viernes, 15 de febrero de 2019

En pleno siglo XXI mueren muchos más niños y niñas que soldados


Niños sirios jugando en un tanque destruido al sur de la ciudad de Kobani el 22 de junio del 2018

Nunca en los últimos 20 años ha habido tantos niños y niñas viviendo en áreas afectadas por los conflictos armados. Millones de niños en el mundo se han convertido en un objetivo de guerra en los conflictos armados. Uno de cada 5 menores en el mundo vive en zonas de guerra, es decir aproximadamente 420 millones de niños.

Los 10 países con conflictos armados en los que la infancia ha sido más castigada son: Afganistán, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Irak, Mali, Nigeria, Somalia, Sudán del Sur, Siria y Yemen. En estos países, durante el periodo 2013-2017, al menos 870.000 personas han muerto por las consecuencias indirectas de la guerra. Estas consecuencias son: desnutrición, falta de agua, enfermedades,  falta de saneamiento y atención sanitaria. En concreto, se calcula que más de 550.000 de esas muertes eran de menores de 5 años y estos niños y niñas murieron por causas totalmente evitables ya que, debido a bloqueos humanitarios, los alimentos y medicamentos más esenciales no llegan y se bombardean escuelas y hospitales.

En este intervalo, el número de soldados fallecidos fue de 175.000 lo que, frente al más de medio millón de niños asesinados, significa que mueren muchos más niños que soldados. En definitiva, se trata de una guerra contra la infancia.

El número total de violaciones graves contra los niños durante los conflictos armados, denunciadas por Naciones Unidas, se ha triplicado desde el año 2010 llegando a la cifra más alta de la historia: 25.000 solo en el 2017.

Durante un conflicto armado se llegan a cometer 6 violaciones graves contra los derechos de la infancia:
  1. El secuestro.
  2. El asesinato y la mutilación.
  3. El reclutamieno y la utilización de los niños y niñas como soldados.
  4. Los ataques a centros educativos y hospitales.
  5. La denegación de acceso a la asistencia humanitaria como objeto de guerra y presión.
  6. La violencia sexual, especialmente contra las niñas, las más vulnerables en estos países en conflicto.
Estos niños viven ataques por parte de grupos armados y fuerzas militares que desprecian las leyes y tratados internacionales, mientras los líderes mundiales miran para otro lado. También se bloquea la ayuda humanitaria como arma de guerra.

En Yemen, más de 85.000 niños han muerto de hambre. No podemos guardar silencio mientras estos crímenes contra la infancia se están cometiendo en este momento con total impunidad.

Los países que venden armas y equipos militares a las distintas partes de los conflictos bélicos deben ser conscientes de que existen grandes probabilidades de que esas armas y equipos sean utilizados en ataques deliberados contra niños y que éstos (cuando sobreviven) lo hacen en condiciones miserables y peligrosas teniendo que huir del conflicto y terminando en tiendas de campaña endebles o en edificios a medio construir sin ventanas ni puertas.

Los casos de anemia y desnutrición también son comunes, debido a que los niños y las mujeres embarazadas no tienen acceso a alimentos nutritivos.

En años anteriores, en Siria, los niños más pequeños murieron congelados en los campamentos de desplazados. Este invierno, con 1,5 millones de personas que fueron desplazadas, en el último año y con la escasez de refugio, mantas y combustible para calefacción, los riesgos serán aún mayores.

"Los niños con desnutrición y los más pequeños son particularmente vulnerables a las enfermedades y dolencias de este clima", explica Sonia Khush, directora de Save the Children en Siria.

En los centros de salud que cuentan con el apoyo de Save the Children en el área, a menudo, se ven enfermedades que aparecen por las condiciones de vida insalubres y de hacinamiento, como infecciones de oídos, ojos y vías respiratorias.

La posibilidad de aprender y enseñar se ha vuelto imposible en muchos países en guerra, sobre todo para las niñas. Las escuelas, los hospitales y otros lugares que deberían ser espacios de protección y desarrollo de la infancia se han transformado en objetos de ataque. "Es impactante ver que en pleno siglo XXI se esté produciendo un retroceso en los estándares éticos y morales más básicos: la infancia y los civiles nunca pueden ser un objetivo de guerra", señala Helle Thorning-Schmidt, directora de Save the Children International.


FUENTE: https://www.savethechildren.es/actualidad/no-la-guerra-contra-la-infancia