domingo, 27 de abril de 2014

Sus medicamentos hablarán de usted

MEDICINAS INTELIGENTES DIGITALIZADAS CONTRIBUIRÁN A UNA MEJORÍA MÁS RÁPIDA Y HASTA PODRÍAN EVITAR HOSPITALIZACIONES

Por Kevin Maney

Artículo publicado en Newsweek en Español, 27 de abril del 2014, 6, 7p.


En breve, los comerciales sobre disfunción eréctil darán un giro interesante, con un emocionado, canoso y robusto caballero diciendo a la cámara: "El algoritmo que recetó el médico me indica el pico para sorprender a mi esposa en la ducha".

Las pastillas están por volverse inteligentes y eso elevará, enormemente, el valor y la eficacia de los medicamentos. A lo largo de la historia, las medicinas han sido simples polvos que nada saben del paciente: si se encuentra bien o por lo menos, si sigue el tratamiento indicado.

Sin embargo, para adquirir inteligencia, los fármacos no requerirán de una transformación radical, como un chip computarizado que se pueda ingerir y un transmisor inalámbrico. En los próximos años, cuando surta su receta, recibirá la medicina junto con un software que analiza la información biológica contenida en su celular, monitor de pulsera, la báscula del baño conectada a la red e incluso, el tenedor digitalizado para sus comidas, a fin de asegurar que la sustancia esté actuando e informar al médico sobre su respuesta a la dosis indicada. Todos los datos se enviarán a una app (aplicación) ideada para hacerle participar, activamente, en el tratamiento porque, cuando el paciente se percata de la mejoría, tiene mayores probabilidades de continuar la terapia.

Hasta ahora, los medicamentos han sido el producto final de las farmacéuticas, pero en adelante serán más como un "drugware", parte de una solución diseñada para dirigirnos hacia un estado de bienestar. Las medicinas sin software se volverán tan inadecuadas como Lady Gaga con ropa de calle.

"El objetivo es vender resultados", comenta Glen de Vries, cofundador de Medidata Solutions, compañía tecnológica que recoge y clasifica la información de miles de médicos y pacientes que participan en ensayos clínicos de nuevos medicamentos. Algunas ideas para producir drugware surgen del software utilizado cada vez más a menudo en dichas pruebas. "La industria está evaluando, cuidadosamente, combinaciones de fármacos y algoritmos", agrega de Vries.

Eso difiere de los dispositivos existentes, como las bombas de insulina automatizadas que utilizan millones de diabéticos: aparatos que hacen lecturas e inyectan insulina y en algunos casos, envían información sobre los niveles de glucosa a ciertas apps, pero por lo demás, lo que hacen son simples tareas físicas. En cambio, el drugware tendrá la finalidad de aumentar la inteligencia sobre nuestro estado de salud.

Es como cuando compramos un taladro: no queremos el taladro en sí, sino el agujero. Los enfermos no quieren, necesariamente, sus medicinas, solo desean sentirse mejor. Así que transformar los medicamentos en drugware será un importante cambio de percepción en la atención médica.

Hay varios factores que impulsan la tendencia. Uno es el enorme volumen de dispositivos y aplicaciones de salud que produce la industria de tecnología para ofrecernos información íntima que antes no podíamos o no queríamos conocer.

Por ejemplo, Withings fabrica una báscula de 150 dólares que, además del peso, registra la frecuencia cardiaca, el índice de masa corporal y de paso, la calidad del aire en la habitación. Según el fabricante, "informa cuándo hay que ventilar el cuarto". Como esos aparatos suelen utilizarse en el baño, pueden ocasionar momentos embarazosos. 

La báscula envía toda la información a una app de smartphone, la cual clasifica y crea una gráfica con los datos. Muchos otros dispositivos hacen lecturas de salud y actividad -Fitbit y apps que registran patrones de sueño-, pero los nuevos aparatos son cada vez más sofisticados. En marzo, Vital Connect lanzó un parche del tamaño de una vendita adhesiva que se pega al pecho, donde hace un registro de las frecuencias cardiaca y respiratoria, la temperatura de la piel, la postura del cuerpo, los pasos e incluso, los niveles de estrés. El mismo mes, investigadores surcoreanos y texanos, junto con el fabricante MC10, presentaron un parche llamado Biostamp, que recoge datos sobre la piel y los músculos del usuario, a fin de detectar los primeros síntomas de la enfermedad de Parkinson.

