domingo, 15 de diciembre de 2013

Los Asesinos de Niños

Artículo publicado en Newsweek en Español, 15 de diciembre del 2013, 6-9p.

Por Elisabeth Braw

LEGISLADORES BELGAS SE PREPARAN PARA DEJAR QUE LOS NIÑOS DECIDAN SI DEBEN MORIR POR SU PROPIO BIEN...



Jutte van den Werff Ten Bosch ya ha tenido la conversación con su hijo de 10 años de edad. Varias veces, de hecho. No, no la conversación sobre sexo, sino sobre la eutanasia.


"Incluso si me hubiera dicho: 'Quiero morir', yo lo apoyaría", explicó. "Yo no puse a mis hijos en el mundo para mí. Se trata de su vida y de su muerte. Los mejores padres son los que dejan que sus hijos se vayan".


Las conversaciones de sobremesa del Profesor van den Werff Ten de Bosch con su hijo y sus otros tres vástagos es­tán lejos de ser hipotéticas: ellos viven en Bélgica, donde una ley que permite la eutanasia infantil está en vías de ser aprobada a principios del próximo año.


La ley, que se produce después de una ley de 2002 que hace que la eutanasia sea legal para los adultos que la deseen, permitirá que los niños en fase terminal de cualquier edad soliciten que se ponga fin a su vida.


"Los niños no son pequeños seres humanos a los que podemos manipular", dijo Van den Werff Ten Bosch, oncólogo pediatra que trabaja en el Hospital de la Universidad de Bruselas y que se ha pronunciado a favor de la propuesta de ley.


"Los niños con enfermedades terminales como el cáncer maduran mucho más rápido que los demás niños. Ellos piensan mucho acerca de su vida y de la muerte, y de cómo les gustaría que fuera su propia muerte. Y a veces son más valientes que sus padres", dijo.


El proyecto de ley sobre la eutanasia infantil, que acaba de pasar la fase de comisión en la Cámara Alta de la legislatura, el Senado, y que se espera que sea aprobada por el pleno del Senado a finales de este mes, seguida por la Cámara Baja, conocida como la Cámara de Representantes, en enero o febrero, estipula que los médicos pueden sugerir a los menores con enfermedades terminales que deberían someterse a la eutanasia.


Una vez que el niño decide a favor de la muerte, los padres tienen que dar su consentimiento, aunque la ley no prevé qué pasará si los padres no están de acuerdo. La eutanasia suele realizarla un médico, quien le da al paciente una sobredosis de relajantes musculares y sedantes. Esto provoca un estado de coma seguido de la muerte.


Desde que en Bélgica se aprobó la ley de la eutanasia para adultos, el número de pacientes que han pedido morir ha crecido a más de 1400 por año. Esto hace recordar al mundo de la película Soylent Green (Cuando el destino nos alcance), donde un estado perfectamente ordenado aplica la eutanasia rutinariamente a su población de mayor edad para mantener el equilibrio poblacional adecuado.


Un belga que aprovechó la ley de la eutanasia fue Nathan Verhelst, un hombre que se convirtió en mujer y cuyo cuerpo re- chazó su nuevo pene. En una entrevista con un diario, Verhelst explicó que no quería convertirse en un monstruo, y este año re médico le dio una inyección letal. Actualmente, Bélgica, Luxemburgo y los Países Bajos son los únicos países del mundo que permiten la eutanasia administrada por una segunda persona.


Pero las leyes han hecho surgir una serie de dilemas éticos, morales y legales. Por ejemplo, ¿es correcto que un padre proponga el asesinato legal de su hijo en cualquier circunstancia? Y, dado que los niños no tienen las mismas habilidades de razonamiento que los adultos, ¿están equipados para tomar una decisión final sobre su vida que también afectará profundamente la vida de los demás?


Como la mayoría de los animales, los seres humanos tienen el instinto innato de proteger a sus crías. Como escribió Dietrich Bonhoeffer, teólogo alemán del siglo XX: "La prueba de la moralidad de una sociedad es lo que hace por sus hijos".


¿Acaso los belgas se han vuelto completamente locos al permitir que los médicos ayuden a los niños y niñas a morir? ¿O, por el contrario, están en camino de convertirse en la sociedad más compasiva de la Tierra porque darán fin al sufrimiento de los niños?


"Por supuesto, tuve un largo debate conmigo mismo antes de decidirme a apoyar esta ley Todos los senadores lo hicieron", dijo Philippe Mahoux, líder del grupo del Senado por el Partido Socialista del primer ministro, Elio Di Rupo, quien presentó el proyecto de ley "Pero no siempre es posible aliviar el dolor de estos niños. Ese es el punto principal".


