jueves, 15 de enero de 2015

Cerca: a 126 casos de eliminar la Dracunculiasis

En el Centro de Contención en Savelugu, Ghana, Sadia Mesuna y su amiga Fatawu Yakubu miran un libro de imágenes sobre la Enfermedad del Gusano de Guinea, aprendiendo que, dice Sadia: "uno se contagia con el Gusano de Guinea a partir del agua. Si se la bebe sin filtrar, se obtiene el Gusano de Guinea". (En mayo de 2010, con el apoyo del Centro Carter, Ghana registró su último caso de la Enfermedad del Gusano de Guinea.)



Hace poco, el Museo de Historia Natural de Nueva York inauguró una humilde pero importante exposición llamada Countdown to Zero: Defeating Disease (Conteo a Cero: Derrotando a la Enfermedad) donde el Centro Carter, que preside el ex presidente de los Estados Unidos Jimmy Carter, anunció que solo quedan 126 casos en el mundo de la Enfermedad del Gusano de Guinea o dracunculiasis.

La larva de este milenario mal se ingiere en el agua de determinados países africanos y se desarrolla durante un año en el organismo humano. Convertida en lombriz, se desplaza hasta las extremidades inferiores, donde rompe la piel para depositar sus crías. La extracción del parásito puede durar horas o días. Es muy dolorosa y provoca fiebre y vómitos. Su prevención es muy simple: se trata de que la gente tome agua no contaminada. Cuando el Centro Carter inició la primera campaña mundial para erradicar al Gusano de Guinea en 1986, 3,5 millones de personas se infectaban cada año en África y Asia.

Pese a los incuestionables avances científicos y médicos de la humanidad, solo una enfermedad ha sido borrada del mapa definitivamente, la viruela, lo que da idea de la dificultad de esta empresa. “El número de casos de la enfermedad del gusano de Guinea ha continuado disminuyendo desde 2013. Estamos cerca de la línea de llegada. Creemos que puede ser erradicada en los próximos años, pero lograrlo va a requerir un gran esfuerzo”, declaró Carter en Nueva York. El Centro estima que se ha podido evitar que unos 80 millones de personas pobres y desasistidas se contagien. De erradicarse, la dracunculiasis sería la segunda enfermedad humana que desaparece por completo del planeta, después de la viruela, la primera provocada por un parásito y el primer triunfo logrado sin vacunas o medicinas.

Erradicar, eliminar y controlar son cosas bien distintas. Erradicar es librar al mundo entero de un mal; eliminar supone acabar con la enfermedad en determinados países; controlar es evitar que los contagios aumenten.

En 1991 había 23.735 pueblos en 21 países de África y Asia en los que la transmisión del Gusano de Guinea era endémica. A finales del año pasado, solo quedaban 30, todos ellos en cuatro países africanos: Sudán del Sur (70 enfermos), la nación más joven del planeta, Chad (13), Mali (40) y Etiopía (3). “Reconociendo que los casos finales de cualquier campaña de erradicación son los más difíciles y más caros de eliminar, el potencial de mejora permanente de la calidad de vida en todo el mundo es tremendo”, dijo el doctor Donald Hopkins, vicepresidente del Centro Carter.

“Estamos muy contentos de colaborar con el Centro Carter en esta exposición sobre un desafío de importancia crítica en el siglo XXI, como es el control y erradicación de las enfermedades. El ébola nos ha demostrado que esta tarea ya no será nunca más un asunto local, sino un problema global”, dijo Ellen V. Futter, presidenta del Museo de Historia Natural.

Frente al éxito sin precedentes que supuso borrar del planeta la viruela, que había matado a 300 millones de personas desde 1900, la exposición es, también, una voz de alerta. Apenas dos años después de que los casos de polio alcanzaran sus cotas más bajas, la enfermedad vuelve a repuntar por culpa de los conflictos armados en determinadas zonas del mundo cuyos sistemas de salud han quedado destrozados.

Aunque la polio tiene siglos de historia, no fue sino hasta 1800 cuando Estados Unidos y Europa conocieron las grandes epidemias. En 1988 comenzó una campaña mundial de erradicación, cuyos éxitos fueron recogiéndose año tras año. Los riesgos de una recaída son ahora temibles. En Nigeria, Afganistán y Pakistán los fundamentalistas se oponen, matando incluso, a las campañas de vacunación. En otros lugares, como Siria, la guerra y los desplazamientos de la población han provocado un repunte de los afectados.

La oncocercosis o ceguera de los ríos es una enfermedad causada por un gusano que se transmite por la picadura de insectos. Es la segunda causa de ceguera del mundo. Aunque está prácticamente eliminada en América Latina, todavía 120 millones de personas están en riesgo de padecerla. En el capítulo de horrores destaca la filariasis linfática o elefantiasis, que deforma el cuerpo de sus víctimas en proporciones insospechadas, lo que acarrea aislamiento social y marginación. La produce un parásito y amenaza a unos 1.000 individuos en todo el mundo.

El último capítulo de esta exposición se dedicó a la malaria, que mata a un niño en el mundo cada minuto. No hay lugar para pensar que pueda haber una erradicación cercana, pero los avances están ahí: desde el año 2000 los casos se han reducido un 25% en todo el mundo gracias a nuevos tratamientos y a medidas preventivas. Los científicos exploran cualquier posibilidad para combatir la malaria, incluidos mosquitos genéticamente modificados para que nos puedan transmitir la enfermedad.

“Queremos lanzar un mensaje de ánimo a la comunidad médica: hoy podemos erradicar enfermedades por completo. Por eso, es muy importante que la gente recuerde que todavía existen estas enfermedades", dijo Jimmy Carter, mientras con el dedo señalaba un gran cartel de la exposición con el número 126 destacado. Son los 126 difíciles pasos que quedan para borrar de la faz de la Tierra una de las muchas enfermedades que amenazan a la humanidad, aunque sus víctimas sean anónimas y no convoquen a millones en las calles.


FUENTES:  

https://www.cartercenter.org/health/guinea_worm/images.aspx (ingresado el 15 de enero del 2015)

http://elpais.com/elpais/2015/01/14/ciencia/1421255877_220050.html (ingresado el 15 de enero del 2015)