miércoles, 27 de febrero de 2019
domingo, 24 de febrero de 2019
1800 recién nacidos mueren cada año en el Ecuador: son 5 al día
Una incubadora de transporte para recién nacidos en la puerta de Emergencia del Hospital Vicente Corral Moscoso de la ciudad de Cuenca
Kenny, de 25
años de edad, dice que tenía un flujo menstrual normal cuando se enteró que ya
tenía seis semanas de embarazo. “Incluso me sometí a una ecografía, no sabía
que estaba en estado”, afirma.
Ahí un doctor
particular le dijo que tendría gemelos (serían niñas). Desde entonces el
embarazo se complicó. “Tuve náuseas, vómitos, un sangrado masivo”. Eran
anuncios de lo que vendría: una de sus gemelas murió el 28 de diciembre pasado
a los 15 días de nacida.
Kenny no sabe
si la causa fueron sus arduas jornadas de trabajo de doce horas como enfermera
en las que permanecía de pie, cuenta. O la atención médica que recibió al
inicio en el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), donde dice que
un médico que la atendió le dijo que tenía una noticia positiva y otra
negativa: “La buena es que aún siguen las bebés dentro de usted y la mala es
que en cualquier momento las va a perder”, y que luego de eso la envió a la
casa. Ante ello buscó atención privada.
Pero el reposo
en casa que le prescribieron y las cuatro veces que estuvo internada por más de
una semana no impidieron que el parto se adelantara. “A las 30 semanas de
embarazo me hicieron la cesárea en el hospital Teodoro Maldonado Carbo (del
IESS) porque una de mis hijas estaba sentada y la otra de cabeza. La que murió
salió complicada con los pulmones, necesitó de intubación pero solo resistió
quince días. Mi otra nena fue transferida al Hospital Roberto Gilbert de la
Junta de Beneficencia de Guayaquil (JBG), salió mejor con los pulmones y no fue
a incubadora”.
El resto es
aún una historia con interrogantes. Que las niñas nacieron con una infección,
le dijeron. ¿Pero cuál?, preguntaba ella. La respuesta llegó dos días antes de
que muriera la niña, tenía la bacteria KPC (Klebsiella pneumoniae), un tipo de
microorganismo que se contagia en entornos hospitalarios. Kenny y su otra
gemela que logró sobrevivir también tenían la bacteria. Su duda es si la
contrajo en su trabajo como enfermera o en el quirófano durante la cesárea. “La
vesícula de la gemela que me queda no está bien desarrollada y solo se estaba
alimentando con mi leche materna que se la daban en mínimas cantidades por
sondas”.
El caso de las
gemelas refleja la fragilidad ante los trastornos por prematurez, la tercera causa
de mortalidad neonatal tras la dificultad respiratoria y la sepsis bacteriana,
según el Ministerio de Salud Pública. El bajo peso al nacer, las malformaciones
congénitas del corazón y la asfixia siguen como causas.
Especialistas
indican que, si bien hay una disminución significativa de la tasa de mortalidad
neonatal en Ecuador entre 1990 y 2014, desde este último año se registra un
repunte. El número de muertes de neonatos por cada mil nacidos vivos pasó de
4,6 hace cinco años a 5,6 en 2017, último dato disponible en el INEC, el cual
es provisional ya que no incluye las muertes registradas de forma tardía.
En 2014
murieron 1.554 neonatos en Ecuador. El número subió a 1.859 durante el 2017. El
Ministerio de Salud Pública (MSP) indica, en respuestas enviadas vía email, que
"el registro del número de defunciones neonatales mejora progresivamente
en el país lo que puede contribuir a un aumento del número de casos y, por lo
tanto, a un aumento de la tasa de mortalidad neonatal, situación que ocurre en
cualquier parte del mundo cuando mejoran las notificaciones de datos como los
nacimientos y defunciones".
Patricia
Pinto, neonatóloga del Omni Hospital, dice que la mayor parte de estas muertes
están asociadas a la prematurez que se evidencia cuando nacen entre las 34 y 37
semanas o menos. A ello se suman los neonatos que nacen con bajo peso.
