Ahed
Hussein, de 18 años, una joven refugiada que huyó de la guerra en Siria, pone
la mano en la incubadora donde su hija prematura recién nacida
descansa en el hospital Taanayel en el Líbano. Poco tiempo después de tomada esta foto, la niña (como su hermana gemela antes) murió.
Apenas unas horas después de que NBC News ' emitiese un documental de 48 horas en vivo por los hijos de Siria, una recién nacida, cuya gemela murió al dar a luz, corrió la misma suerte; un triste y cruel recordatorio del ciclo de dolor y pérdida que afecta a los refugiados sirios en el Líbano.
Ahed Hussein tenía 7 meses de embarazo cuando entró en el Hospital Taanayel, a tres millas de la frontera con Siria, lista para dar a luz a gemelos. En esa zona, tres años de guerra civil han diezmado el sistema médico, dejando a las mujeres embarazadas y a los niños enfermos con poca o ninguna atención. Lo que comenzó como una cesárea de rutina se convirtió rápidamente en un parto apresurado, vaginal y sin medicación para el dolor. El primer gemelo fue una niña de casi 3 kilos de peso, que no estaba respirando y tuvo que ser reanimada. La segunda tenía graves defectos de nacimiento -una complicación muy común para esta población de refugiados que carecen de atención prenatal eficaz.
En la tarde, los médicos le dijeron a Ahed que su segunda hija había muerto. Pero la primera estaba viva. Su madre la nombró Mais.
En pocos días, sin embargo, la situación empeoró. Mais tenía dificultad respiratoria y hemorragia interna. Los médicos trataron de reanimarla, pero no pudieron.
Apenas unas horas después de que NBC News ' emitiese un documental de 48 horas en vivo por los hijos de Siria, una recién nacida, cuya gemela murió al dar a luz, corrió la misma suerte; un triste y cruel recordatorio del ciclo de dolor y pérdida que afecta a los refugiados sirios en el Líbano.
Ahed Hussein tenía 7 meses de embarazo cuando entró en el Hospital Taanayel, a tres millas de la frontera con Siria, lista para dar a luz a gemelos. En esa zona, tres años de guerra civil han diezmado el sistema médico, dejando a las mujeres embarazadas y a los niños enfermos con poca o ninguna atención. Lo que comenzó como una cesárea de rutina se convirtió rápidamente en un parto apresurado, vaginal y sin medicación para el dolor. El primer gemelo fue una niña de casi 3 kilos de peso, que no estaba respirando y tuvo que ser reanimada. La segunda tenía graves defectos de nacimiento -una complicación muy común para esta población de refugiados que carecen de atención prenatal eficaz.
En la tarde, los médicos le dijeron a Ahed que su segunda hija había muerto. Pero la primera estaba viva. Su madre la nombró Mais.
En pocos días, sin embargo, la situación empeoró. Mais tenía dificultad respiratoria y hemorragia interna. Los médicos trataron de reanimarla, pero no pudieron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario