En el Hospital
Enrique Garcés. Las salas polivalentes de Cuidados Intensivos no tienen el
espacio mínimo requerido para cada paciente, que es entre 16 y 30 metros
cuadrados.
Por Soraya Constante. Redactora.
Las camas de cuidados intensivos de la red pública tienen la lógica de las
camas calientes. Cuando un paciente recibe el alta, en cuestión de horas
ingresa otro que demanda la atención. Es raro que una cama en esta área esté
vacía más de un día. El nivel de ocupación de la Unidad de Cuidados Intensivos
(UCI) del Hospital Eugenio Espejo, la unidad de referencia del Ministerio de
Salud, que cuenta con 28 camas, está entre el 90 y 100%, según su gerente,
Marco Cazco.
Las patologías que más se atienden en este hospital de especialidades son
sepsis, infecciones pulmonares, embolismos grasos y el síndrome de parálisis
Guillain-Barré. Todas estas deberían ser evacuadas en un hospital de segundo
nivel. Pero el problema es la falta de personal.
Un ejemplo es el Hospital Enrique Garcés, que tiene siete camas, pero
podría crecer a nueve si contara con el personal necesario. Luis González,
tratante del servicio y presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Medicina
Crítica, dice que “faltan seis enfermeras y dos tratantes para poner las nueve
camas operativas”.
Narcisa Valdivieso, directora médica del Hospital Eugenio Espejo, dice que
la solución pasa por la especialización de las unidades, y señala que los
hospitales de tercer nivel deberían liberar sus camas para atender los
postoperatorios de las cirugías de corazón, de cráneo, de pulmón y trasplantes.
“En el mundo se está buscando tener terapias más pequeñas y especializadas
para no perder la objetividad del tratamiento”, dice. Pero la inmensa mayoría
de las 800 camas de UCI que hay en el país, a nivel tanto privado como público,
son polivalentes, y esto impide desarrollar procedimientos complejos como los
trasplantes. El Eugenio Espejo dejó de hacer estas intervenciones hace dos
meses. La razón: no cuenta con la infraestructura necesaria para aislar a los
pacientes inmunodeprimidos.
Tampoco hay unidades de cuidados intermedios, que podrían ocuparse de
pacientes que tienen una recuperación lenta, como los que padecen el síndrome
Guillain Barré. Los pacientes de estas patologías, que requieren ventilación
mecánica para respirar en algunas fases de su enfermedad, ocupan camas de UCI
por períodos de cuatro y seis meses. En el Hospital Eugenio Espejo, a la fecha,
hay cuatro casos de Guillain Barre.
Olga Coloma va a cumplir 89 años este mes en la UCI de este hospital, y ya
lleva seis meses internada. Llegó de Bolívar y pasó seis días en la Terapia
Intensiva del Hospital Vozandes. “La cuenta por esos días fue de casi USD 8
000. El mismo médico de allí sugirió que nos fuéramos al Espejo, y tuvimos que
esperar unas horas porque no había camas”, cuenta su hija.
Por un cuadro de sepsis los pacientes se suelen quedar entre ocho días y un
mes, pero la estancia se puede prolongar hasta años por patologías como el
síndrome de Guillain-Barré y enfermedades como la Esclerosis Lateral
Amiotrófica (ELA). Leonardo Pazmiño, ex jefe de la UCI del Eugenio Espejo,
recuerda que hubo un paciente con ELA que ocupó una cama por tres años y al
final murió.
En el país no se debate sobre los protocolos bioéticos. Jean Raad, que
abrió el camino de la medicina crítica en el país en los años 80, dice que hay
que hacer cierta distinción entre los pacientes y el costo. “Si yo salvo la
vida de una mujer de 20 años con eclampsia y la vuelvo productiva, no cuesta
nada. Y si le doy el mismo costo a un señor de 90 años con cáncer metastático,
es un gasto innecesario… Pero tampoco podemos dar una ley que diga que los no
productivos deben morir. ¿Qué hacemos con la gente que cada vez vive más? Lo
que tenemos claro es que la UCI no es el sitio del buen morir, sino del buen
vivir”, dice Raad.
Además, la ampliación de las camas sin recurso humano para atenderlas no es
la solución. Un ejemplo es lo que ocurre en el Hospital Carlos Andrade Marín,
que hace dos meses duplicó el número de camas de 18 a 36, pero no puede operar
al 100% por la falta de especialistas. El problema en este hospital no se hace
evidente porque los pacientes que requieren una cama de Terapia Intensiva son
transferidos a una entidad privada. No hay un plan claro para la trasformación
de las terapias intensivas del sector público. Solo existen anuncios aislados,
como la ampliación a 50 camas de UCI en el Hospital Eugenio Espejo.
El Ministerio de Salud desde mayo se apoya en toda la red de salud pública
(IESS, Issfa, Isspol) y privada para conseguir camas de UCI. Los pagos se hacen
a través de un tarifario que establece pagos por todos los procedimientos
médicos. El día/cama de Terapia Intensiva cuesta USD 269,5, pero a esto hay que
sumar otros ítems, como medicamentos. El promedio diario que se paga por
paciente es de USD 1 500.
El HCAM no opera con toda potencia
Redacción Políticas Públicas
El Hospital Carlos Andrade Marín no opera con sus 38 camas por falta de
personal. Ocupa 20 para terapia general y 5 más para cuidados postoperatorios
de cirugías cardiotorácicas. Aunque hay unos 350 profesionales de medicina
crítica en el país, concentrados en Quito, Guayaquil, Cuenca y Portoviejo, no
se ha podido suplir la falta de 12 intensivistas.
La falta de estímulos económicos ha hecho que los especialistas prefieran
trabajar en el sector privado. Aunque es un servicio muy costoso, están los
seguros privados y el SOAT que cubren los honorarios que tiene un intensivista.
Además, como el IESS no tiene capacidad en su red propia contrata los
servicios de los médicos a través de las clínicas privadas. Esta relación
funcionó armoniosamente hasta octubre, cuando el tarifario del IESS cambió para
homologarse al del Ministerio de Salud.
Los médicos de Manabí levantaron su voz de protesta y amenazaron con no
atender a los pacientes del IESS. Con el nuevo tarifario se reducen los pagos
porque se quiere pagar como si fuera hospitalización regular de piso y no
cuidados intensivos. El costo de paciente por día pasó de USD 115 a 30.
Además ha habido un retraso histórico de los pagos, toda vez que los
procedimientos tienen que pasar una auditoría médica del IESS antes de ser
cancelados.
La falta de personal no se puede solucionar de inmediato.
Este año, la Universidad Central duplicó su oferta de plazas y para enero
empezarán 41 estudiantes el posgrado. Esto significa que en cuatro años se podrá
contar con especialistas.
En el Hospital Enrique
Garcés. Las salas polivalentes de Cuidados Intensivos no tienen el
espacio mínimo requerido para cada paciente, que es entre 16 y 30 metros
cuadrados.
Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://www.elcomercio.com/noticias/terapia-intensiva-insuficiente_0_831516859.html. Si está pensando en hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. ElComercio.com
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