En el hospital
Alfredo Paulson de la JBG nacieron 9.821 bebés durante 2018 de los que el 25%
(2.462) tenía menos de 2.500 gramos de peso y el 1,1% (117) nació muerto, es
decir, eran mortinatos. A estos últimos no se los incluye en las cifras de la
mortalidad neonatal.
Cecilia
Massache, jefa de Neonatología del Hospital de Niños Roberto Gilbert de la JBG,
considera que un control prenatal óptimo puede reducir el riesgo de muerte de
los neonatos. “Una embarazada, mínimo debería tener ocho controles previos,
pero generalmente van una vez o dos veces y de allí ya no acuden a las citas”.
Hay otras
patologías que se asocian al bajo peso, dice Massache, como la hipertensión que
se presenta durante el embarazo, la falta de nutrición adecuada de la madre y
el consumo de drogas de las embarazadas. “Otra cosa que ha ido en aumento en
los últimos años por la cantidad de casos que hemos visto es el consumo de
sustancias ilícitas”, dice.
Algunas
malformaciones están asociadas a la drogadicción. En estos casos las
embarazadas por lo general no admiten ante el médico que son adictas, pero
luego tras los exámenes se determina que sí lo son.
Luis
Eguiguren, pediatra y catedrádico de la Universidad San Francisco de Quito,
afirma que las drogas alteran la circulación sanguínea. “La cocaína produce
espasmos en los vasos sanguíneos que en algunos casos pueden llegar a cerrarse
completamente, pueden causar crisis de hipertensión que, a su vez, causan
afectaciones tanto a la madre como al bebé que está dentro del útero”, indica.
La principal
causa de muerte en el hospital Roberto Gilbert es la sepsis bacteriana asociada
a infecciones maternas no tratadas. “Las embarazadas deberían atender todas las
infecciones de vías urinarias, cuando tengan flujo leucorrea (secreción genital
producida por la inflamación de la membrana mucosa del útero y la vagina)
deberían ir inmediatamente a su médico, porque de ello va a depender que el
embarazo no venga antes de tiempo”, dice.
La clave es
tener un buen control prenatal que diagnostique los posibles problemas,
concuerdan las especialistas. “Cuando estos embarazos son de alto riesgo no
pueden ser atendidos en cualquier lugar, tienen que ir a un centro de nivel
terciario con una terapia intensiva capaz de hacer que el niño sobreviva”,
agrega Massache.
Kenny retornó
a su hogar con la gemela sobreviviente el martes pasado: “A pesar de todo, la
experiencia de ser mamá es única y si Dios me permite procrear de nuevo sería
después de un tiempo prudente, no dudaría en volver a ser mamá”.
jueves, 21 de febrero de 2019
El día de hoy es el Día del Médico Ecuatoriano
Si alguien tiene interés, puede descargar este libro de Marco Chiriboga Villaquirán relacionado con quien tan bien nos representa.
viernes, 15 de febrero de 2019
En pleno siglo XXI mueren muchos más niños y niñas que soldados
Niños sirios jugando en un tanque destruido al sur de la ciudad de Kobani el 22 de junio del 2018
Nunca en los últimos 20 años ha
habido tantos niños y niñas viviendo en áreas afectadas por los conflictos
armados. Millones de niños en el mundo se han convertido en un
objetivo de guerra en los conflictos armados. Uno de cada 5 menores en el mundo
vive en zonas de guerra, es decir aproximadamente 420 millones de niños.
Los 10 países con conflictos
armados en los que la infancia ha sido más castigada son: Afganistán, República
Centroafricana, República Democrática del Congo, Irak, Mali, Nigeria, Somalia,
Sudán del Sur, Siria y Yemen. En estos países, durante el periodo 2013-2017,
al menos 870.000 personas han muerto por las consecuencias indirectas de la
guerra. Estas consecuencias son: desnutrición, falta de agua,
enfermedades, falta de saneamiento y
atención sanitaria. En concreto, se calcula que más de 550.000 de esas muertes eran de menores de 5 años y estos niños y niñas murieron por causas totalmente
evitables ya que, debido a bloqueos
humanitarios, los alimentos y medicamentos más esenciales no llegan y se
bombardean escuelas y hospitales.
En este intervalo, el número de
soldados fallecidos fue de 175.000 lo que, frente al más de medio millón de niños asesinados, significa que mueren muchos más niños que soldados. En definitiva, se trata de una guerra
contra la infancia.
El número total de violaciones
graves contra los niños durante los conflictos armados, denunciadas por
Naciones Unidas, se ha triplicado desde el año 2010 llegando a la cifra más
alta de la historia: 25.000 solo en el 2017.
Durante un conflicto armado se
llegan a cometer 6 violaciones graves contra los derechos de la infancia:
- El secuestro.
- El asesinato y la mutilación.
- El reclutamieno y la utilización de los niños y niñas como soldados.
- Los ataques a centros educativos y hospitales.
- La denegación de acceso a la asistencia humanitaria como objeto de guerra y presión.
- La violencia sexual, especialmente contra las niñas, las más vulnerables en estos países en conflicto.
Estos niños viven ataques
por parte de grupos armados y fuerzas militares que desprecian las leyes y
tratados internacionales, mientras los líderes mundiales miran para otro lado.
También se bloquea la ayuda humanitaria como arma de guerra.
En Yemen, más de 85.000 niños han muerto de hambre. No podemos guardar silencio mientras estos crímenes
contra la infancia se están cometiendo en este momento con total impunidad.
Los países que venden armas y
equipos militares a las distintas partes de los conflictos bélicos deben ser
conscientes de que existen grandes probabilidades de que esas armas y equipos sean
utilizados en ataques deliberados contra niños y que éstos (cuando sobreviven) lo hacen en condiciones miserables y peligrosas teniendo que huir del conflicto y terminando en tiendas de campaña endebles o en edificios a medio construir sin ventanas ni puertas.
Los casos de anemia y
desnutrición también son comunes, debido a que los niños y las
mujeres embarazadas no tienen acceso a alimentos nutritivos.
En años anteriores, en Siria, los
niños más pequeños murieron congelados en los campamentos de
desplazados. Este invierno, con 1,5 millones de personas que fueron desplazadas,
en el último año y con la escasez de refugio, mantas y combustible para
calefacción, los riesgos serán aún mayores.
"Los niños con desnutrición
y los más pequeños son particularmente vulnerables a las enfermedades y
dolencias de este clima", explica Sonia Khush, directora de Save the
Children en Siria.
En los centros de salud que
cuentan con el apoyo de Save the Children en el área, a menudo, se ven
enfermedades que aparecen por las condiciones de vida insalubres y de
hacinamiento, como infecciones de oídos, ojos y vías respiratorias.
La posibilidad de aprender y enseñar se ha vuelto imposible en muchos países en guerra, sobre todo para las niñas. Las escuelas, los hospitales y otros lugares que deberían ser espacios de protección y desarrollo de la infancia se han transformado en objetos de ataque. "Es impactante ver que en pleno siglo XXI se esté produciendo un retroceso en los estándares éticos y morales más básicos: la infancia y los civiles nunca pueden ser un objetivo de guerra", señala Helle Thorning-Schmidt, directora de Save the Children International.
miércoles, 13 de febrero de 2019
La nueva (y no probada) moda de los pulpitos en la NEO
Reproduzco este divertido, pero real, comentario respecto a esta nueva moda:
Los Pulpitos
Por Jose Mª Lloreda
Los
pulpitos están de moda, y ahora han llegado a las unidades de Neonatología (su
lugar natural, claro). No hay nadie que no quiera hacerse una foto con los
pulpitos, especialmente si tienes un cargo en el hospital, porque vende mucho
cualquier cosa asociada a la ñoñería.
Y
esta lo es.
Esto
es políticamente incorrectísimo, pero alguien tendrá que decirlo.
A lo mejor la humanización de
la Medicina era meter un pulpito en la incubadora. Quizás el vídeo promocional
que viste donde dicen que el bebé se extuba menos porque se agarra más al
tentáculo del pulpo (creyendo que es el cordón umbilical) para ti sea creíble,
pero no deja de ser una suposición, un poco inocente, y llena de buenismo.
Dentro del útero, al menos de
la especie humana, no hay pulpitos. Hay una placenta y un cordón, que como
mucho se parece a una medusa. Es posible
que un pulpito de ganchillo sirva para quedarnos contentos y que aumente
nuestra sensación de protección, de que hemos hecho algo. El rito implica una
acción. Y esta es genial, hay de varios colores. El ritual y la magia asociada
al objeto hacen mucho. Un talismán. Un amuleto. Un fetiche.
Muchas de las cosas que se
están diciendo de los pulpitos son simplemente mentiras, porque no están
demostradas. Son buenas intenciones. Al menos fuera de Dinamarca.
Ahora resulta que los
prematuros necesitan pulpitos de ganchillo para salir adelante. No eran los
corticoides prenatales, el magnesio prenatal, el surfactante, la ventilación
sincronizada, la leche materna, no. Eran los pulpitos de ganchillo la pieza que
ni Avery, ni Silverman ni otros genios habían previsto.
Es cierto que la solidaridad
del ganchillo hay que reconocerla. De hecho, hay asociaciones de padres y
madres, verdaderos lobbys parecidos a mafias, que exigen su uso. Exigen que
exista la solidaridad del ganchillo. Y muchos les hacen caso para que luego les
inviten a dar charlas, para que a su vez haya más afiliados y así se cierra un
círculo vicioso donde lo que más se aumenta es el ego de las personas y el
poder. Es así (habrá excepciones también claro).
Es decir, no permitimos meter
juguetes en las incubadoras y ahora hay que meter un pulpo porque le han dado
mucho al “like” del video de Facebook. Porque está de moda. Porque estamos deslumbrados por los colores.
Porque estamos un poco atontados.
Pocos han contado el estudio
ese donde los juguetes de las UCIS estaban llenos de bacterias. Muchos padres desconfían
de los tratamientos que se dan, pero creen ciegamente en el pulpo y la creencia
de que no se extuban.
Entre el canguro (de eficacia
demostrada), los pulpos, las bacterias, y los nombres de las cunas e
incubadoras (Panda, Jirafa), uno no sabe si está de guardia o es un capítulo de
Frank de la Jungla.
Habrá que tener cuidado con
las cosas que hacemos y que permitimos sin base. No sea como cuando se usaba
anilina para grabar el nombre de los pañales de los bebés y se murieron porque
la anilina se absorbía y era tóxica. Pero qué bonitos quedaban con los nombres
puestos en el pañal, que cuqui. O como cuando el NIDCAP o el DHA se vio que no
eran lo eficaces que nos habían vendido.
Vendido, esa es la palabra.
Hace poco un compañero hizo
una revisión sobre extubaciones en neonatos y no encontró ningún estudio sobre
los pulpos. Es cuestión de tiempo, saldrán, porque basta que uno quiera
concluir eso para que un estudio de opiniones te diga que sí, que estamos todos
más contentos.
Pero no es cuestión de
opiniones, sino de hechos. Y de estudios que no estén financiados por el
Crochet Institute of Ganchillo.
La solidaridad está bien, pero
al menos por aquí, los pulpitos se venden, y se pagan. Ya han intentado meterlos
en el hospital, “porque los prematuros mejoran”. Así, sin anestesia. Y también
se los han ofrecido a padres, pagando, claro. Regalemos pulpitos y cuando todos
los quieran los vendemos. Creemos la necesidad, luego se venderán solos. Quizás
existen asociaciones donde no sea así, pero yo las he visto de pago.
