martes, 5 de julio de 2016

280 médicos para el pequeño Mohamed


La telemedicina ayuda a reducir la brecha entre zonas remotas y grandes centros hospitalarios


Por Daniel Martínez (Médicos Sin Fronteras)


Viernes, nueve de la mañana. Recibo una alerta en mi móvil: el equipo de Médicos sin Fronteras (MSF) en Shabunda, República Democrática de Congo, tiene una consulta sobre un caso pediátrico: sospechan que un bebé de cinco días padece tétanos. Inmediatamente, comparto la consulta con uno de los más 280 expertos en todo el mundo, tanto médicos de MSF como externos, con los que cuenta el sistema y que no tardará en responderme. Pocas semanas antes, el servicio de telemedicina de MSF, puesto en marcha en 2010, ha llegado a su caso número 3.000.


Durante estos seis años, el uso de la plataforma de telemedicina —un software que permite gestionar consultas médicas a distancia con la máxima confidencialidad— no ha parado de crecer. Al principio, se empleaba de forma tímida pero, en el último año y medio, el aumento ha sido exponencial. Actualmente, se reciben una media de entre cinco y diez casos diarios. Cuando nuestros compañeros en el terreno prueban el sistema ven que es práctico, funcional y rápido, y vuelven a recurrir a él en las siguientes ocasiones. Mi papel es doble, además de coordinar el servicio, también resuelvo dudas al otro lado del ordenador como especialista de pediatría de MSF en Barcelona.


Para que este sea funcional las 24 horas del día, trabajo junto con otros dos coordinadores ubicados en Canadá y la Guayana Francesa. De media, los coordinadores apenas tardamos 15 minutos en reenviar al experto la consulta que llega desde cualquier proyecto de MSF y, a su vez, el especialista responde al equipo en cuatro horas y media. La celeridad es uno de los principales valores del servicio pero no el único.


“Me impresionó tanto la calidad y la exactitud de las respuestas que ya no dejé de recurrir a él”, me dice Kay Hodgetts, médica australiana quien, desde hace unas semanas, trabaja en una intervención de emergencia para asistir a desplazados y víctimas de la violencia en Leer, Sudán del Sur. Kay recuerda su primer destino con MSF, en Degabhur, Etiopía. Cuando llegó allí, a mediados de 2015, nunca había oído hablar de este sistema, pero encontró por casualidad el acceso en uno de los ordenadores de la misión, probó y desde entonces no dejó de usarlo.


“La gran ventaja de la telemedicina es que nuestros pacientes, a pesar de ser atendidos en lugares con recursos limitados, pueden acceder a una atención especializada. En la actualidad, el acceso a internet generalizado en nuestros proyectos ayuda a cerrar la brecha entre el nivel de atención en el terreno y el que se dispensa en los grandes centros médicos. De hecho, todavía tiene más sentido que usemos la telemedicina en estos contextos donde tenemos menos herramientas de diagnóstico”, explica Kay.


Ayudar a paliar la falta de médicos


En muchos de los países donde trabaja MSF, azotados por conflictos o con sistemas de salud deficientes, la falta de personal sanitario es un denominador común y raramente hay médicos especialistas fuera de los hospitales de referencia. Una gran proporción de nuestros pacientes son niños menores de cinco años. Sin embargo, en el terreno nos encontramos con pocos pediatras. Los niños no son adultos pequeños y requieren una atención concreta. Sabiendo que muchos serán atendidos por personal que no tiene conocimientos específicos es muy importante contar con apoyos como la telemedicina que pueden guiar a los médicos en los casos más complicados.


En el hospital de referencia del distrito de Madaoua, en el sur de Níger, la telemedicina ha dado un paso más en este sentido. El país se enfrenta cada año a un pico de malaria y desnutrición que se prolonga desde mayo hasta septiembre, cuando el número de camas pediátricas se triplica llegando hasta 300. Desde hace meses, los médicos del hospital envían sus consultas de casos a través de la plataforma de telemedicina. Posteriormente, todos los jueves, conectan con Niamey, Dakar y/o Barcelona para discutir en profundidad los casos más complicados con especialistas de MSF por videoconferencia.


