jueves, 25 de junio de 2009

Salieron, al fin, las Clínicas de Perinatología de junio/2009

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El artículo Drugs of Choice for Sedation and Analgesia in the Neonatal ICU del número de marzo del 2009 tiene algunos errores, por lo que se repitió con sus correcciones en este número de junio del 2009.

martes, 23 de junio de 2009

Cuadro de José Pérez: El Pediatra (bueno, en este caso, la Pediatra)

Un tema difícil, pero que requiere un debate abierto

EL TEMOR A HABLAR DEL ABORTO

¿POR QUÉ LOS POLÍTICOS EN CAMPAÑA PREFIEREN EVITAR EL TEMA?
SE HA DEMOSTRADO QUE SU LEGALIZACIÓN ACABA CON LA MUERTE DE LAS MADRES

Por: Matías Loewy

Newsweek, 21 de junio de 2009, 34-37p.

Tomaba precauciones, y muchas: todos los días, se transportaba en un auto blindado. Usaba chaleco antibalas debajo del guardapolvo. En su clínica había detectores de armas y guardaespaldas. Para George Tiller, un médico de Kansas, lo que consideraba su deber era un destino ineludible escrito con sangre. Los opositores ventilaban en internet todos sus movimientos; los nombres y fotos de su familia, amigos, socios y pacientes; el lugar donde vivía; los restaurantes en los que comía; la iglesia luterana de Wichita a donde iba todos los domingos.
En el interior de esa iglesia, el pasado domingo 31 de mayo, un hombre se acercó con sigilo a Tiller para cumplir lo que creía su "deber". Lo mató con un balazo en la cabeza. Las razones no son difíciles de imaginar: Tiller era uno de los pocos médicos de EE UU que reconocían realizar abortos legales después de la semana 21 de embarazo (en su historial sumaba más de 60,000 procedimientos de todo tipo), por lo cual se había transformado en el objeto de la furia de los movimientos "pro-vida", que lo tildaban de "asesino en serie". Muchos de los activistas celebraron el homicidio en foros en el ciberespacio, aunque formalmente lo condenaran. "Fue una barbarie... ¡en pleno siglo XXI! Los que creen que el aborto es un asesinato, acaban por sentirse justificados cuando matan a alguien", protesta en diálogo con Newsweek Carmen Barroso, una socióloga brasileña doctorada en la Universidad de Columbia que dirige la filial regional de la Federación Internacional de Planificación de la Familia (IPPF, por sus siglas en inglés), con sede en Londres. "Espero que semejantes niveles de violencia no pasen nunca acá". Cuando dice "acá", Barroso habla de Argentina, pero también de la región. La especialista vino esta semana a Buenos Aires para participar en un foro donde presentó, por primera vez en América Latina, una declaración de la IPPF sobre los derechos sexuales. El documento tiene 10 artículos que promueven desde el acceso a servicios de salud reproductiva hasta el respeto del secreto profesional y la atención médica sin consentimiento de los padres.
Y también el derecho al aborto seguro, en tres líneas del noveno artículo. Para sus detractores, la IPPF es la mayor organización pro abortista en el mundo, una especie de cabildero multinacional financiado por los países desarrollados para controlar el crecimiento poblacional. Pero Barroso aclara que nadie quiere estimular el procedimiento, sino la posibilidad de que sea una opción cuando hayan fallado la educación sexual y los métodos anticonceptivos. Un argumento de ella es que en los países que legalizaron la interrupción del embarazo, no aumentaron los abortos ni la promiscuidad, pero sí disminuyeron las muertes maternas, como ocurrió en la ciudad de México, donde en 2007 se legalizó la interrupción del embarazo máximo en la semana 12 de gestación.
El problema es que los embarazos no deseados ocurren. Las organizaciones que defienden los derechos reproductivos, e incluso el ex ministro de Salud de Argentina, Ginés González García, reiteran desde hace años que en el país se practican unos 500 mil abortos clandestinos cada año, muchas veces en condiciones de alto riesgo sanitario. Decenas de miles de mujeres son internadas por complicaciones. Los registros oficiales indican que todos los años mueren en promedio 100 jóvenes en todo el país, por complicaciones post-aborto, aunque se estima que la cifra real es mayor. En ese sentido, las muertes por abortos, la segunda causa de mortalidad materna, podrían compararse con las de mujeres menores de 44 años que fallecen como consecuencia de la inseguridad: cerca de 150 fueron víctimas de homicidios dolosos durante 2007, según datos de la Dirección de Política Criminal del Ministerio del Interior de Argentina.
Pero, por supuesto, el aborto no es un tema central de las actuales campañas electorales. Nadie quiere mover el avispero en un tema tan rechazado por la Iglesia y los sectores conservadores, en el que cualquier toma decidida de posición puede restar más votos que sumarlos. Para el papa Benedicto XVI, "el aborto no puede ser un derecho humano, es totalmente opuesto. Es una gran herida en la sociedad", ha sentenciado en diversas ocasiones.
Carlos Ray, ex profesor de Medicina Legal de la Universidad Católica Argentina y ex vicedecano de la Facultad de Medicina de la UBA, se queja de que pocas veces se hace explícito que por cada mujer que fallece debido a un aborto, también muere un niño. "(El embrión) es una persona humana con toda la dignidad que le corresponde, por su cuerpo, su alma y su destino trascendente. Ya sea que mida milésimas de milímetros, o que se trate de un feto de varios centímetros de largo", puntualiza. Ray, miembro de honor del Consorcio de Médicos Católicos, agrega que el acto se denomina "interrupción del embarazo", cuando en realidad lo que está haciendo es "matar a una persona".
No resulta extraño que bajo semejante retórica, la prédica contra el aborto se extienda a aquellos pocos casos que la legislación argentina, y de la mayoría de los países, autoriza: cuando se trata de embarazos producto de violación en una mujer idiota o demente, o cuando está en juego la vida de la madre. El mes pasado, la Cámara en lo Criminal de Viedma, Río Negro, avaló la interrupción del embarazo en una nena de 13 años que había sido violada. La Vicaría de la Fraternidad del obispado de Viedma reaccionó indignada: "¿Dónde estamos como sociedad frente a tantos niños cuyos derechos son vulnerados? ¿Nadie se da cuenta? ¿Nadie ve?". La ONG católica Fundación Argentina del Mañana, por su parte, emitió un comunicado en el que recuerda que el "homicidio intrauterino reapareció en Occidente por mano de los legisladores del socialismo soviético y del socialismo nacional alemán, como precursor diabólico de los millones de muertos en los genocidios". El documento agrega que la inocente e indefensa persona en el vientre materno es digna de conmiseración y apoyo, y advierte que nuestra patria podría entrar "en una vorágine de pecados que gritan al cielo y claman a Dios por venganza".
A Barroso, esa música le suena conocida. Escuchó y leyó muchas veces argumentos similares, esa verba inflamada, esa indignación moral. El problema, señala con un aire entre resignado y provocador, es que un Estado laico debería respetar las distintas creencias, y nadie debería imponer la mirada de la Iglesia a otros que no comparten esa visión. De hecho, asegura, en tiempos de Tomás de Aquino la Iglesia consideraba que la vida empezaba a los 40 días de gestación. "Qué es vida y qué no, siempre estará sujeto a interpretaciones ideológicas", sostiene Barroso.
En México, esa discusión legal la resolvió la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pues el gobierno del presidente conservador Felipe Calderón presentó ante esa instancia un recurso de inconstitucionalidad de la reforma que legalizó en la capital mexicana la interrupción del embarazo. Al resolver la Corte que se permitiría el aborto hasta la semana 12 de gestación, implícitamente estableció que, legalmente, la vida para el producto comienza entrada la decimotercera semana de embarazo.
Cuando Barack Obama se lanzó a la campaña presidencial, tuvo que definir su posición con relación al aborto. Y lo hizo al estilo demócrata: respeto al derecho de la madre a decidir, pero con impulso a las políticas de educación sexual y apoyo a las madres que decidan dar a luz con el fin de que el aborto, "seguro, legal e inusual", como decía Bill Clinton, resulte ser la última opción.
En EE UU las opiniones están divididas. La última encuesta de Gallup reveló que, por primera vez en 15 años, los detractores del aborto (51%) superan a los partidarios de la libre elección (42%). En mayo pasado, dos semanas antes del homicidio de Tiller, Obama reafirmósu postura intermedia en la principal universidad católica de Estados Unidos, la de Notre Dame, en Indiana, mientras cientos de opositores al aborto vociferaban con pancartas afuera del recinto. Con palabras pensadas y medidas, el Presidente propuso fumar la pipa de la paz: que ambas partes en el debate, aunque defiendan posiciones irreconciliables, dejen de demonizarse entre sí.
En las campañas presidenciales de México, en 2006, tampoco los candidatos se pronunciaron de manera sutil con respecto del aborto. El hoy presidente Calderón se limitaba a decir: "Nosotros siempre vamos a defender la vida", pero nunca hizo una expresión de "rechazo absoluto" al aborto. En el caso del izquierdista Andrés Manuel López Obrador, siempre se excusó en la frase: "Yo voy a estar con lo que diga la ley".
En Argentina, los candidatos manifiestan su rechazo, aunque en voz baja para no irritar a los votantes que puedan estar de acuerdo, o entre líneas dejan ver una posición ambigua, para evitar pronunciarse de manera tajante sobre la cuestión. Quizás sea el último gran tabú de la política argentina, el que la mayoría de los partidos prefiere no tocar en el debate electoral. O al que, en todo caso, se relega al limbo de aquellos grandes temas sobre los que habría que debatir.
"Siempre me definí contra el aborto", aseguró Cristina Fernández de Kirchner en 2005, cuando era senadora, "porque soy católica, pero también debido a profundas convicciones". En 2007, ya como candidata a la presidencia, bajó el tono: "No creo que los que abogan por la despenalización del aborto estén a favor del aborto: eso sería una simplificación", dijo. Y calló para siempre.
En la misma línea, el candidato oficialista Daniel Scioli, fiel a su pragmatismo, prefiere no pronunciarse porque sabe que ese es un tema del que ningún político sale bien parado. Pero, a través de su ministro de Salud, Claudio Zin, confirma su posición: "Éste es un Gobierno pro-vida y enemigo del aborto". Nacha Guevara, del Frente para la Victoria, hace equilibrio y arriesga: habría que analizar con mucha seriedad las circunstancias y luego de evaluar todas las alternativas, "en ultimísima instancia", aceptar la decisión de la joven con un embarazo no deseado.
Francisco de Narváez se manifiesta en contra del aborto, aunque en su afán proselitista últimamente agregó en su discurso: "salvo en casos extremos", lo que deja más o menos conformes a todos.
Las posiciones en el seno del Acuerdo Cívico y Social, empezando por el catolicismo activo de Elisa Garrió, son disímiles y contradictorias. Margarita Stolbizer prefiere poner el foco en la educación sexual integral y la aplicación efectiva del artículo del código penal sobre abortos no punibles, aunque reconoce que "nadie se hace gustosa un aborto. Las mujeres que lo practican están en una situación extrema, y nadie puede ir preso por eso".
Quien sí se expresa con entusiasmo a favor de legalizar el aborto es la candidata a diputada nacional por la ciudad, Vilma Ripoll, del MST-Nueva Izquierda. Ripoll explica que es enfermera desde hace 20 años y que trabaja en obstetricia, que en el país se producen tantos abortos como partos, y que es un problema de salud pública. "En España bajaron los casos de aborto de 200,000 a 90,000 desde que se despenalizó. Y la mortalidad materna, que era de 300 mujeres por año, ahora es cero", justifica.
Barroso, de la IPPF, entiende que la mayoría de los políticos prefiere ignorar los temas incómodos para no comprometer sus posibilidades electorales. Por otra parte, los candidatos interpretan que la gente tiene otras prioridades, más allá de que las encuestas puedan evidenciar una creciente actitud positiva hacia la despenalización más amplia del aborto.
"¡Por supuesto que me molesta el silencio y la ambigüedad de los candidatos!", protesta el médico Fernando Saraví, profesor de Física Biológica en la Universidad Nacional de Cuyo. "Preferiría que cada candidato hiciera explícita su postura, ya sea que coincida con la mía o no. Es una cuestión de elemental honestidad y seriedad". Saraví, que también es pastor evangélico, es un científico prestigioso y uno de los críticos más lúcidos del aborto. En marzo pasado, se enojó con el ministro de Ciencia, Lino Barañao, cuando señaló que sostener que el embrión es un ser humano "es como sostener una visión pre-copernicana del mundo en pleno siglo XXI". Le respondió con una carta, publicada en diarios de Mendoza, citando dictámenes de genetistas y textos de manuales de biología celular y embriología. "Desde el punto de vista biológico la vida comienza con la concepción porque es la etapa más temprana en la que queda conformado un nuevo y único genoma que caracteriza a un ser humano hasta su muerte", subraya.
Sin embargo, Saraví es consciente de que no todos van a estar de acuerdo, y que la definición sobre el origen de la vida y el trasfondo ético de la interrupción del embarazo admite también componentes ideológicos y políticos que exceden la mera consideración científica. Durante el foro del IPPF, hace unos días, en un hotel porteño, la brasileña Barroso compartió una conferencia de prensa con la ginecóloga Silvia Oizerovich, coordinadora del programa de Salud Sexual y Reproductiva del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Oizerovich habló con entusiasmo de la entrega gratuita de anticonceptivos en hospitales, de los médicos que atienden jóvenes sin exigir la presencia de los padres, de su deseo de que haya en todas las guardias la "píldora del día después". Pero cuando la consultaron sobre el aborto, respondió con un suspiro: "Ése es un tema urticante". Pero que haya compartido una mesa con Barroso, aún cuando su jefe, Mauricio Macri, se pronunció en contra de la despenalización, quizás sea un buena señal: que los temas, por más tabú que sean, pueden discutirse de un modo más civilizado que las amenazas de excomulgación de la Iglesia.

sábado, 20 de junio de 2009

Interesante y, a ratos desolador, artículo

Del laboratorio al paciente

Académicos aminoran la búsqueda de remedios.

POR SHARON BEGLEY
NEWSWEEK, 14 DE JUNIO DEL 2009, 21P.

Ahora que el presidente Obama ha elegido a casi todos los integrantes de su equipo científico -desde el Departamento de Energía hasta la FDA-, la falta de un director para los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) resalta como un creacionista en una convención de evolucionistas. Sólo espero que la demora signifique que Obama ha entendido la necesidad -y la dificultad- de designar un director poderoso y capaz de trascender la retórica sobre la migración de los descubrimientos del laboratorio a la vida real, algo hasta ahora no visto aun cuando han transcurrido seis años del muy cacareado "mapa" de NIH, preconizado como una prioridad para la investigación que recompensaría los estudios más arriesgados e innovadores.
NIH encara una difícil tarea, porque las fuerzas ocultas de la medicina académica que (sin saberlo) conspiran para entorpecer las investigaciones que redunden en beneficios clínicos dan pocas muestras de debilitarse. Un razón es la motivación del dinero, que supuestamente induce a las industrias farmacéutica y de biotecnología a invertir en un proceso de décadas para descubrir, desarrollar y probar nuevos compuestos. Muchas veces lo hacen, pero cuando un hallazgo prometedor deriva en utilidades potenciales para Pets-.com, los pacientes son los que sufren. Un ejemplo es la labor de Donald Stein (Universidad de Emory), quien en la década de 1970 se percató de que las ratas hembras se recuperaban con más celeridad y perfección que los machos de cualquier traumatismo cráneo-encefálico, y propuso la hipótesis de que la progesterona podía ser la diferencia. Sin embargo, no es fácil patentar la progesterona. "Pharma no vio el potencial de rentabilidad, así que nuestra única esperanza era conseguir que NIH financiara ensayos clínicos de gran escala", informa Stein. Por desgracia, tuvo poca suerte para conseguir que NIH le ayudara con su trabajo hasta 2001, cuando recibió 2.2 millones de dólares para investigaciones humanas iniciales, las cuales iniciarán con un ensayo clínico en octubre próximo administrando progesterona a miles de pacientes con lesiones encefálicas en 17 centros médicos. Para quienes desean llevar la cuenta, el ensayo se llevará a cabo 40 años después que Stein realizara el fortuito hallazgo.
Una perversa peculiaridad de los logros académicos es que también entorpecen la investigación con fines prácticos. "A fin de ascender, un científico debe publicar en revistas de prestigio", apunta Bruce Bloom, presidente de Partnership for Fures, organización filantrópica que apoya la investigación. "El incentivo es publicar y obtener becas en vez de crear mejores tratamientos y curaciones". ¿Y qué quieren las publicaciones? "Nuevos y fascinantes conocimientos científicos [más que] tratamientos mundanos", sentencia. Ejemplo: en una investigación financiada por Partnership for Cures, un equipo científico a cargo de David Teachey, del Hospital Infantil de Filadelfia, descubrió que la rapamicina -sustancia que suprime la inmunidad- puede acabar con los síntomas de un padecimiento pediátrico raro y a veces mortal llamado Síndrome Linfoproliferativo Autoinmune (ALPS, por sus siglas en inglés), el cual hace que el organismo ataque sus propias células sanguíneas. Cuando, en 2006, Techey desarrolló un modelo con roedores para probar el tratamiento, publicó los hallazgos en la principal revista de hematología, Blood. ¿Qué pasó en 2009 con su propuesta de tratamiento de ALPS con rapamicina? Apareció en la decimotercera publicación de su clase. Los fundamentos científicos eran conocidos, así que las principales revistas no mostraron interés. "Sería agradable que este tipo de trabajo fuera mejor valorado por las principales publicaciones", se lamenta Teachey. Breéis Rubin, de la Universidad de Fordham, está completamente de acuerdo. Descubrió un tratamiento para una rara enfermedad a menudo mortal, llamada disautonomía. La divulgación en una publicación importante habría demorado varios meses en tanto que una de calidad inferior lo haría de inmediato, optó por la segunda. "Teníamos que sopesar eso contra la necesidad de circular la información y salvar vidas infantiles", dice Rubin.
No todos los científicos ponen en segundo término su prestigio. Hace poco, un investigador descubrió una mutación genética común entre los judíos europeos y tiene suficiente información para recurrir a una revista de segundo nivel, pero prefiere esperar a una más importante y eso se traduce en postergar la divulgación de la vía fisiopatológica por la cual la mutación da origen al padecimiento.
Con tanto en juego, NIH debe presionar con más fuerza para que la investigación práctica se vuelva prioritaria. Cuando Stein solicitó fondos NIH en las décadas de 1980 y 1990 "muchos dudaban que una hormona de la gestación pudiera ayudar a los pacientes a recuperarse de un traumatismo cráneo-encefálico", recuerda. "Decían que era demasiado fácil". Y cuando intentó también publicar sus hallazgos en las principales revistas, sus artículos fueron rechazados, en gran medida, porque lo único que daba a conocer era el éxito en el tratamiento de los pacientes. Teachey tampoco consiguió fondos de NIH, pues los revisores consideraron que sus trabajos estaban enfocados excesivamente en la práctica -a pesar de que ya se había dado a conocer el mapa NIH que supuestamente manifestaba su preferencia por las investigaciones de este tenor. A todas luces, hace falta un director NIH de proporciones casi heroicas que cambie el rumbo de esta organización.

jueves, 11 de junio de 2009

Clínicas Pediátricas de NA del año 2008

Con este link podrán descargar los seis números de las Clínicas Pediátricas de NA del año 2008:

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Clínicas de Perinatología del 2008

Con este link podrán descargar los cuatro números de las Clínicas de Perinatología del año 2008:

http://rapidshare.com/files/243710299/2008.rar.html

Se incluye una fe de erratas del artículo ‘‘Cesarean Delivery and Its Impact on the Anomalous Infant" del número de junio del 2008.

domingo, 7 de junio de 2009

miércoles, 3 de junio de 2009

Clínicas Pediátricas

Con este link podrán descargar los seis números de las Clínicas Pediátricas de NA del año 2003:

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Clínicas de Perinatología

Con este link podrán descargar los cuatro números de las Clínicas de Perinatología del año 2004. El servidor mantendrá el archivo (en formato *.rar) durante 90 días. Progresivamente iremos subiendo más números de éstas clínicas y de las Clínicas Pediátricas de NA.

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lunes, 1 de junio de 2009

Algunos numeritos (la Estadística entre 2001-2008)

Misión y Visión

MISIÓN: BRINDAR ATENCIÓN DE CALIDAD Y CON CALIDEZ A TODOS LOS RECIÉN NACIDOS QUE DEMANDAN NUESTROS SERVICIOS DENTRO DEL ÁREA DE INFLUENCIA Y CAPACIDAD DE RECEPCIÓN.


VISIÓN: LA UNIDAD DE NEONATOLOGÍA DEL HOSPITAL “DR. ENRIQUE GARCÉS” DEBE CONVERTIRSE EN LA UNIDAD DE REFERENCIA PARA LA SOLUCIÓN DE TODOS LOS PROBLEMAS DE SALUD Y MANEJO DE LOS RECIÉN NACIDOS QUE ASÍ LO REQUIERAN DENTRO DEL ÁREA DE INFLUENCIA DE LA CIUDAD E INCLUSO DE LAS PROVINCIAS DE LA REGIÓN CENTRAL; UNA SITUACIÓN QUE NO ACONTECE EN LOS ACTUALES MOMENTOS.

Un poco de historia

La Unidad de Neonatología del Hospital “Dr. Enrique Garcés” constituye, en teoría, la unidad técnica y administrativa destinada a brindar atención médica y de enfermería a los recién nacidos sanos y enfermos que nacen en su Centro Obstétrico, en algunas de sus otras salas y en otros sitios de la ciudad de Quito o en otras provincias de donde eventualmente llegan transferidos.

La Unidad Operativa a la cual se halla adscrita es el Hospital “Dr. Enrique Garcés”, conocido popularmente como “Hospital del Sur”, entidad dependiente del Ministerio de Salud Pública del Ecuador y la de más reciente creación dentro de la Dirección Provincial de Salud de Pichincha, cuyo origen respondió a la impostergable necesidad de atender a una población cada vez más creciente en los barrios del sur de la capital. Esta unidad se encuentra ubicada en la región sur occidental de la ciudad de Quito, en el barrio Chilibulo sin número, entre las calles Chilibulo (norte), barrio “4 de diciembre” (sur), Colonche (este) y Avenida “Enrique Garcés” (oeste).

Aunque la apertura para atención médica por parte del Hospital tuvo lugar el 27 de diciembre de 1982, la Unidad de Neonatología entró a laborar, conjuntamente con el Centro Obstétrico, el 01 de enero de 1984.

La NEO del HEG