martes, 15 de enero de 2013

Sextillizos en México







Uno, dos, tres, cuatro hasta seis bebes: dos niños y cuatro niñas. Con un peso de entre 590 y 800 gramos, los sextillizos nacidos el jueves 10 de enero del 2013 en Morelia, estado de Michoacán en México, se aferran a la vida, pero el pronóstico no es alentador.

“Estoy muy feliz”, dice la madre que esperaba cinco y no seis. Sin embargo dos de las niñas no superaron las primeras horas tras la cesárea.

"Son seis prematuros extremos, de peso bajo e incluso con alto riesgo de mortalidad. Estamos manejando su estado de salud como muy grave", comentó Lizbeth Bejarano, una de las pediatras a cargo.

El más pequeño de los sextillizos pesa apenas 590 gramos y mide escasos 25 centímetros. Aun así, lucha por mantenerse con vida en el área de Cuidados Intensivos del Hospital de la Mujer, donde el pasado jueves su madre dio el mayor alumbramiento de los últimos años en la entidad.

A sus 31 años, esta mujer lleva dos embarazos múltiples y sin haber recibido nunca ningún tratamiento de fertilidad. Según su historial clínico, hace 12 años también tuvo cuatrillizos, producto de su primer matrimonio, de los cuales sobreviven tres: Reyna Rubí, María Perla e Israel.

Hoy, los tres hermanos cursan el primer grado de Telesecundaria en una de las zonas más pobres de Morelia, a donde tienen que llegar cada mañana sorteando una barranca.

Su casa está en obra gris y el frío invernal cala duro, pues la puerta exterior no tiene ventanas y las puertas interiores son un trozo de tela colgado de mecates.

El inmueble también carece de calle. Apenas existe el trazo que se ha ido formando entre rocas y matorrales con el paso de los pocos vehículos que circulan en esa colonia irregular.

"Estoy triste (...) porque no están bien. Puede que se mueran", dijo Reyna Rubí, a quien ahora cuidan sus tías.

Debido a que la madre presentó desprendimiento de placenta y anemia, los médicos no pudieron esperar más y tuvieron que programar la cesárea con apenas 27 semanas de gestación.

Yosio Salinas Rodríguez, el padre de los sextillizos, quien tiene 20 años y trabaja como instalador de tablarroca, dice también esperar un milagro.

"Yo lo que pido (a las autoridades) es que me consigan un trabajo estable, con un ingreso fijo para mantener a mi familia", demandó este joven.