Me parece una ñoñería más,
aunque sean gratis. Quizás en Galicia sea un localismo con sentido. Pero no en
todos los lugares. Creo que es un negocio como los chinitos de la suerte, de la
misma eficacia. pero que vende mucho de cara a publicitarlo. Y a publicitarse
uno mismo. Por esto tendrá mucho éxito, seguro.
Dentro de poco sacarán la
versión “pro” que llevará incorporado el hilo musical (dado que dice la tele
también que hay que ponerles música incluso antes del parto) y es posible que
uno de los brazos del pulpo estimule al bebé cuando haga una apnea, ya que
tiene 8, y si la tecnología lo permite, que le de masaje cardíaco. Le sobran
brazos.
Esa es la única ventaja en
poner un pulpo que veo, porque podrían usarse otros animales, como un narval
(tiene un colmillo que se puede abrazar), la pata de un flamenco, o una
serpiente (también son muy abrazables).
Por no hablar de un tubo digestivo, que es más fisiológico o incluso de
un cordón de ganchillo, de cara a que se abracen a lo más parecido que hacían
dentro. O cualquier otro órgano alargado y que de gusto cogerlo: el prematuro
no se entera de qué representa.
La mejor solución sería
comprar medusas, una por unidad. Con los tentáculos tan largos que tienen, que
a veces miden más de 20 metros, podría despacharse una unidad de neonatología
entera.
Yo veo negocio ahí.
A lo mejor es menos
fotografiable conocer las demandas verdaderas de los prematuros y sus familias.
Tener acceso 24 horas al día de forma real a las unidades. También por la
noche, de forma real, no mandarlos a casa “para que descansen”. A lo mejor dar facilidades para que la madre
pueda estar todo el día con el bebé, para hacer el método canguro y ofrecerle
la teta todo el rato. Eso sí que sería lo mejor para engancharse, una buena
teta de su madre.
A lo mejor sería menos
fotografiable obligar por ley a que cualquier hospital de referencia tuviera un
Banco de Leche Materna Donada para poder atender grandes prematuros, y que no
dependiera de si los pediatras y dirección de turno crean o no en eso, o que
les gusten más otros temas, temas que les den para ser más conocidos. A lo
mejor no hay vídeos donde digan que la leche materna es un derecho del
prematuro, y es más importante que un pulpito; que la mortalidad es mayor en
niños que toman sucedáneos de leche. Que los niños prematuros que no toman
leche materna se mueren más o tienen más secuelas. No, para decir que hay
provincias enteras sin disponer de leche para prematuros que por lo que sea sus
madres no tienen leche, para eso no se hacen fotos los cargos intermedios ni
nadie.
A lo mejor nadie viene a
hacerse una foto con los niños a los que no se les da fisioterapia o
rehabilitación porque los centros de atención temprana están colapsados. Espero
que el pulpito, con uno de sus brazos, sepa hacerlo. Tiene 8.
O una foto con esas madres que
quieren donar leche, pero no pueden llevarla al hospital porque no se pueden
desplazar a él o tienen serias dificultades para hacerlo. Si un 0.1% del dinero
que se gasta en otros temas, como fomentar que los familiares acepten la
donación de órganos de sus familiares fallecidos, se gastase por ejemplo en
fomentar la donación de leche materna, irían a tu casa a recogértela.
Tampoco creo que quieran
hacerse fotos con los niños que no van bien y que tienen problemas de
dependencia, por sordera, ceguera, parálisis cerebral, etcétera y que no tienen
ayudas de dependencia, y que precisan pagar su rehabilitación. Ni con aquellos
que precisen en cuidador para que la familia puede tirar hacia adelante. Ni con
los hospitales donde pese a tener 30 partos al día y UCIS de 30 puestos, hay
solamente 1 neonatólogo de guardia, o una enfermera para 10 niños. Espero que los pulpos también ayuden.
¿Quieres ayudar a los recién
nacidos prematuros? Dona leche materna y deja de vender pulpitos de ganchillo.
Los prematuros son algo más
que una cursilería, no se salvan con pulpitos ni con peluches. Dejémonos de
infantilizar nuestro comportamiento. Dejemos de infantilizar la Pediatría.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)