miércoles, 6 de mayo de 2020

Un cambio en el juego


Una nueva obra de arte pintada por el popular y enigmático artista callejero Banksy durante el encierro por el SARS-CoVID-19 se exhibió en un pasillo del Hospital General de Southampton en Inglaterra. Esta institución de salud ha revelado esta última obra de arte con la que el autor rinde homenaje a los trabajadores del NHS (Servicio Nacional de Salud de Gran Bretaña, por sus siglas en inglés) que luchan contra el coronavirus.

La pieza, titulada 'Game Changer', muestra a un niño vestido con un mono que juega con un juguete de superhéroe enfermera, con figuras de Batman y Spiderman en una papelera en el piso. La enfermera, con una capa, una máscara facial y un delantal blanco con una cruz roja, levanta el brazo como si estuviera volando.

El personal del Hospital General de Southampton dice que Banksy dejó una nota diciendo: "Gracias por todo lo que están haciendo. Espero que esto ilumine un poco el lugar, incluso si es solo en blanco y negro".

Después de levantar las medidas de bloqueo, la pieza, que tiene aproximadamente un metro de alto y un metro de ancho, se exhibirá públicamente y, posteriormente, se subastará para recaudar dinero para organizaciones benéficas del NHS, confirmó una portavoz de Banksy.

Paula Head, directora ejecutiva del University Hospital Southampton NHS Foundation Trust, dijo: "Aquí en Southampton, nuestra familia del hospital se ha visto directamente afectada por la trágica pérdida de miembros del personal y amigos muy queridos y respetados. "El hecho de que Banksy nos haya elegido para reconocer la contribución sobresaliente que todos y el NHS están haciendo, en tiempos sin precedentes, es un gran honor. "Será realmente valorado por todos en el hospital a medida que las personas tengan un momento en sus ocupadas vidas para hacer una pausa, reflexionar y apreciar esta obra de arte. Sin duda, también será un gran impulso para la moral de todos los que trabajan y son atendidos en nuestro hospital".

El hospital previamente rindió homenaje a los miembros del personal Mike Brown, de 61 años, y Katy Davis, de 38 años, quienes murieron después de dar positivo por coronavirus. Brown, un portero que había estado con la organización durante 20 años, murió el 29 de abril después de recibir atención en la unidad de cuidados críticos del hospital. Fue descrito como un miembro del personal muy reconocido y popular que compartía su buen sentido del humor con quienes lo rodeaban.

La Sra. Davis, que trabajaba en salud infantil, había estado mal durante algún tiempo antes de su ingreso al hospital y murió el 21 de abril después de dar positivo para la CoVID-19. La Sra. Head la describió como una "enfermera a la que las personas aspirarían a ser".


 

sábado, 2 de mayo de 2020

Cuatro gerentes de hospitales de Quito fueron removidos. El ex-gerente del Eugenio Espejo denuncia; el MSP, calla (todavía)


El salubrista Pablo Izquierdo Pinos estuvo al frente del Hospital Eugenio Espejo, de Quito, durante 40 días. Él fue uno de los cuatro gerentes hospitalarios que fueron removidos por las autoridades de Salud, durante esta emergencia provocada por el covid-19. Otro fue el del Pediátrico Baca Ortiz, en donde dos trabajadores se contagiaron fuera de su consulta.

En una carta, con fecha de este viernes 1 de mayo del 2020, el galeno se despide del personal de salud y habla sobre la supuesta "corrupción" y "negocios millonarios" que se habrían dado en esta casa de salud.

Además, asegura que el personal ha estado expuesto durante esta emergencia sanitaria, ya que no se ha dado "importancia a la compra de mascarillas N95 o a equipos de protección personal".

Mercedes Almagro es la nueva gerenta del Eugenio Espejo. Ella asumió el cargo desde este viernes 1 de mayo. También cambiaron las autoridades de los hospitales: Pediátrico Baca Ortiz, Docente Calderón y Enrique Garcés.

Hasta las 22:41 de este viernes 1 de mayo del 2020, ninguna autoridad de salud se pronunció sobre el contenido de la carta emitida por el exdirectivo.