Por lo pronto, los biodispositivos procesan información en aplicaciones propietarias (cerradas), pero compañías como Medidata están buscando la manera de enviar los datos -con autorización del usuario- de los dispositivos personales a un software que funcione en conjunto con un fármaco.

La tecnología no es lo único que impulsa al drugware. Obamacare también lo hace porque, en adelante, los médicos ganarán más cuando sus pacientes estén y permanezcan sanos; así que si una app farmacológica puede ayudarles, apueste a que van a recetarla.

El drugware podría reducir los costos de atención médica para todos. Según un estudio de 2013, solo la mitad de las personas con enfermedades crónicas toma sus medicinas regularmente y los que no lo hacen, empeoran su condición. En palabras de la industria, el "incumplimiento farmacológico" eleva el costo de la atención médica estadounidense en 100 000 millones de dólares anuales.

Una promesa del drugware es que entenderá nuestro contexto e influirá en nuestras conductas más allá de hacernos tomar la medicina. Si un aspecto de la mejoría es perder peso o evitar el alcohol, habrá una app que se encargue de ello. De hecho, es probable que creen una app para terapia física que estimule a los pacientes a seguir su régimen y registre la mejoría.

Otro motor del drugware es la economía de las farmacéuticas que, seguramente, querrán vender aplicaciones con sus medicinas. También es posible que la combinación de una app con una sustancia permita renovar patentes que están por expirar. De una u otra manera, dice de Vries, "al añadir una app al fármaco, se incrementa el valor de la sustancia".

Importantes compañías farmacéuticas empiezan a considerar la digitalización de sus productos. Hace un par de años, Merck fundó una unidad llamada Vree Health para explorar "servicios tecnológicos" y por lo pronto, ha desarrollado tecnologías que permiten a los médicos rastrear la atención de sus pacientes. Con todo, ninguna de las grandes farmacéuticas ha anunciado importantes proyectos drugware.

El concepto es aún tan novedoso que los reguladores no saben cómo intervenir. El otoño pasado, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) emitió lo que denomina una Guía para Aplicaciones Médicas Móviles, pero el documento solo dice que la dependencia gubernamental no pierde de vista las aplicaciones y que se "enfocará en apps que, en caso de no funcionar, presenten riesgos al paciente", así como en aplicaciones conectadas con dispositivos médicos como marcapasos.

Si la agencia decide regular los algoritmos y el software que funcionarán con los medicamentos, terminaremos con otra innovación: apps para recetas médicas.


jueves, 24 de abril de 2014

La voz del Colegio Médico de Pichincha


EL GREMIO MÉDICO Y SU HISTORIA FRENTE AL COIP

Gabriel Ordóñez Nieto, Past Presidente del CMP 1985- 1987

Antes de 1938 los profesionales de la medicina carecían de organización y su trabajo en las distintas provincias respondía solo a los intereses gubernamentales. Los cargos se otorgaban sin tomar en cuenta los méritos académicos, científicos y laborales de los candidatos, contaban eso si las relaciones de amistad, los parentescos y los consabidos palanqueos a todo nivel. Las políticas de salud no contaban con la opinión de la gran mayoría de médicos que veían con preocupación el uso y abuso de los recursos del estado sin una orientación favorable para la salud de la mayoría de los ecuatorianos. Las tasas de morbilidad y mortalidad infantil, por ejemplo, eran inaceptablemente altas, la mayoría por causas prevenibles, muy pocas voces se levantaron para protestar por este y otros problemas graves y muy graves. En materia salarial había mucho desorden y se cometían muchas injusticias: no había un Ministerio de Salud Pública para la creación de leyes, reglamentos y más disposiciones necesarias para proponer y conducir programas de manera eficaz y responsable. Algunas instituciones estaban encargadas de la planificación y control sanitario (Servicio Sanitario Nacional de la Dirección General de Sanidad con sede en Guayaquil, el Consejo Consultivo de Salud Pública), la atención médica propiamente dicha estaba a cargo de la Asistencia Pública y de ciertas instituciones con autonomía económica, administrativa y técnica como el Instituto Nacional de Higiene, la Liga Ecuatoriana Antituberculosa (LEA), la Junta de Beneficencia. El caos y la pérdida de recursos estaban afianzados.
El Ministerio de Salud Pública se creó mediante resolución de Asamblea Constituyente el 16 de junio de 1967 y su reglamento se expidió el 30 del mismo mes y año. Las organizaciones gremiales, sin embargo, son más antiguas. En 1938 se creó la Asociación Médica "Eugenio Espejo" que se llamó luego Asociación Médica de Quito y agrupó a más de 50 profesionales con la intención de formar luego la Asociación Nacional de Medicina. Los Doctores Aurelio Mosquera Narváez, ex Presidente de la República y Ricardo Villavicencio Ponce vivieron la ilusión de una agremiación en todo el país, vale decir, una suerte de embrión de lo que sería el Sindicato Médico y años más tarde la Federación Médica Ecuatoriana. Les animó el loable deseo de velar por el bienestar profesional y la defensa de los derechos. El 15 de febrero de 1942 como resultado de una resolución tomada en el III Congreso Médico Ecuatoriano se fundó la Federación Médica Nacional con 280 miembros de todo el país. Se concretaba una aspiración gremial importante: estar unidos para emprender la gran cruzada en defensa de los derechos profesionales, oponerse al ejercicio ilegal de la profesión y al empirismo.

