lunes, 19 de febrero de 2018

Teodora es libre


Perder al hijo que esperabas es duro.

Que te culpen por ello y te metan en la cárcel, más. 

Eso es lo que la salvadoreña Teodora Vásquez asegura que hicieron con ella las autoridades de su país cuando solo tenía 24 años. Vásquez salió el pasado jueves 15 de febrero del 2018 de la cárcel después de una década presa por un evento obstétrico del que ella siempre dijo que fue espontáneo y no provocado. 

Después de años de recursos en los tribunales y de reivindicación en las calles, alentada por Amnistía Internacional y otras organizaciones que la apoyan, su caso se ha convertido en un ejemplo de la lucha por los derechos de los mujeres en un país que tiene uno de los marcos legales más restrictivos sobre el aborto del mundo. 

La historia de su vida se torció en 2007, cuando tenía un hijo de cuatro años, al que peleaba por alimentar con su sueldo de empleada en una escuela, y esperaba al segundo. 

«Estaba trabajando en el colegio y a eso de las dos de la tarde me empecé a sentir muy mal. Estaba en el noveno mes de embarazo y creía que iba a nacer mi bebé. Como los dolores no pasaban, sino que aumentaban, llamé a una ambulancia. Hasta cinco veces, pero nunca llegó. 

Me dieron ganas de hacer pipí y fui al baño. Al bajarme la ropa interior, noté algo que se desprendió dentro de mí. En ese mismo instante me desmayé. Busqué a mi compañera para que me dijera lo que había pasado, que mirara en el baño y me dijera lo que había ahí. En ese momento llegó la policía. Vio las huellas de sangre y preguntó de quién era lo que había en el baño. Yo, sin temor, porque sabía que no había hecho nada malo, dije que era mío. Me preguntaron: "¿Por qué lo hiciste?". "Yo no he hecho nada", contesté. "Has matado a tu hijo", me dijo el policía. Fue así como supe que era mi bebé lo que había en el baño. Y ahí me capturaron. Me dijeron que me llevaban por haber matado a mi hijo. Esa fue la explicación. 

Me sentí derrotada porque yo tenía todas las esperanzas de tener a mi hijo. Tenía tanta ilusión... Mi mundo se derrumbó porque perdí a mi bebé y también mi libertad, y con ella el derecho de estar con otro hijo y con mis padres. Yo me había construido una vida, y lastimosamente no salió como la había proyectado. 

La policía me trató muy mal. En El Salvador se aceptan todo tipo de delitos, menos esos. Me insultaban, me tiraban la puerta del carro, se negaban a llevarme al baño cuando yo lo pedía, me negaban los medicamentos. No hicieron nada por mí. Me decían que era una mala madre y una perra. Finalmente, me condenaron a 30 años de prisión por asesinato agravado. 

Los abogados defensores que llevaba abandonaron el proceso. En la audiencia en la que me condenaron estuve sola, acompañada tan solo por un abogado de la Procuraduría al que le habían asignado mi caso solo 11 horas antes. 

A los tres meses de entrar yo en la cárcel, el padre de mis hijos nos abandonó y se fue con otra mujer». 

Teodora pudo salir de la cárcel gracias a una sorprendente decisión del Tribunal Supremo de El Salvador, que decidió conmutar su pena. Sin embargo, no se ha reconocido su inocencia, por lo que sus abogados presentarán más recursos. 

En 2016, Amnistía Internacional le presentó al gobierno 250.000 firmas "exigiendo su libertad". Y en noviembre del año pasado, Naciones Unidas pidió a las autoridades de El Salvador la revisión de los casos de mujeres que cumplen largas penas por provocarse aborto. 

Según la organización salvadoreña Agrupación Ciudadana por la Despenalización del Aborto, actualmente unas 27 mujeres cumplen penas de entre seis y 35 años por la penalización del aborto. El gobierno del presidente Salvador Sánchez Cerén propuso en 2016 impulsar una reforma para permitir la interrupción del embarazo en los casos en que la vida de la madre esté en riesgo o sea fruto de una violación, pero el proyecto no ha prosperado en el Congreso. 

El Salvador sigue siendo junto a Nicaragua, Honduras, Haití, Surinam, Andorra y Malta uno de los pocos países del mundo que mantienen una prohibición absoluta del aborto.


