viernes, 22 de agosto de 2014

Las Mamás de la Jungla



Imagine por un momento que vive en lo profundo de la selva amazónica, en una comunidad tan alejada que la única manera que puede dejarla para ir a la ciudad es alquilando una pequeña avioneta (por un precio alto) o caminando diez días a través de lodo traicionero, arroyos y atravesando el cauce de ríos. Además, que tiene un marido y 8 niños, de entre 1 y 12 años de edad, a los que debe proporcionar la comida diaria y su sustento. Con este fin, debe despertarse todos los días antes del amanecer para preparar guayusa caliente (una bebida que proporciona fuerza y ​​vitalidad y también sirve como guía en la interpretación de los sueños) y, luego de beberla con su familia, preparar chicha (una bebida fermentada de yuca), además del desayuno propiamente dicho. Pero, primero, hay que tener, cultivar y limpiar su propio huerto de donde provienen todos los alimentos básicos de la dieta familiar. Así mismo hay que cuidar de todos los animales de granja que la familia pueda tener (quizás vacas y/o pollos).

Esta es la vida cotidiana y el trabajo de una mujer Achuar: es la protectora y cuidadora del huerto, de su familia y, por lo tanto, de la comunidad.

Ahora, imagine lo que se necesita para que una persona así deje a su familia y sus responsabilidades durante una semana para asistir a un taller en una comunidad lejos de sus seres queridos y de su realidad habitual. Para muchas mujeres y sus allegados, esto es imposible. Aún así, muchos hombres Achuar reconocen lo importante que es para sus mujeres aprender y entrenarse en prevenir y reconocer precozmente los signos de peligro durante el embarazo y el parto. Hombres y mujeres de estas comunidades ven la importancia de que cuenten con un promotor de salud materna y neonatal capacitado para poder salvar vidas.

De este modo, en julio pasado y con la colaboración y apoyo de sus maridos, 20 mujeres de 8 comunidades distintas de las provincias de Morona-Santiago y de Pastaza llegaron a la comunidad de Sharamentza para el “Taller de Formación de Promotores en Salud Materna y Neonatal para el Empoderamiento Comunitario". Ahí, las 20 (16 nuevas participantes y 4 que ya habían participado anteriormente) fueron capacitadas teórica y prácticamente en brindar atención prenatal, realizar visitas prenatales, reconocer tempranamente los signos de alerta en el embarazo, la forma de comunicarse de manera efectiva dentro de las comunidades, la importancia de la confidencialidad y la calidad de la atención, cómo atender un parto seguro, mantener un registro de nacimientos y la manera de coordinar las evacuaciones de emergencia hacia el hospital más cercano. El equipo facilitador del taller consistió en dos parteras certificadas y profesionales, una de los EE.UU. y otra de Ecuador, un antropólogo, dos entrenadoras master Achuar y dos entrenadoras Achuar en formación.

Durante esa semana, aprendieron a medir los signos vitales (presión arterial, pulso, temperatura) además de calcular la fecha probable de parto y la altura del fondo uterino. También aprendieron y practicaron como asistir a un parto limpio y seguro con el uso de kits de parto estériles, reconocer los signos de peligro y los síntomas del embarazo y, en el caso de una hemorragia post-parto, lo que se debe hacer inmediatamente en la escena y cómo evacuar a la parturienta hacia el hospital más cercano. Cada participante recibió una mochila con los materiales necesarios para llevar a cabo estas visitas y 50 kits de nacimiento para distribuir a las embarazadas que viven en sus comunidades. Por otro lado, en la atención neonatal, aprendieron cómo resucitar a un bebé recién nacido que no respira bien y cuáles son las señales de advertencia de que un recién nacido está enfermo.

En el taller se discutieron también los diferentes métodos de planificación familiar y su eficacia, abordando el tema desde la perspectiva del espaciamiento del nacimiento de los niños para que las familias trabajen en mejorar la calidad de la salud de las mujeres Achuar ya que es común que tengan un hijo tras otro, lo que aumenta el riesgo de problemas de salud como anemia, desnutrición y hemorragias post-parto. La información sobre los diferentes métodos anticonceptivos disponibles se puso en manos de los promotores de salud y de las familias como herramientas de conocimiento y empoderamiento para dialogar y discutir entre ellos cómo desean planificar sus familias. Por respeto a la autonomía del pueblo Achuar y a su cultura, no se distribuyeron anticonceptivos.

