viernes, 16 de diciembre de 2011

Reflexiones de una enfermera neonatal...



Pequeñas reflexiones: estoy agradecida por ser una enfermera de la UCIN

Estoy agradecida por mi increíble trabajo y por la capacidad de trabajar con una nueva vida todos los días. 

Estoy agradecida por poder trabajar en una profesión que me permite ayudar a los demás y apoyar a las familias que están pasando por el trance más difícil de sus vidas.

Estoy agradecida por tener el poder y los medios para guiar a los bebés y por poder confortar a sus familias que tanto lo necesitan. Esto no sólo me ha ayudado a ver el mundo a través de sus ojos, también me han proporcionado buenas y malas experiencias que han dado forma a lo que me he convertido y por eso estoy agradecida.

Estoy agradecida por el maravilloso apoyo que mis compañeros de trabajo han aportado estos años con asesoramiento, con un hombro donde apoyarme, con una mano amiga en momentos de necesidad y mucha de la amistad en el camino.

Estoy agradecida por el pasar lento de los turnos, ya que son días para reflexionar sobre mi trabajo y las razones por las que estoy allí. En esos días, muchas veces tengo tiempo para hacer las cosas que hacen que mi trabajo sea significativo y gratificante. Tiempo para reflexionar y realmente darlo todo. Para enseñar a las familias las tareas sencillas de lo más importante de la crianza de sus bebés prematuros. Tal vez, incluso, unos pocos momentos para hacerle escuchar rock a un bebé o darle un baño. Esos momentos no tienen precio y, a veces, son tan pocos y tan distantes entre sí.

Estoy agradecida porque los turnos no pasen tan lento porque me enseñan sobre el manejo de situaciones nuevas. Me permiten organizar las cosas importantes y luchar siempre por la excelencia. Los momentos ocupados, a menudo, me hacen reflexionar sobre cómo podría haber sido mejor, hacer mejor y dar más. Estos momentos me llevan a buscar nuevos conocimientos, que me den fuerza y me permitan enfrentar el miedo.

Estoy agradecida por el bebé que se va de alta. El que se va a casa, sano y feliz con su familia, sólo para regresar unos meses más tarde para mostrar su carcajada y sonrisa desdentada. Estoy agradecida por las cartas y las fotos de su crecimiento. Estos momentos hacen sentir que todo vale la pena.

Estoy agradecida por una comunidad de padres de bebés prematuros que, a veces, me han permitido entrar en su mundo frágil y vulnerable. Estoy asombrada de su fuerza y compromiso. Estoy agradecida por sus historias de crecimiento y logros. Por el aprendizaje de sus pruebas y triunfos. Por ser parte de los buenos tiempos y de aquellos no tan buenos y ser capaz de apoyarlos en todos ellos.

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