El anuncio
formulado la semana pasada por la Ministra de Salud no deja de causar sorpresa.
A fines de mes el sistema de salud pública espera contar con médicos cubanos
para 25 especialidades. La información cobra más relevancia cuando se ha
discutido en los últimos meses sobre la separación de los especialistas
ecuatorianos por diferencias de opinión en torno al horario de las prestaciones
de sus servicios en las casas de salud.
La tesis del
Gobierno es que los médicos deben trabajar las ocho horas que se exigen a los
demás trabajadores. El Estado no quiere que los médicos que laboran en el
sector público se dediquen al ejercicio profesional privado.
Los médicos,
a través de sus representantes gremiales, sostienen que jornadas tan largas
fatigan a los galenos y van en detrimento de la calidad de su trabajo y a la
postre en perjuicio de los pacientes. También argumentan que esas jornadas
impiden el espacio para la investigación, el estudio y la actualización
constante que demanda una profesión tan delicada y sacrificada.
Pero hay
varios problemas paralelos. En primer lugar la oferta no se ha efectuado a
otros países. Muchos de los profesionales ecuatorianos que trabajan en Chile o
España podrían volver pero habría que establecer su nivel de ingresos, que en
muchos casos supera las tablas nacionales de pago. En cuanto a la medicina
cubana, se ha predicado una muy buena fama, especialmente en el ámbito de la
medicina preventiva y el plan de médico de la familia, mientras que otras
fuentes sostienen que no goza de los adelantos tecnológicos requeridos.
No se trata
de cerrar puertas a los médicos cubanos, pero parece un contrasentido
contratarlos si hay ecuatorianos que pueden ocupar esas plazas en similares
condiciones.
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