martes, 1 de mayo de 2012

Diario EL UNIVERSO, Martes 01 de mayo del 2012.


‘Exijo sanción para todos los que no atendieron a mi hijo’

Inés Huacón Correa no solo está destrozada por la muerte de su hijo Roberto Antonio Quimí Huacón, de 23 años, sino también indignada por el trato que le dieron en nueve casas asistenciales (hospitales y clínicas) de Daule y Guayaquil

Ella denunció en la Fiscalía del Guayas que en ninguna de esas casas de salud le dieron el ingreso a su hijo la madrugada del pasado viernes y murió en una ambulancia más tarde.

“Quisiera que sean sancionadas todas las personas que no le dieron auxilio a mi hijo, porque a nadie se le niega la ayuda para vivir”, expresa Huacón, mientras recuerda que la agonía de su vástago comenzó en el hospital de Daule, adonde fue trasladado tres veces desde que sufrió el accidente de tránsito, a las 17:00 del pasado miércoles.

El percance ocurrió en la vía de segundo orden que lleva a la parroquia Los Lojas, de Daule. Al parecer, un bache desestabilizó la moto en que Quimí iba con un amigo (inidentificado aún), cayó a la calzada y se golpeó fuertemente la cabeza.

En las dos primeras atenciones en el hospital de Daule, según Humberto Huacón, tío de la víctima, los médicos no diagnosticaron una gravedad.

Pero por el dolor de cabeza intenso y los constantes vómitos de sangre, el joven fue llevado por tercera ocasión y recién en ese momento los galenos se percatan de que la víctima necesitaba de cuidados intensivos. “Ahí lo quieren trasladar a Guayaquil”, dice ella.

No obstante, la esperanza de que el joven sea atendido con prontitud en una casa de salud del puerto principal se comenzó a desvanecer cuando en el hospital Guayaquil le negaron el ingreso “porque no había espacio”, según la madre.

“Nadie me pudo ayudar, ni siquiera en una clínica; bueno, en una clínica yo creo que por la razón (condición) social de nosotros quizás no nos pudieron haber atendido, pero en los hospitales sí”, reflexiona Inés Huacón, al desconocer que la Ley Orgánica de Salud, en su artículo 7, indica: “Toda persona, sin discriminación, tiene derecho a ser atendida inmediatamente con servicios profesionales de emergencia, suministro de medicamentos e insumos necesarios en los casos de riesgo inminente para la vida, en cualquier establecimiento de salud público o privado, sin requerir compromiso económico ni trámite administrativo previo”.

Luego, Roberto fue llevado hasta el hospital Luis Vernaza y, posteriormente, al sanatorio de la Policía, a las clínicas San Gabriel, Guayaquil, Kennedy Alborada y los hospitales Universitario y León Becerra. En ninguna de estas casas de salud, excepto en la de la institución policial ¬señala Huacón¬ le brindaron atención a su hijo.

Pero sostiene que en el hospital de la Policía, donde atendieron a Quimí por media hora, le advirtieron que por no ser miembro de la institución o familiar de estos debían cancelar $ 800 diarios.
“Querían una garantía y mi esposo (padrastro de la víctima) que fue policía dejó su credencial; no me importaba, así me quedara sin casa, quería que salven a mi hijo; pero luego una doctora me dijo que no tenían un ventilador y que no podían tenerlo ahí”, asegura Huacón.

Beatriz Miranda, subdirectora técnica de ese hospital, niega que se haya exigido dinero y asegura que no había espacio en el área de terapia intensiva. Además, que la medicina suministrada al paciente no fue facturada a los familiares.

La progenitora dijo no recordar que existe el SOAT (Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito) o el Fonsat (Fondo de Seguros de Accidentes de Tránsito), que debía cubrir hospitalización de pacientes hasta por $ 2.500. “Pero por lógica los doctores tenían que saberlo”.

Sandra Delgado, directora ejecutiva del Fonsat, indicó que todas las casas de salud, públicas y privadas, tenían la obligación de recibir al paciente. “Hasta por humanidad; que esto nos lleve a que estos casos no repitan”, dice.

Delgado recordó que ahora la familia tiene derecho a una indemnización de $ 5.000.

Inés Huacón Correa, madre de Roberto Quimí:

“No quiero que nadie pase por esto, mi hijo era un ser humano y no quiero que por la situación económica no lo tomen en cuenta”.

Santiago Felipe Ramón y Cajal (Petilla de Aragón, Navarra, 1 de mayo de 1852 - Madrid, 17 de octubre de 1934): El Mundo Visto a los 80 Años

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