EL COMERCIO accedió a la carta del exdirectivo, en la que expresa lo siguiente. No aceptó una entrevista esta noche. Pero confirmó el contenido:

"Estimados compañeros, ante mi férrea negativa por segunda vez a recibir al mismo círculo de personas que lucran con la Salud he sido notificado directamente por el Ministro de Salud, quien un día antes me dio su apoyo a mi gestión. Debe ser tal el poder de estas personas en las más altas esferas del Gobierno, que tenemos procesos en donde hay negocios millonarios, pero exponen a todo el personal al dar poca importancia a la compra de mascarillas N95 o Equipos de Protección Personal.

Realmente quiero exponer mi vergüenza y mi impotencia, al conocer que no disponíamos de lo más elemental para enfrentar esta pandemia y que fuerzas poderosas son las que gobiernan el hospital. Fichas de ajedrez que se mueven en un tablero corrupto de intereses que solo se dedican a negocios de más de un millón de dólares.

Salgo como entré, con dignidad y honor al no ser parte de este juego macabro en contra de la vida de los ecuatorianos. Que se roben todo, no se robarán ni mi honor, ni mi dignidad. Al haber estado dentro de ese riñón mafioso -y no ser parte de éste-, pude ver claramente como se manejan con protervos intereses los presupuestos de la salud.

La vida y la salud de todos los servidores públicos no les interesa en lo absoluto, peor de la gente pobre que acude a los hospitales. Y esto pasa en todos los hospitales del país.

Lamentablemente esto seguirá pasando porque las personas de bien no somos convenientes a esos intereses y contrariamente hay personas que se prestan por intereses económicos a esas prácticas.

Desde ya les anticipo que iré a todos los medios de comunicación y desde mi espacio en la prensa seguiré gritando a quienes por acción y omisión se roban la plata de las medicinas, los equipamientos y los insumos del que fue un ejemplo de Hospital.

Todos ustedes me conocen estimados amigos, siempre digo la verdad, conocen mi transparencia de mis actos, por ello no desmayaré desde ahora en luchar contra estas mafias de la salud. Un abrazo sincero y solidario por su lucha diaria y darme la oportunidad y el honor de conocerlos.
Atentamente, Pablo Izquierdo Pinos".



miércoles, 29 de abril de 2020

El comunicado del Colegio de Médicos de Pichincha del día de hoy relacionado con la inconsulta decisión del Ministerio del Trabajo


Acerca del miedo de ser trabajador de la salud


   Soldados apostados afuera de un hospital en Ciudad Juárez. Foto de José Luis González (Reuters)



Por Kirk Semple


En ciudad de México, la jefa de enfermeras acudió a la televisión nacional para hacer una declaración en nombre de sus compañeros de los servicios de atención médica: “Por favor, no nos agredan”. Las enfermeras que trabajan bajo sus órdenes han sido atacadas brutalmente en al menos 21 ocasiones, acusadas de propagar el coronavirus. Muchas ya no usaban sus uniformes mientras viajaban hacia o desde el trabajo por temor a ser lastimadas, dijo la funcionaria, Fabiana Zepeda Arias, jefa de la División de Programas de Enfermería del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).


“Nosotros podemos salvar sus vidas”, dijo, dirigiéndose a los atacantes. “Ayúdenos, por favor, a cuidarlos. Y para eso necesitamos que ustedes nos cuiden”.

En muchas ciudades, los médicos, los enfermeros y otros trabajadores de la salud han sido reconocidos con coros de aplausos y vítores desde ventanas y tejados por brindar la defensa de primera línea contra la pandemia. Pero en algunos lugares, los trabajadores de la salud son estigmatizados como si fuesen focos de contagio debido a su trabajo. Han sido agredidos, maltratados y marginados.

En Filipinas, unos atacantes rociaron con cloro a un enfermero y lo dejaron ciego. En India, un grupo de trabajadores médicos fue perseguido por una turba que lanzaba piedras. En Pakistán, una enfermera y sus hijos fueron desalojados del edificio donde residían.

Se han reportado decenas de ataques contra trabajadores de la salud en México, donde los brotes intensos entre el personal hospitalario que atiende a los enfermos de la COVID-19, la enfermedad causada por el coronavirus, han inquietado a los residentes y a los miembros de la comunidad médica. Decenas de médicos y enfermeras se han enfermado en varios hospitales de todo el país y los trabajadores de la salud han protestado de manera generalizada por la falta de equipos de protección adecuados.

Enfermeras en el estado de Jalisco denunciaron que se les impide utilizar el transporte público debido a su ocupación. Una enfermera en Culiacán, la capital del estado de Sinaloa, al noroeste de México, dijo que le lanzaron cloro mientras caminaba por la calle.

