lunes, 25 de febrero de 2013

El trabajo pendiente...





A pesar de que muchas mujeres en el mundo en desarrollo dan a luz en casa, sin personal calificado, sus hijos suelen nacer sanos y ellas sobreviven con pocas complicaciones. Sin embargo, esto no es ninguna excusa para los sorprendentes hechos reportados por la UNICEF: cada día alrededor de 1.500 mujeres mueren por complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto, la mayoría de ellas en el África subsahariana y en Asia meridional. Cada año, cerca de 4 millones de recién nacidos mueren dentro de los 28 días siguientes al nacimiento, lo que representa un asombroso 40% de todas las muertes de los menores de cinco años.

Los esfuerzos para reducir las muertes entre las mujeres y los recién nacidos en los países en desarrollo han sido recibidos con mucho menos éxito que otras áreas del desarrollo humano. Sorprendentemente, la OMS informa que, entre 1990 y 2005, la tasa de mortalidad materna se redujo en sólo un 5%. Una mujer en el África subsahariana tiene una probabilidad del 4,5% de morir por causas relacionadas con el embarazo durante su vida. Un niño nacido en un país en vías de desarrollo tiene aún casi 14 veces más probabilidades de morir durante los primeros 28 días de vida que uno nacido en un país industrializado.
 
La salud de las madres y los recién nacidos está estrechamente relacionada con muertes que son evitables. La estimación sobre el potencial de salvar vidas es variable; desde el Banco Mundial se asevera que el 74% de las muertes maternas son evitables y la OMS afirma que hasta el 98% de estas muertes son evitables. De cualquier manera, el potencial es enorme.

Algunas acciones se recomiendan firmemente para salvar esas vidas, entre ellas algunas resultan esenciales: atención prenatal, atención institucional del parto, nutrición adecuada, atención post-parto, cuidados del recién nacido y educación para mejorar la salud, alimentación infantil y los comportamientos de higiene. Para ser realmente eficaz y sostenible, sin embargo, estas intervenciones deben llevarse a cabo dentro de un marco de desarrollo que se esfuerce por fortalecer e integrar los programas con sistemas de salud y con un entorno de apoyo de los derechos de las mujeres.




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