martes, 28 de febrero de 2017

jueves, 23 de febrero de 2017

"Estamos para salvar vidas"



Por Fernando Medina

Diario EL COMERCIO, 22 de febrero del 2017

Carlos López fue acusado por negativa de atención médica el 2009, pero lo detuvieron en enero pasado. Salió libre el 20 de febrero del 2017.

“Estuve preso 38 días en la Cárcel 4 de Quito. La celda en la que dormía era de 9 metros cuadrados. Llegué a ese lugar ­tras ser condenado a un año- porque supuestamente negué la atención médica a Charlotte Mazoyer, una joven francesa que fue asaltada y baleada en el 2009.

Al final se comprobó mi inocencia, pero los 38 días que estuve en prisión jamás los olvidaré. Recuerdo que cuando entré a la cárcel, las imágenes de la noche del 12 de septiembre del 2009 regresaron otra vez a mi mente. Esa noche festejaba con mi esposa y mis padres el cumpleaños de mi segunda hija. Justo cuando íbamos a comer, el teléfono sonó. La llamada era de la clínica. Solo me dijeron que una joven llegó con una herida de bala y que era una emergencia.

En ese momento tomé las llaves de mi carro, prendí las luces intermitentes e invadí el carril exclusivo del Trole. Cuando llegué, la joven se encontraba consciente. Le pregunté cómo estaba y me dijo: ‘Me duele mucho, tengo miedo’. Intenté calmarla y de inmediato pedí el reporte.

Tenía dificultad para respirar. Uno de sus pulmones estaba lleno de sangre. Por eso tuvimos que intubarla. No sabíamos dónde estaba la bala, ni qué órganos fueron afectados.

Hicimos análisis, resonancias y luego entramos al quirófano. Allí el corazón se detuvo, dejó de latir. Entonces abrí el tórax y empecé a masajearlo. Se recuperó, pero segundos más tarde falleció.

Su muerte me impactó; era muy joven. No podía creer que personas, por arrebatarle el dinero, le hayan disparado. Regresé a mi casa a las 02:00. Le conté a mi esposa lo sucedido y lloré. Ese momento pensé en mis hijas.

Nunca pensé que ese sería el inicio de siete años de juicio. El lunes, después de la muerte de la joven, llegué a la clínica y escuché que la familia estaba reclamando por la atención. No me asusté, pues hice todo lo médicamente posible por salvarla. Eso también les dije a mis compañeros de celda cuando me preguntaron del caso. La primera noche en la cárcel no pude dormir. Me levanté a las 05:00 y me duché. Todo era extraño, los baños no tenían puertas... Recuerdo que ese día me sequé con mi camisa, luego mi esposa me llevó ropa limpia.

Estaba preocupado porque la condena era de un año. Mi última esperanza era el pedido de revisión. Para evitar pensar en eso empecé a leer y a hacer ejercicios. Me devoré cinco libros, pero me excedí con el entrenamiento, sufrí un ‘shock’ postraumático. Perdí la memoria y me tuvieron que llevar al hospital. Allí estuve 10 días hasta que recibí la noticia de mi inocencia.

En ese momento lloré mucho. Por fin era libre. Se comprobó que actué con base en protocolos. El abogado de la familia Mazoyer siempre se mantuvo en que no se le dio atención, pero no fue así. No se puede criminalizar la práctica médica. Los médicos salvamos vidas.

Han sido siete años que no he podido dejar el país. No pude ir en el 2013 a la graduación de mi primera hija, en Francia. El año pasado obtuvo su PhD y tampoco estuve ahí. Otro momento difícil fue en octubre del 2014. Ese mes murió mi madre. Ella oró por mí en estos años de juicio. Era una mujer devota, pero su fe se quebró por los fallos judiciales en mi contra. Pocos días antes de morir, me dijo: ‘Dios no me escucha’. La abracé y le dije que los tiempos del Señor no son los tiempos del hombre. Ahora estoy convencido de eso.

No tengo rencor en contra de la familia de Charlotte. La pérdida de su hija no debió ser fácil. Los médicos no matamos, estamos para salvar vidas. Y espero seguir haciéndolo”.


FUENTE: http://www.elcomercio.com/actualidad/testimonio-carloslopez-medicos-casomazoyer.html


martes, 7 de febrero de 2017

Las estadísticas de enero del 2017



Nuevo Centro de Salud en San Antonio de Pichincha





El día jueves 02 de febrero de 2016 se inauguró en San Antonio de Pichincha, al norte de Quito, el nuevo Centro de salud Tipo C, una obra que beneficia a más de 28 mil habitantes de la zona.

El evento de inauguración contó con la participación del Presidente de la República, Rafael Correa Delgado, acompañado de Verónica Espinosa, Ministra de Salud, Gabriela Rosero, Ministra Coordinadora de Desarrollo Social y Armando Bohórquez, Director General del Servicio de Contratación de Obras (SECOB), entre otras autoridades nacionales y locales.

Esta unidad cuenta con una infraestructura y equipamiento moderno, que reúne las condiciones necesarias y talento humano suficiente para satisfacer la demanda de la población de la parroquia y de zonas aledañas. La empresa constructora del centro de salud fue CONTARIM. CIA. LTDA., tras la terminación unilateral del primer contratista, y el fiscalizador de la obra fue el Servicio de Contratación de Obras (SECOB). El costo del proyecto entre infraestructura y equipamiento fue de $3,9 millones.

Esta unidad ofrece una cartera de servicios en medicina familiar y/o general, odontología, obstetricia, enfermería, vacunatorio, procedimientos, laboratorio, rayos X, ecografía, farmacia, terapia física, estimulación temprana, emergencias 24 horas y nutrición.

En el nuevo Centro de Salud Tipo C de San Antonio se tiene proyectado atender hasta 400 pacientes diarios, mientras en el antiguo centro de salud se atendían alrededor de 100 al día. En el nuevo centro de salud laboran 79 personas: 68 profesionales de la salud y 11 administrativos.

Hasta la fecha, en el Distrito Metropolitano de Quito, además del centro de salud de San Antonio de Pichincha, se han construido otros dos centros de salud tipo C: el de Guamaní, al sur de la ciudad, y el de Conocoto, al suroriente. Además, se inauguraron el Hospital Docente Calderón y el Hospital Gineco Obstétrico de Nueva Aurora Luz Elena Arismendy. También se han repotenciado 7 hospitales, con la notable excepción del Enrique Garcés.