“Los médicos ya han recibido la respuesta a su duda a través de internet pero con estas sesiones en vivo los casos pueden discutirse con mayor profundidad y adaptar los tratamientos según convenga. Además, sirve como formación para estos médicos que, por supuesto, tienen unos medios técnicos más escasos que en países más desarrollados”, dice Cristian Casademont, responsable médico de los proyectos de MSF en Níger. Las dificultades de la conexión, sin embargo, complican de tanto en tanto las sesiones semanales.


La consulta más repetida en la plataforma de telemedicina también está relacionada con la falta de especialistas, en este caso de radiólogos. Muchos proyectos de HIV/sida y tuberculosis de MSF utilizan la plataforma para poder interpretar correctamente las radiografías de pulmones y así confirmar la sospecha clínica de tuberculosis.


Acceso a conocimientos muy especializados


“No amputar. La capacidad de recuperación y adaptación de los niños es tremenda. Así que centraros en comprobar la infección, intentad cerrar o injertar, y poned la muñeca en la posición correcta mediante un cabestrillo. Mantenedme informado”. Este fue el mensaje que recibió un equipo de MSF en el República Democrática de Congo poco después de enviar una foto de su paciente de ocho años con una terrible herida abierta en mano y muñeca. Su pregunta era desesperada: “Necesitamos saber si la cirugía plástica u ortopédica será posible o si amputar la mano es la mejor opción”.


Las consultas sobre cirugía representan más del 10% de las totales del servicio de telemedicina y gracias a ellas, los médicos sobre el terreno pueden contar con información muy especializada para sus casos, por ejemplo de cirujanos ortopédicos u oftalmólogos. Gracias a estas aportaciones, tanto en cirugía como en las otras especialidades, se pueden reducir el número de pruebas diagnósticas, tratamientos y referencias injustificadas, muchas veces difíciles de hacer en estos contextos y que también trastornan la vida cotidiana de los pacientes. La información que facilitan los especialistas se traduce en una mejora de la atención de los pacientes, incluso en los casos más difíciles.


En ciertas ocasiones, recibimos consultas sobre casos que no tienen ninguna opción terapéutica. Son situaciones tristes pero aun así es importante que el médico tenga este asesoramiento para que no dé falsas esperanzas al paciente y su familia, y pueda centrarse en atenderlo lo mejor posible.


Estoy convencido del potencial de la telemedicina y una prueba es un correo electrónico de mi compañera Kay, desde Sudán del Sur. “Solo quería que lo supierais: telemedicina instalada y funcionando en Leer; y ya ha sido útil”.


El caso de Mohamed*


“Fue un caso especialmente complicado, el pequeño tenía desnutrición, fiebre y pancitopenia [reducción de glóbulos rojos, blancos y plaquetas en la sangre que suele estar relacionada con enfermedades que afectan a la médula ósea], y no estaba respondiendo a múltiples líneas de tratamiento. Usamos la telemedicina y enviamos su historial, detalles de cómo lo habíamos atendido, fotos, un vídeo y los resultados de un análisis de sangre.


Tras semanas de seguimiento y con la ayuda de muchos especialistas, incluido un hematólogo pediatra, logramos hacer una biopsia de médula ósea para descartar un tumor maligno y así tener más confianza en nuestro régimen de tratamiento. Afortunadamente, en este caso, con el apoyo de especialistas integrados en la plataforma de telemedicina, obtuvimos un buen resultado y pudimos dar de alta al paciente en dos meses”.


* Mohamed, de cuatro años, fue tratado por Kay Hodgetts en Etiopía con el apoyo de la telemedicina.


El sistema de telemedicina de MSF se puso en marcha en abril de 2010, aunque ha sido en los últimos dos años cuando más ha crecido su empleo. Así, en febrero de 2016, la plataforma recibía el caso número 3.000 desde el proyecto de Aweil, en Sudán del Sur. En 2015, MSF puso en marcha el primer proyecto que dependía en gran medida en la telemedicina: un programa de tuberculosis que, para su diagnóstico, cuenta con el apoyo de radiólogos consultados a través del sistema.

Daniel Martìnez es pediatra y uno de los tres coordinadores del servicio de Telemedicina de Médicos Sin Fronteras.