FUENTES:
http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-43079010


http://juninalminuto.com/una-mujer-condenada-a-30-anos-por-practicarse-un-aborto-en-el-salvador-finalmente-fue-liberada/

viernes, 16 de febrero de 2018

Cruces para las víctimas de la Marjory Stoneman Douglas High School


Cruces para las víctimas de los disparos del miércoles 14 de febrero del 2018 en la Marjory Stoneman Douglas High School cuelgan de una cerca a poca distancia de la escuela en Parkland, Florida, EE. UU. (Foto de Jonathan Drake para Reuters)

martes, 13 de febrero de 2018

Se desarrollan, por primera vez, óvulos humanos en el laboratorio


La técnica se ha creado para preservar la fertilidad de mujeres o niñas que van a empezar radioterapia o quimioterapia

Científicos de Edimburgo (Reino Unido) y de Nueva York (EE UU) han logrado por primera vez cultivar fuera del cuerpo óvulos humanos inmaduros hasta su última fase de desarrollo, el momento en el que están listos para la fecundación con un espermatozoide. Los autores sugieren que esta técnica podría utilizarse para preservar la fertilidad de niñas antes de que reciban tratamientos que podrían dañar sus óvulos, como quimioterapia o radioterapia.

Para desarrollar un tratamiento de preservación de fertilidad, los científicos primero tendrán que demostrar que los óvulos maduros son viables y que al fecundarse producen embriones sanos, afirma Antonio Requena, el director general médico del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), que no participó en la investigación. Esto ya se ha logrado en ratones, pero tendrán que pasar varios años más hasta que se demuestre la seguridad del método en humanos. En el estudio, que aparece publicado en la revista científica Molecular Human Reproduction, participaron 10 mujeres sanas que habían escogido dar a luz por cesárea. Durante la operación, los cirujanos tomaron biopsias de sus ovarios que sirvieron para la posterior extracción de folículos ováricos —envoltorios de tejido que contienen los óvulos—.

“El cultivo es complicado, porque las estructuras cambian muchísimo su tamaño”, explica a Materia Richard Anderson, uno de los autores del estudio de la Universidad de Edimburgo. “Los folículos primordiales solo miden unas micras de diámetro, mientras que el folículo maduro puede llegar a medir dos centímetros de lado a lado”, señala el biólogo. Para sortear estos cambios morfológicos, los investigadores realizaron el proceso en varias fases: empezaron desarrollando folículos completos, pero cuando estos se volvieron demasiado grandes para las técnicas de cultivo, extrajeron los óvulos y descartaron el tejido accesorio.

Anteriormente, varios centros de investigación habían logrado replicar partes del proceso de desarrollo, pero esta es la primera vez que se lleva a cabo por completo. Mientras que en un ovario sano la maduración del óvulo suele llevar tres meses, en el laboratorio solo tardó tres semanas. Anderson sostiene que “el hecho de que suceda más rápido en cultivo no significa que hay ocurrido algo malo, simplemente que el desarrollo es posible en menos tiempo”.

Requena advierte que “debemos ser muy cautos” antes de proceder con técnicas de preservación de fertilidad, pero felicita a los investigadores por el potencial que tiene su logro para la clínica. Normalmente, los médicos pueden extraer tejido ovárico de pacientes oncológicos para reimplantarlo después del tratamiento. Sin embargo, esa intervención conlleva el riesgo de reintroducir células cancerosas al organismo. Con la nueva técnica, los óvulos inmaduros que se extraen del tejido ovárico se pueden desarrollar y almacenar en el laboratorio para su posterior fecundación. Cada óvulo aislado estaría libre de células contaminantes: “podríamos fecundarlos [in vitro] y obtener embriones, que es lo que se implantaría”, explica el doctor.

Aunque han demostrado que desarrollar óvulos en el laboratorio es posible, los autores reconocen que el proceso no es exactamente eficiente: de los 87 folículos que cultivaron, lograron extraer nueve óvulos maduros. Además, las células que obtuvieron no son idénticas a las que produce el cuerpo. Cuando el óvulo madura por completo, debe expulsar la mitad de su material genético en una estructura secundaria llamada el cuerpo polar. Todos los óvulos de laboratorio, ya sean de ratón o de humano, muestran cuerpos polares más grandes de lo normal. “No sabemos si el tamaño del cuerpo polar es relevante, pero en ratones la fecundación de los óvulos de laboratorio no es tan eficiente como cuando crecen en el cuerpo”, dice Anderson. A pesar de estas limitaciones, el estudio también ha clarificado el proceso de desarrollo del óvulo humano en sus distintas etapas, lo cual podría facilitar la investigación de otros tratamientos de infertilidad y de nuevas técnicas en medicina regenerativa.

