jueves, 15 de marzo de 2018

"Mala Práctica Médica en Salud Pública"

Columna de Opinión de Diario EL COMERCIO, martes 13 de marzo del 2018

Por Fernando Sacoto

Finanzas y Salud


Años atrás se solía decir en el Ministerio de Salud que las políticas dictaban los ministros de finanzas de turno. Efectivamente, a la cola de las asignaciones presupuestarias, los planes y programas debían ajustarse a lo poco que daban.

La cooperación internacional aliviaba las penurias.No obstante las adversidades, valiosos resultados se lograban; promisorias coberturas en vacunación y salud materno-infantil; erradicación o control de deficiencias nutricionales o enfermedades tropicales; regulación de medicinas y producción de biológicos por el Instituto Izquieta Pérez; Atención Primaria de Salud, con la medicina rural obligatoria y la salud familiar y comunitaria, entre otros. Empero, más allá de los esfuerzos y el compromiso salubrista de miles de héroes anónimos, la deuda social en salud crecía.

El régimen precedente trajo consigo esperanzas. El presupuesto de salud creció significativamente, abrigando esperanzas de cambio. Al poco tiempo el sueño se desvaneció. La orden presidencial era apantallar con edificios y propaganda, siguiendo una cuidadosa planificación electorera. Pero, además, la embriaguez de la abundancia y el mantenimiento de una militancia privilegiada habrían de generar una abigarrada estructura estatal que, en salud, amontonaría viceministerios, subsecretarias, coordinaciones y ¡41 direcciones! variopintas; De Inteligencia de la Salud, de Políticas y Modelamiento del Sistema Nacional de Salud, de Cambio de la Cultura Organizacional, de Consultoría Legal una y Dirección Jurídica otra; etcétera, etcétera y por allí, perdida en la impenetrable maraña, una minusválida Dirección General de Salud, antaño efectiva conductora de solo 10 Direcciones Técnicas. El problema no es solo el abultado gasto de personal; el “modelo” implantó una recentralización burocrática que amordazó la gestión de una territorialidad zonal y distrital disfuncional. Si a ello se suman inexperiencia e improvisaciones directivas, se entienden los retrocesos de salud pública, como vacunación. Contradictoriamente el estratégico Consejo Nacional de Salud fue confinado de tres pisos a tres cuartitos del séptimo piso del ministerio. El pujante Izquieta Pérez desapareció en 2012.

La flamante Ministra de Finanzas procurará eficiencia en el gasto. ¡Bien! En salud hay mucho trabajo; reestructuración institucional; contratos de servicios de salud a proveedores privados; incentivos al consumo de medicamentos costosos; adjudicaciones ideológicas a países “amigos”; duplicaciones de servicios entre el MSP y el IESS, y más. Un gasto eficiente requiere vigilar su calidad; monitorear resultados; auditarlos. Bien dice el Maestro Rodrigo Fierro Benítez; ¿Quién responde por la desnutrición infantil intacta? ¿No será hora de investigar la “mala práctica” en salud pública?


"Ladrones de esperanzas"

Columna de Opinión de Diario EL COMERCIO, Domingo 11 de marzo del 2018

Por Vicente Albornoz Guarderas


Y cuando se mira algunos indicadores clave, es fácil que la sangre empiece a hervir porque toda esta gente que se dedicó a vender sueños, a vender la ilusión de un mundo mejor y más justo, lo único que hizo fue robar esos sueños a los más pobres, a aquellos que, quizás, eran demasiado pobres hasta para soñar.

Un indicador especialmente preocupante es la mortalidad infantil, donde el Ecuador ocupa uno de los peores lugares en todo el continente americano. En realidad, de los países de América que dan al Océano Pacífico, desde Canadá hasta Chile, pasando por México, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Costa Rica, Panamá, Colombia y Perú, el Ecuador tiene el mayor nivel de mortalidad infantil, con la excepción de Guatemala.

Hace 20 años, Brasil, República Dominicana, Honduras, Nicaragua y Perú estaban peor que nosotros, pero según los datos más recientes de Unicef, todos esos países han mejorado mucho más que el Ecuador y hoy tienen una menor mortalidad infantil que la nuestra. Incluso un país tan “aproblemado” como Venezuela está mejor.

Y esa horrible tasa de 17,8 infantes muertos por cada 1.000 nacidos vivos es una vergüenza para el país, para un país que entre 2007 y 2014 vivió una bonanza petrolera sin precedentes y cuyo gobierno pudo gastar, en ese mismo período, un total de $271.000 millones gracias a los buenos precios petroleros, las altas recaudaciones tributarias y el abundante financiamiento, un gobierno que tuvo tanto dinero (y lo gastó a manos llenas) no pudo solucionar este tema. 

Pero eso sí, ese gobierno llenó de choferes y guardaespaldas a todos sus funcionarios altos y medios, aplanó un terreno enorme para una refinería que no existe, compró varios aviones presidenciales, gastó cientos de millones en una universidad que no puede usar sus edificios porque están mal hechos, construyó muchas carreteras con compañías brasileñas y manejó un lindo discurso de solidaridad y amor a los más débiles. Mientras tanto, los más vulnerables de los vulnerables, se morían. Literalmente.

FUENTE: http://www.elcomercio.com/opinion/ladronesdeesperanzas-opinion-columna-columnista-vicentealbornoz.html