La realidad para el pueblo Achuar hace que se encuentre lejos de tener acceso a atención médica profesional (por falta de recursos, de canales de comunicación y de tiempo) con muy poca o ninguna posibilidad de evacuación. El objetivo del taller era trabajar con estas mujeres para que reconozcan fácilmente y desde el principio las señales de peligro y coordinen con sus comunidades para que se haga posible un traslado y la vida de las madres y de sus bebés, por lo tanto, se salvaguarden 

Para muchas de ellas, era la primera vez que se alejaban de sus familias para relacionarse con otras mujeres, compartiendo activamente sus experiencias, conocimientos y sabiduría. Así mismo, antes no se les había dado espacio para reunirse y discutir los problemas que enfrentan las mujeres y sus familias en sus comunidades y para crear soluciones empoderadas a través de una red de seguridad generada en torno a las madres y a las familias.

El concepto y el modelo de la red de seguridad fueron acuñados por la Fundación One Heart World-Wide (a la que está asociada Jungle Mamas) para aumentar la escala del programa e incrementar su impacto positivo en las familias Achuar. Estos talleres destacan la importancia de la solidaridad colectiva para reconocer que la salud y el bienestar de las mujeres es una preocupación no sólo de otras mujeres sino de toda la comunidad.

Desde 2013, se han capacitado 42 mujeres Achuar de las provincias de Morona-Santiago y de Pastaza en salud materna comunitaria y como promotoras de salud neonatal. Ellas sirven activamente como ojos, oídos y manos de sus comunidades y de las que las rodean, en un esfuerzo para prevenir y responder a las señales de peligro durante el embarazo y el parto. Son las nuevas lideresas en un trabajo que asegura la salud y el bienestar de las madres Achuar, de sus bebés y, por lo tanto, de toda la comunidad.

Artículo y Fotos de Robin Fink

La vida después de la muerte (de la madre...)

Cuando los médicos retiraron con cuidado a la pequeña bebita del vientre de una mujer a quien se le realizó una cesárea de emergencia, su madre ya había muerto hacía al menos una hora.

Shayma al-Sheikh Qanan, de 23 años de edad, estaba embarazada de ocho meses cuando un proyectil de un tanque israelí alcanzó su casa en el centro de la ciudad de Deir al-Balah en la Franja de Gaza, reduciéndola a escombros. Su marido, un periodista de una radio local, también fue herido de gravedad.

"Su cuerpo fue rescatado después del bombardeo israelí a las 3 am del viernes", dijo Fadi al-Kharti, médico del hospital de Deir al-Balah. "Tratamos de reanimarla, pero había muerto en el camino." Había quedado atrapada bajo los escombros de su casa durante una hora antes de que los paramédicos pudiesen cavar para sacarla. "Entonces nos dimos cuenta de un movimiento en su abdomen y se estimó que correspondía a un embarazo de aproximadamente 36 semanas". Los médicos realizaron una cesárea de inmediato y salvaron al bebé, que lleva el nombre de su difunta madre.

Para Mirfat Qanan, de 43 años de edad, fue una tragedia perder a su hija, pero hubo algo de alegría por convertirse en abuela. "Dios ha protegido a esta niña para mí. Mi hija Shayma está muerta, pero ahora tengo una nueva hija," dijo. "Ella me llamará 'mami' como su madre lo hizo."

La recién nacida fue enviada a la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales de otro hospital en Khan Yunis para asegurar su supervivencia. A los cuatro días de edad, ella estaba respirando a través de una máscara de oxígeno en la sala de maternidad del hospital. Abdel Karim al-Bawab, médico jefe de la sala, dijo que el personal mantenía una estrecha vigilancia sobre la niña para controlar su condición. "Sus signos vitales son estables, pero debe permanecer aquí en este estado durante al menos tres semanas más", dijo.