Una semana después de dar a luz a
sus gemelos (nacieron el 2 de diciembre), Loli y su marido, Julián, por fin
podían regresar a casa con su nueva familia. En circunstancias normales, se
habrían tenido que ir sólo con su pequeña, Aitana, porque Sergio necesitaba,
según calculaban los médicos, unas dos semanas más de ingreso en la unidad de
neonatos. Sin embargo, gracias a este programa de alta precoz para bebés
prematuros que se ha puesto en marcha en el Hospital Clínico San Carlos de
Madrid, el recién nacido se libró de este proceso y sus padres pudieron salir
del hospital el mismo día del alta con sus dos hijos en brazos.
Sergio cumplía con los requisitos
para optar al alta precoz. Era capaz de alimentarse por la boca, no necesitaba
medicación parenteral, tenía una situación clínica estable y su curva de peso
era ascendente. Había nacido con 1.800 gramos escasos y a la semana se
convirtieron en 1.910. Se calcula que aproximadamente el 10% de los bebés
prematuros ingresados podrían beneficiarse de este programa.
Se ha visto que este sistema les
aporta significativas ventajas. "La ganancia de peso es mayor, la
lactancia materna se sedimenta mejor que cuando la madre tiene que estar yendo
y viviendo al hospital, hay menos riesgo de infecciones que en hospital y la
confortabilidad tanto para el bebé como para los padres es mejor",
argumenta María Isabel Armadá, médico adjunto del servicio de neonatología del
Hospital Clínico San Carlos de Madrid. Como agrega Carmen Hernández, enfermera
de esta unidad, "los padres están más tranquilos y la situación familiar
se normaliza antes", un aspecto especialmente importante "cuando hay
más hermanos en casa, ya que los padres tienen que pasar mucho tiempo en el
hospital".
En el momento en el que a Loli y
a Julián les plantearon al posibilidad del alta precoz y el seguimiento
domiciliario para Sergio, respiraron. "Qué disparate tener en casa a
Aitana y a Sergio a 20 kilómetros (distancia entre Fuenlabrada -donde viven- y
el Hospital Clínico San Carlos), y no poder atenderle bien porque por mucho que
te desplaces con leche congelada, es muy difícil".
Requisitos:
Antes de ser aprobado cada caso,
el personal de enfermería entrevista y forma a los padres. "Tienen que ser
capaces de manejar y cuidar a su hijo", afirma Raquel Galera, supervisora
de enfermería de la Unidad de Hospitalización a Domicilio para niños prematuros
de bajo peso. Para esto, hay sesiones formativas individuales y también programadas
a través de la Escuela de Padres, donde se les instruye sobre la alimentación,
el control de peso, la higiene, los cuidados generales y especiales. "Hay
talleres sobre reanimación cardiopulmonar y cuidados respiratorios, ya los
prematuros tienen más probabilidades de desarrollar problemas
respiratorios".
Por otro lado, una psicóloga y
una trabajadora social valoran la adecuación psicológica de los padres y
determinan si sus condiciones socioeconómicas son las adecuadas para cuidar a
un niño más pequeño de lo habitual. También comprueban si el hogar cumple con
las condiciones necesarias. "Que no sea un domicilio en el que conviva
mucha gente, que no tenga humedades y cuente con calefacción", señala la
neonatóloga Armadá.
Cuidados en casa:
Superado este proceso, Julián y
Loli han seguido las indicaciones al pie de la letra. Carmen, la enfermera, les
había explicado que "debían regular la temperatura en casa (entre 20 y 22
grados), pesarle cada día (el hospital les facilita una báscula) antes de una
de las tomas, siempre a la misma hora; vigilar sus micciones y las
deposiciones, lo que nos asegura que el niño está bien hidratado; observar la
coloración de la piel, que esté sonrosadito, no pálido...".
