jueves, 22 de enero de 2015

20.000 nacimientos cada año al filo del desierto

Bebés bajo fototerapia en el Hospital Público de la Mujer Pannadhay, en Udaipur, al norte de India.


Cada día paren unas 55 mujeres en este Hospital. El centro cuenta con 440 camas y está en remodelación para aumentarlas en un centenar.


Embarazadas de ocho distritos cercanos vienen a este Hospital porque es uno de los mejores para los habitantes de las zonas desérticas de Rajastá.


Lila junto a su segunda hija.


Varios integrantes de las familias acompañan a las mujeres en el alumbramiento aún cuando tengan que quedarse a dormir en el suelo. Se quedarán un par de días en caso de parto normal y hasta seis en casos de cesárea.


En la sala de espera, los parientes pendientes de noticias de las mujeres que están dando a luz.


Fuera del Hospital, esta cuna tiene un dispositivo eléctrico que avisa cuando se ha abandonado a un bebé.


Aunque la edad mínima legal para casarse de las mujeres es 18 años, con frecuencia contraen matrimonio mucho antes. También muchas mujeres jóvenes tienen múltiples partos en poco tiempo.


El Hospital Público de la Mujer Pannadhay pertenece al Hospital General Maharana Bhupal, en Udaipur, que atiende a gente que vive en el cinturón tribal de Rajastán, el estado más grande de India.
 

Una mujer camina con su hijo fuera del hospital de Pannadhay.
 
El Hospital Público de la Mujer Pannadhay, en el estado de Udaipur, es uno de los mejores en esta zona de desiertos de Rajastán, al norte de la India y últimamente ha reducido drásticamente sus tasas de mortalidad. Aquí se atienden a los habitantes de ocho distritos vecinos, incluyendo algunos del cercano estado de Madhya Pradesh. A pesar de la gran demanda que tiene, o tal vez precisamente por eso, se encuentra en plena remodelación para aumentar un piso. Trabajadores de la construcción van y vienen cargando ladrillos o bambús. El polvo y el mal olor se aprecian en varias zonas del recinto.

Lila, de 24 años, llegó hasta aquí desde una aldea a 50 kilómetros a parir a su segunda hija. Tuvo el primero a los 18 años. A la recién nacida le llamará Lakshmi, la diosa de la abundancia. Casualmente el gobierno estatal le dará, en tres pagos, 6.000 rupias (unos 78 euros) en una iniciativa para intentar frenar el aborto selectivo de las niñas a favor de los niños, un problema en un país donde por cada 1.000 varones nacen sólo 908 mujeres. Justo afuera del hospital hay una cuna con un dispositivo eléctrico que avisa cuando se ha abandonado a un bebé. En la mayoría de los casos es una niña.

Lila cuenta que cerca de su casa también hay un hospital más pequeño que éste, pero que se ha enteró de muchas complicaciones en él, así que decidió acudir al Pannadhay. En este centro paren unas 55 mujeres al día, es decir unas 20.000 cada año. Además, se atienden todas las enfermedades del aparato reproductor femenino. Cuentan con 440 camas, que se ampliarán en cien más con la remodelación que se prevé acabe en un par de meses.

El ginecólogo Arun Gupta explica que la mayoría de casos complicados de los centros más pequeños son referidos aquí, por lo que el número de cesáreas es más alto: entre el 20 y 25%. El hospital, a diferencia de otros en la zona, cuenta con la infraestructura necesaria: cuidados intensivos, incubadoras o banco de sangre. "Aunque, de tener más recursos, sería bueno contar con más equipos de ventilación mecánica", continúa.

La mortalidad materna en el hospital es de 64 mujeres por cada 100.000 nacimientos. Esta cifra es relativamente buena, si se compara con el promedio de India (178), pero todavía está muy lejos de la de los países desarrollados (menos de 10). Aunque India ha dado grandes pasos en la reducción de la mortalidad materna, este es uno de los Objetivos del Milenio que no se cumplirá este año: se pretendía una reducción a 103.

El doctor Amit Sengupta, al frente de la reconocida ONG Movimiento por la Salud de los Pueblos, subraya que el 30% de las mujeres que mueren por complicaciones del parto o del embarazo en el mundo residen en sólo dos países: India y Nigeria. El avance conseguido por India en los últimos años se debe en parte a que cada vez más mujeres paren en hospitales, como este de Udaipur. Sin embargo, según el experto, se deben mejorar los servicios en los centros de atención primaria. Y, sobre todo, acabar con la discriminación que sufre la mujer en ese país a lo largo de toda su vida. “El mayor problema es la malnutrición, que tiene un impacto directo en la mortalidad materna ya que una mujer que ha sufrido de ese problema durante toda su vida tiene una pelvis más estrecha. También, por efectos de la pobreza y de falta a acceso a mejores condiciones, muchas mujeres malnutridas tienen múltiples partos en poco tiempo, lo que compromete su salud”, añade el médico.

Gupta coincide que una de las principales causas de muerte materna en este hospital son las hemorragias, sangrados antes o después del parto, que muchas veces se deben a que las mujeres sufren de malnutrición. "Esta es una zona tribal y pobre en la que la gente se casa joven y no tiene adecuada información”, explica. Las otras causas son: preeclampsia e infecciones. El doctor dice que las mujeres llegan tarde, en condiciones graves, después de haber ido ya a centros de atención primaria. Los doctores, unos 33 entre profesores y estudiantes de posgrado —pues es también un Colegio Médico—, tienen una gran carga de trabajo. En un turno de 24 horas, este médico había programado practicar 17 cesáreas. Dice que trabaja unas 18 horas al día, por un salario mensual equivalente a unos 1.000 euros netos. Otros doctores con rango menor ganan menos. Sin embargo, las condiciones de trabajo acaban de mejorar: hace unas semanas se aumentó el número de personal de enfermería de 110 a 150.

Aunque reconoce que hay muchas carencias, Gupta no duda que las condiciones han mejorado en el hospital en el que ha trabajado los últimos 35 años: “Hace algunos meses estuve en congresos en Zurich y Londres hablando con otros médicos europeos y llegué a la conclusión de que allí hay más recursos para la investigación, pero en India tenemos más experiencia a nivel clínico: hacemos muchas más cirugías, todo en condiciones adversas y con recursos limitados”.

Hace tres años el Servicio de Salud en el Estado de Rajastán pasó de ser pagado a totalmente gratuito, incluidas todas la medicinas para pacientes internos y externos. Lila, dice que eso ha ayudado a su familia y a toda su comunidad. Antes, enfermar o tener un hijo era un gran problema porque significaba también un alto costo para toda la familia, ya que ella sólo cuenta con los ingresos de su esposo, que vende la leche de sus dos vacas y tres búfalos. Lila está en una habitación donde hay otras ocho mujeres que acaban de parir. A su alrededor hay decenas de familiares que han venido de sus pueblos para recibir al recién nacido. La madre de Lila, como muchos otros de los acompañantes, se quedará a dormir en el piso, sobre una cobija.


FUENTE: http://elpais.com/elpais/2015/01/13/planeta_futuro/1421148572_639991.html