me dicen que no hay médicos, que un traumatólogo tal vez me atendería en febrero. “Si no lo tratan podría ponerse peor”, se quejó su hija, Mariana Heredia. “Si no me atienden aquí, tendré que irme a un centro privado, pero con qué dinero”, se quejó.
Las autoridades del Abel Gilbert mantuvieron ayer hermetismo sobre cuándo y de qué forma se procederá a los reemplazos en las áreas donde se destituyó a los médicos. Solo en el área de Emergencias la atención parecía transcurrir con normalidad. Un grupo de 20 pacientes hacía fila afuera para recibir atención urgente.
En esta área tampoco se permitió ayer el acceso a la prensa. Cinco policías custodiaban la puerta.
Al menos 100 galenos fueron sorpresivamente destituidos la mañana del pasado viernes. Igualmente, un grupo de empleados administrativos. Las áreas más afectadas fueron Laboratorio Central y Archivo.
El viernes, el Ministerio de Relaciones Laborales les notificó, mediante acciones de personal, que médicos y administrativos debían dejar sus puestos inmediatamente. Los médicos denunciaron que fueron obligados a desalojar sus áreas de trabajo, pese a que había pacientes esperando. Las acciones de personal, que muchos se negaron a firmar, detallaban que se trataba de compras de renuncia con indemnización.
Ayer la desazón era general entre los usuarios de Consulta Externa. Por la estrecha puerta metálica que conduce a la entrada principal salían pacientes con el rostro adusto. Dos guardias privados impedían que la prensa accediera por allí al interior. A pocos metros, dos policías observaban, en silencio, sin intervenir.
Por esa puerta salió furiosa, a las 11:15, Pilar Chan. Su madre, de 70 años, debía entrar a cirugía esta semana para que le implantaran una prótesis en la pierna. Pero ayer, cuando la hija de la paciente fue a preguntar por la fecha de la operación, se llevó una sorpresa. “Estoy aquí desde las 04:00, y luego de esperar cinco horas me dicen que el doctor que debía hacer la operación fue despedido...”.
Jorge Espinoza, el cirujano asignado para aquella cirugía, está entre los médicos que fueron notificados con la renuncia.
Según el gremio de médicos del Ecuador, al menos 300 galenos han sido destituidos. Hasta ayer se desconocía el número exacto en el Abel Gilbert.
Según el Ministerio de Salud, en esa casa de salud laboraban hasta septiembre pasado 1037 médicos, entre personal de Emergencia y residentes.
Gonzalo Bermúdez, quien ejercía la jefatura del Departamento de Cirugía, mencionó que al menos 10 especialistas cirujanos fueron notificados el viernes.
Bermúdez llevaba 35 años en el Abel Gilbert. Ayer manifestó que la inesperada compra obligatoria de renuncias alterará las cirugías programadas. “Aquí se hace un promedio de 50 cirugías, principalmente de eliminación de cálculos en la vesícula”.
Otro usuario que ayer no pudo tratarse fue Pablo Heredia, de 60 años. Llegó a las 06:00, en silla de ruedas, acompañado de familiares, con una rotura de rodilla.
El sábado Heredia llegó a Emergencias y allí le dijeron que requería un traumatólogo. “Pero hoy me dicen que no hay médicos, que un traumatólogo tal vez me atendería en febrero. “Si no lo tratan podría ponerse peor”, se quejó su hija, Mariana Heredia. “Si no me atienden aquí, tendré que irme a un centro privado, pero con qué dinero”, se quejó.
Las autoridades del Abel Gilbert mantuvieron ayer hermetismo sobre cuándo y de qué forma se procederá a los reemplazos en las áreas donde se destituyó a los médicos. Solo en el área de Emergencias la atención parecía transcurrir con normalidad. Un grupo de 20 pacientes hacía fila afuera para recibir atención urgente.
En esta área tampoco se permitió ayer el acceso a la prensa. Cinco policías custodiaban la puerta.
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