miércoles, 17 de enero de 2018

Manushi: 28 semanas y 400 gramos



Manushi es una niña india que nació diminuta por cesárea de emergencia después de que su madre enfermara y su vida corriera peligro. Vino al mundo el 15 de junio con tan solo 28 semanas de gestación, apenas 400 gramos de peso y tan solo 21 centímetros de largo. Los médicos le dieron una probabilidad del 0,5% de sobrevivir, pero salió adelante y ha sido dada de alta a los siete meses de vida con un peso cercano a los 2,4 kilos.

Un niño se considera prematuro cuando nace antes de las 37 semanas de gestación y Manushi es una gran prematura, es decir, bebés nacidos por debajo de las 28 semanas y de menos de un kilo de peso. Dentro de este grupo, a los que pesan menos de 500 gramos, se los califica como bebés milagro. 

Este 15 de enero hubiese cumplido siete meses internada en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales del Hospital Infantil Jivanta en Udaipur (en el Estado de Rajastán, al oeste de la India), pero recibió el alta unos días antes de cumplirlos, el pasado 11, informó el diario Hindustan Times, que subraya que es uno de los bebés más pequeños que ha logrado sobrevivir en India ya  que el anterior récord lo tenía Rajni, que pesó 450 gramos, en 2012.

La madre, Seeta, de 48 años, y su padre Giriraj, de 50, de Rajasthan (India), la llaman y, con toda razón, su milagro. "Ella luchó, luchó y luchó contra todas las probabilidades y lo logró", comenta la madre, que lleva 35 años casada con el padre.

Seeta sufrió una presión arterial peligrosamente alta e incontrolable durante su embarazo y una ecografía reveló falta de flujo sanguíneo a la placenta. Los médicos tomaron la decisión de realizar una cesárea de emergencia el 15 de junio, cuando solo llevaba 28 semanas de gestación. Manushi, cuyo pie era del tamaño de la uña de un adulto, no respiraba al nacer, pero su familia decidió intentarlo, por lo que fue conectada a un respirador artificial e ingresada en cuidados intensivos. Su piel era tan frágil como un papel y sus órganos no estaban desarrollados.

Le dieron una probabilidad del 0,5% de supervivencia. Sunil Janged, jefe de Neonatología del hospital, confiesa: "Cuando nació, no estábamos seguros de lo que podría pasar". "Ella luchaba por respirar, por lo que se le colocó inmediatamente un respirador para expandir sus diminutos pulmones. No podría ser alimentada adecuadamente debido a la inmadurez de su intestino", recuerda.

"Todos los nutrientes esenciales como aminoácidos, lípidos, carbohidratos, minerales, multivitaminas y oligoelementos los recibía directamente por circulación sanguínea", explica Janged, que añade que el mayor reto de su equipo fue evitar que sufriera una infección. A las siete semanas, Manushi fue capaz de digerir la leche y, lentamente comenzó a respirar por sí misma y su cerebro y ojos se desarrollan normalmente.

"Decidimos salvar la vida del bebé y ofrecerle la atención y el cuidado médico necesarios porque queríamos enviar un mensaje de que las niñas deben estar protegidas. En un estado como Rajastán, donde el infanticidio femenino es desenfrenado, las personas tienen que dar un paso adelante y tomar medidas para poner fin a esta práctica malvada", dice el médico. El rotativo indica que los bebés con menos de 24 semanas o que no superan los 600 gramos rara vez sobreviven en India.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la prematuridad es la principal causa de defunción en los niños menores de cinco años, y provocó en 2013 cerca de un millón de muertes. Cada año nacen 15 millones de bebés antes de tiempo en el planeta. La OMS señala que el bebé prematuro se puede enfrentar a diversos problemas de salud como la pérdida de calor corporal o una mayor dificultad para alimentarse o una mayor incidencia de infecciones graves, entre otros. En España nacen cada año unos 29.000 niños prematuros, y representan el 75% de los ingresos hospitalarios en neonatos, según los últimos datos ofrecidos por la Sociedad Española de Neonatología (SENeo) y en Europa, los prematuros son 500.000 al año.

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