Por Fernando Sacoto
Finanzas y Salud
Años atrás
se solía decir en el Ministerio de Salud que las políticas dictaban los
ministros de finanzas de turno. Efectivamente, a la cola de las asignaciones
presupuestarias, los planes y programas debían ajustarse a lo poco que daban.
La cooperación internacional aliviaba las penurias.No obstante las adversidades,
valiosos resultados se lograban; promisorias coberturas en vacunación y salud
materno-infantil; erradicación o control de deficiencias nutricionales o
enfermedades tropicales; regulación de medicinas y producción de biológicos por
el Instituto Izquieta Pérez; Atención Primaria de Salud, con la medicina rural
obligatoria y la salud familiar y comunitaria, entre otros. Empero, más allá de
los esfuerzos y el compromiso salubrista de miles de héroes anónimos, la deuda
social en salud crecía.
El régimen precedente trajo consigo esperanzas. El
presupuesto de salud creció significativamente, abrigando esperanzas de cambio.
Al poco tiempo el sueño se desvaneció. La orden presidencial era apantallar con
edificios y propaganda, siguiendo una cuidadosa planificación electorera. Pero,
además, la embriaguez de la abundancia y el mantenimiento de una militancia
privilegiada habrían de generar una abigarrada estructura estatal que, en
salud, amontonaría viceministerios, subsecretarias, coordinaciones y ¡41
direcciones! variopintas; De Inteligencia de la Salud, de Políticas y
Modelamiento del Sistema Nacional de Salud, de Cambio de la Cultura
Organizacional, de Consultoría Legal una y Dirección Jurídica otra; etcétera, etcétera y
por allí, perdida en la impenetrable maraña, una minusválida Dirección General
de Salud, antaño efectiva conductora de solo 10 Direcciones Técnicas. El
problema no es solo el abultado gasto de personal; el “modelo” implantó una
recentralización burocrática que amordazó la gestión de una territorialidad zonal
y distrital disfuncional. Si a ello se suman inexperiencia e improvisaciones
directivas, se entienden los retrocesos de salud pública, como vacunación.
Contradictoriamente el estratégico Consejo Nacional de Salud fue confinado de
tres pisos a tres cuartitos del séptimo piso del ministerio. El pujante
Izquieta Pérez desapareció en 2012.
La flamante Ministra de Finanzas procurará
eficiencia en el gasto. ¡Bien! En salud hay mucho trabajo; reestructuración
institucional; contratos de servicios de salud a proveedores privados;
incentivos al consumo de medicamentos costosos; adjudicaciones ideológicas a
países “amigos”; duplicaciones de servicios entre el MSP y el IESS, y más. Un
gasto eficiente requiere vigilar su calidad; monitorear resultados; auditarlos.
Bien dice el Maestro Rodrigo Fierro Benítez; ¿Quién responde por la
desnutrición infantil intacta? ¿No será hora de investigar la “mala práctica”
en salud pública?
FUENTE: http://www.elcomercio.com/opinion/finanzasysalud-fernandosacoto-opinion-columna-columnista.html
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