Poco a poco la naciente institución se robusteció con obra científica, vinculaciones con organizaciones sociales y adherencia de numerosos médicos de todo el país. La sede fue el Rectorado de la Universidad Central y el primer Presidente el Dr. Julio Enrique Paredes de recordada y brillante actividad. Un año y medio después, en agosto 31 de 1943 se instaló la Primera Asamblea Médica Nacional. La segunda se reunió en Guayaquil el 9 de octubre de 1945 y en ella se tomó la resolución inteligente y definitiva de otorgar a cada núcleo provincial la categoría de Centro Médico Federal, antecesor directo del Colegio Médico Provincial. La organización tomó cuerpo y fuerza para continuar el trabajo que los consolidaría como entes legales, debidamente reconocidos por las leyes del Ecuador.

Uno de los pasos previos fue procurar y alcanzar relaciones con instituciones similares del exterior. Se pensó y sin duda era verdad que dicha presencia fortalecería a la naciente Federación Médica Nacional. Pasó a formar parte de la Confederación Médica Panamericana y de la Asociación Médica Mundial. En 1952 la Organización Sanitaria Panamericana reconoció de manera oficial a la Confederación Médica Panamericana como organismo representativo, no gubernamental de las Asociaciones Médicas del continente.

El Dr. Carlos Bustamante Pérez fue elegido Primer Presidente de la Federación Nacional en 1953 y en su discurso de posesión, ante el Presidente José María Velasco Ibarra, sostuvo que: "...la lucha por la defensa profesional no debe mirarse simplemente como un movimiento de insurgencia ni como una maniobra para conseguir mejores sueldos o remuneraciones tiene, sobre todo, un sentido de defensa de la calidad profesional, solamente cuando nuestra profesión esté garantizada en todos sus derechos y estimada como se debe, la sociedad podrá estar segura de tener profesionales probos, sabios..."

Con la expedición mediante Decreto Supremo del 27 de abril de 1965 de la Ley Constitutiva Federación Médica se consolidó legalmente la institución y tuvo presencia nacional a través de los Colegios Médicos Provinciales. En 1966 mediante Decreto Supremo 1062 se expidió la Ley Sustitutiva de la Federación Nacional de Médicos que sufrió reformas en 1973, 1975 y 1977. El periplo legislativo no terminó aquí pues en 1979 se promulgó la Ley Reformada y Codificada de la Federación Médica Ecuatoriana para el Ejercicio, Perfeccionamiento y Defensa Profesional que también fue reformada en 1989. La participación de los dirigentes de las distintas épocas fue muy activa, siempre se procuró tener un ordenamiento legal adecuado a los tiempos y beneficioso tanto para la población como para los profesionales de la medicina que nunca eludieron sus responsabilidades y dictaron su propio Código de Ética con la clara intención de tener un marco referencial para juzgar las actuaciones de sus afiliados y alertar que la medicina no es una ciencia exacta, que las ciencias médicas en general evolucionan de modo constante a una velocidad de vértigo, que el ejercicio médico se fundamenta por principio en la no maleficencia y establece un compromiso de orden ético más que jurídico. La relación médico paciente es única e irrepetible por el peculiar contenido humano y moral de los intervinientes.