Como apoyo, la enfermera, que se
dedica solamente a valorar y visitar a estos niños en sus casas, les hace una
visita al día siguiente del alta, a los tres días y mínimo una vez a la semana,
dependiendo de las necesidades individuales. En estas visitas, Carmen hace un
registro de los anteriores aspectos, además de "mirar la saturación del
oxígeno y la frecuencia cardiaca, también les ausculto y presto atención a su
abdomen (si está distendido o no)". Asesora a los padres y resuelve sus
dudas. Independientemente de su ayuda, les llama diariamente y, por si hubiera
cualquier contratiempo, tienen un teléfono a su disposición las 24 horas del
día.
Siete días después de su alta
precoz, asegura el padre, Sergio "está respondiendo de forma fantástica,
mejor que en el hospital". Tal y como expone la enfermera, "suelen
coger alrededor de 20 gramos por kilo y día. Sergio ha logrado una ganancia
ponderal estupenda. Pesa 2.280 gramos [...] Con este peso, ya les damos el alta
en esta unidad de hospitalización domiciliaria", momento en el que se
realiza su transferencia a su pediatra de zona.
Momentos de tensión:
El Hospital Clínico San Carlos no
es el único en Madrid que ha incluido este programa. Ya lo tienen: La Paz y el
12 de Octubre. "En ciudades como Barcelona o Tenerife también
existe", señala Carmen, quien asegura que esta iniciativa es un éxito
tanto para la evolución de los bebés como para el estado emocional de los
padres.
En sus años de experiencia, la
doctora Armadá ha observado que "algo muy común en estas madres es el
sentimiento de culpabilidad y la sensación de que no pueden hacer nada por sus
hijos [...] Nosotros les implicamos mucho en el cuidado de sus hijos y la
psicóloga les hace ver lo importante que es su figura y su papel".
Hay que tener en cuenta que los
padres viven "muchos momentos de tensión y angustia", argumenta
Enrique Criado, médico adjunto del servicio de Neonatología del Clínico San
Carlos. "Se pasan el día en el hospital, ven una personita muy pequeña que
puede pesar 600-700-800 gramos, llenos de cables, alejados de sus brazos...
Casi no se les ve por todos los aparatos que hay alrededor" (respiradores,
bombas de perfusión, etc.).
"La situación de alta precoz
les alivia. Probablemente va a recibir el alta entre 15 y 20 días antes de lo
previsto, con su niño en buenas condiciones y encima regresan con la seguridad
de que van a estar muy controlados y vigilados, con una enfermera que les
llamará cada día y les visitará periódicamente; saben que tienen a los
neonatólogos pendientes del niño y que pueden contactar con ellos en cualquier
momento, de día, de noche, sábados y festivos. Todo esto significa mucho para
los padres", cuenta Criado.
Por otro lado, comentan los
sanitarios, las ventajas son extensibles al hospital, porque "disminuye la
estancia media en la unidad y el coste que esto supone y también tenemos mayor
disponibilidad de camas para otros recién nacidos", señala Armadá.
Atención multidisciplinar:
"Hay estudios publicados a
nivel mundial que asocian a los grandes prematuros con mayores dificultades de
aprendizaje (sobre todo en lectura, escritura y matemáticas), en el desarrollo
motor, con problemas respiratorios, del oído (otitis) y de visión
(retinopatía)", expone la neonatóloga María Isabel Armadá. Por esta razón,
"aquí (Hospital Clínico San Carlos de Madrid), les hacemos un seguimiento
multidisciplinar, con psicólogos, rehabilitadores, neumólogos, otorrinos,
oftalmólogos y neurólogos". También "prestamos atención a su estado
nutricional y de crecimiento". En los prematuros con menos de 1.500
gramos, el seguimiento se prolonga hasta los siete u ocho años, si todo va
bien. Aquellos cuyo peso oscila entre los 1.500 y los 2.000, esta vigilancia
suele finalizar a los tres años.
Fuente: Diario El Mundo de España, 29 de diciembre del 2014.
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