En Mérida, la capital del estado de Yucatán, un enfermero dijo que alguien que manejaba una motocicleta le arrojó un huevo.

Zepeda Arias, quien habló la semana pasada durante una conferencia de prensa, dijo que 21 de sus enfermeros del IMSS habían sido atacados en el último mes. “Duele hablar de esto, duele hablar de lo que le pasa a tu gente”, dijo conteniendo las lágrimas. “La agresión no es algo que nadie quiera. Los invitamos de verdad a respetarnos”.

Los ataques contra los trabajadores de sistema de salud parecen estar enraizados en el miedo y la ignorancia, son alimentados con información errónea, dijo Edith Mujica Chávez, presidenta de la Comisión Interinstitucional de las Enfermeras de Jalisco. “Es comprensible, considerando cuánta incertidumbre y desinformación hay”, dijo en una entrevista. “Hay algunas personas que entran en pánico y se encierran en sus casas, otras piensan que no les va a pasar nada y andan despreocupadas, y otras piensan que son los enfermeros y los médicos quienes transmitirán el virus porque estamos en contacto con los pacientes”.

México actuó de manera más lenta que otros países de la región para exigir el distanciamiento social y alentar a las personas a quedarse en casa, y el número de casos de coronavirus ha aumentado considerablemente en las últimas semanas. El domingo por la noche, funcionarios del gobierno reportaron 14.677 casos confirmados en el país y 1.351 muertes. Las autoridades han dicho que los casos confirmados incluyen a más de 500 trabajadores de la salud.

Los funcionarios mexicanos han condenado la agresión contra médicos y enfermeros y han calificado los episodios como aislados. En una conferencia de prensa celebrada el viernes por la noche, Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, calificó los ataques y la discriminación contra los equipos médicos que trabajan para mantener seguro a México como algo “extremadamente preocupante, absolutamente inaceptable”. “Todo esto es hasta cierto punto inexplicable”. Que “sean agredidas y agredidos por el hecho de ser trabajadoras y trabajadores de la salud”, quienes “están en el primer frente de respuesta”, son precisamente “las personas que tienen la mejor posibilidad y la mejor intención de ayudar”, dijo.

Diversos actos de hostilidad han sucedido en todo el mundo.

En Filipinas, un enfermero en la provincia sureña de Sultan Kudarat fue atacado por cinco hombres que pensaban que estaba infectado con el virus debido a su trabajo. Le echaron cloro en la cara provocando lo que, según sus médicos, podría ser un daño permanente en la vista. En un discurso televisado este mes, el presidente del país, Rodrigo Duterte, advirtió que las personas que discriminaban a los trabajadores de la salud serían procesadas rápidamente. “Quiero ordenarle a la policía que arreste a cualquiera que los acose”, dijo. “Una vez en prisión, no los alimenten. Déjenlos morir de hambre”.

En India, trabajadoras de la salud informaron haber sido atacadas físicamente, escupidas y amenazadas con violencia sexual por tratar a pacientes con el coronavirus. A principios de este mes, un grupo de médicos que usaban sus equipos de protección fue perseguido por una turba, la cual arrojaba piedras contra ellos en la ciudad de Indore, después de que intentaron examinar a una mujer para ver si tenía la CoVID-19. “Ellos gritaban: ‘¡Atrápenlos! ¡Golpéenlos!’”, recordó una de los médicos, Zakia Sayed, en una entrevista con India Today, una cadena de televisión. “No sabemos cómo y por qué la situación empeoró tanto”.

En varios países han proliferado los reportes de trabajadores de la salud a los que sus vecinos temerosos les han impedido llegar a sus hogares o que fueron desalojados por los caseros.

Ghazala Bhatti, una enfermera en Karachi, Pakistán, y madre de tres hijos, dijo que su arrendador le pidió que abandonara su apartamento por temor a infectar a otros en el edificio después de tratar a pacientes con la COVID-19. “El arrendador me dijo que estaba preocupado por la salud de su padre de 72 años que lucha contra el cáncer y que vive en el primer piso del edificio”, dijo Bhatti, quien se mudó con su hermano porque no pudo encontrar un lugar para alquilar debido al cierre de la ciudad.

“Estoy desconsolada”, dijo. “Nunca había sentido miedo de ser enfermera hasta que sucedió esto”.