Se sostuvo desde entonces que los profesionales de la salud no podían garantizar resultados porque la enfermedad deriva de numerosos factores del medio ambiente; de la estructura y reproducción social no controlables por el personal de salud y porque cada sujeto responde a su propio entorno socioeconómico y cultural, a su peculiar ritmo para enfrentar las enfermedades y buscar ayuda así como un patrón de respuestas propias, algunas impredecibles.

De la ley se reconocieron como artículos importantes el número UNO y el 39. El primero porque obligaba a los profesionales médicos nacionales y a los extranjeros, con títulos revalidados, a afiliarse al colegio de la provincia donde ejercía la profesión, previo el cumplimiento de la medicatura rural y la inscripción del título en el MSP y el número 39 que mandaba llenar los cargos vacantes de médicos únicamente por concurso de méritos y oposición según el reglamento dictado por la Federación Médica Ecuatoriana y aprobado por el Ministerio de Salud Pública. Ambos se declararon inconstitucionales en el gobierno del Presidente Correa y así se restó poder y presencia al organismo gremial porque los nuevos médicos no ven utilidad en la afiliación voluntaria.

La historia reciente muestra la verdad de las cosas. Mientras en 1985 se levantó el primer paro médico nacional, en pleno gobierno del Ing. Febres Cordero, supuestamente, el más represivo de la historia democrática del Ecuador, para reclamar por los malos servicios de salud, los programas ejecutados de manera irresponsable, la mala calidad de los medicamentos y los sueldos bajos. La voz gremial se escuchó y respetó. Ahora, se amplió la jornada de trabajo a 8 horas diarias sin ajustar los salarios en forma proporcional, se introdujeron artículos en el COIP sin escuchar a nadie con el ánimo de sancionar médicos y meterlos a las cárceles cuando se equivoquen. Lo último es contratar médicos en condiciones tan desventajosas y precarias que solo se aceptan por miedo y la necesidad de tener un sustento luego de largas jornadas de estudio sostenidas por sus familias. ¿Hasta cuándo tolerar tanta infamia?

Los concursos para llenar los cargos médicos son convocados, calificados y santificados de modo unilateral e inaceptable. Ellos son dueños de todas las instancias y eso perjudica, sin duda, a la transparencia que debe prevalecer en la manera de seleccionar talento humano sin favoritismo de ninguna especie.

Hoy más que nunca cobran vigencia las palabras del primer Presidente de la Federación Médica Nacional. Hoy más que nunca es preciso recordar la multitudinaria marcha médica del 15 de febrero realizada en Quito que puso a los prepotentes en la mesa de negociación y se alcanzó un acuerdo que no llega a feliz término todavía. La táctica es diferir todo cuanto se pueda, con cualquier pretexto, hasta dar el golpe final con alevosía y ventaja.

Es un imperativo de la hora actual fortalecer la organización médica tanto en el nivel provincial como en el nacional. Las marchas y las vigilias están bien pero no son suficientes, no basta con exponer y defender con valentía las ideas, tampoco alcanza exponer vidas al flagelo de la represión. La estrategia debe ser sesuda, digna de un colectivo de intelecto cultivado entre alegrías y pesadumbres de la vida y la muerte, del trabajo tenaz y gratificante. Hay que evitar los sacrificios innecesarios, detenciones, despidos y los enfrentamientos con la comunidad porque aquí, con la participación masiva de nuestras familias, pacientes y amigos, vamos a encontrar la fuerza para la batalla final.

Hay que afiliarse a los Colegios Médicos Provinciales y dotarle a la Federación de recursos económicos porque sin ellos la lucha es más desigual todavía.

miércoles, 23 de abril de 2014

"Dame un beso"

En la maternidad de Kedougou, una región en el extremo sudeste de la República de Senegal, una joven madre juega con su hija recién nacida, ausente de la gente que la rodea. Con sus labios besa a la nueva criatura y después la lleva hasta su pecho para alimentarla. La madre está sola, sin nadie de la familia acompañándola. Es la segunda mujer de un hombre que le dobla la edad.


El biberón de Toni


Susana, ex-drogadicta, enferma de SIDA, quiso tener a Toni con José una noche que dormían bajo una manta en un parque de Barcelona. Los dos habían tenido una vida muy difícil. Sin casa. Sin trabajo. Drogas. Cárcel. Cuando se conocieron no daban ningún valor a la vida, pero el amor les hizo tener esperanza. Toni era su declaración de amor. Pensaron que su hijo les ayudaría a tener una vida normal de familia...