El tema ha dividido a los belgas en una forma radicalmente nueva: no a lo largo de líneas políticas, sino de acuerdo a la moral personal. "No sé qué pensar", dijo Sébastien Petit, de 34 años, un trabajador de la industria del cine en Lieja. "Por un lado, creo que es malo matar a los niños. Pero por otro lado, me doy cuenta de que estos niños están sufriendo".


Su esposa, Marie, de 28 años y terapeuta ocupacional, dijo que cree que la ley de eutanasia para adultos funciona bien, por lo que ella no ve ningún problema en extenderla a los niños. De acuerdo con una encuesta realizada por el diario La Libre, 74 por ciento de los belgas están a favor de la ley.


Sin embargo, grupos religiosos que van desde la Iglesia Católica Romana hasta los musulmanes y los judíos siguen oponiéndose firmemente, al igual que muchos médicos y enfermeras. “Siempre es posible controlar el dolor y la ansiedad terminal con medicamentos”, afirma el Dr. Benoit Beuselinck, oncólogo de los Hospitales de la Universidad de Lovaina.


"Si eso no basta, una sedación paliativa puede inducir al niño a un profundo sueño, y dejará de sufrir. Entonces, el paciente muere generalmente unos cuantos días después, y durante este período, la familia puede quedarse con el niño y comenzar el duelo", dijo. "El proceso de morir es un proceso natural, y tenemos que respetar este proceso natural tanto como sea posible".


Sin embargo, los defensores de la ley consideran que tales argumentos son anticuados. Peter Deconinck, profesor emérito de cirugía pediátrica en la Universidad Libre de Bruselas, dijo que es hora de romper el tabú que rodea a la eutanasia infantil.


"Es nuestro deber. Los niños de hoy no son como eran hace 50 años. Tienen mentes maduras", dijo. "No es que los niños con enfermedades terminales vayan al médico y digan: 'Me gustaría morir'. Pero los niños con enfermedades terminales pasan mucho tiempo en los pabellones de oncología. El médico tiene el deber de hablar con tales niños de una manera normal, tal vez no decirlo todo la primera vez, sino ir poco a poco".     

Además, dicen los partidarios del proyecto de ley, la eutanasia infantil ya ocurre en Bélgica. "En realidad, la compasión impulsa a los pediatras a poner fin a la vida de un buen número de niños con el consentimiento de sus padres", dijo Jan Bernheim, profesor de medicina en la Universidad Libre de Bruselas y pionero en la atención paliativa. "Han tenido que hacerlo clandestinamente, con el riesgo de ser acusados por los fiscales", dijo. "Ahora podrán hacerlo de manera legal".
 
Antes de dar todo el peso de la ley a la eutanasia infantil, los políticos belgas tendrán que abordar otras implicaciones: por ejemplo, cómo manejar el probable aumento del turismo de eutanasia.


Por supuesto, la muerte no será solo cuestión de que el niño pronuncie su fíat mortem. La ley exige declaraciones de psicólogos y médicos que confirmen la capacidad del niño para tomar la decisión. Los médicos del niño también deben informarle sobre las opciones médicas que pueden aliviar su sufrimiento y mantener un diálogo acerca de sus preferencias.


Aun así, el hecho de que la palabra eutanasia pueda ser dicha ahora a los niños gravemente enfermos podría presionarlos para poner fin a sus vidas. 

"No creo que debamos estar orgullosos de matar a nuestros hijos cuando tenemos unos buenos cuidados paliativos", afirma Carine Brochier del Instituto Europeo de Bioética en Bruselas. "Nos estamos convirtiendo en laboratorio de la eutanasia en el mundo. La eutanasia se está convirtiendo en una marca belga, al igual que las galletas".

Ella advierte que la ley de eutanasia infantil abriría una puerta éticamente peligrosa. "¿Qué sigue? ¿La eutanasia para las personas con demencia? ¿Y luego para las personas con discapacidad?", dijo.


"Llegar a ser plenamente humano es un proceso gradual que se completa cuando el feto es viable y ha terminado de adquirir todas las potencialidades para convertirse en una persona", dijo Bernheim. "Del mismo modo, el final de la vida con demencia es un proceso gradual de involución en el que la mayoría de los atributos de la personalidad terminan perdiéndose.


"Ya en la actualidad, en casi todas partes, estos pacientes no son resucitados ni se les administran antibióticos, tratamientos que se consideran inútiles pues solo prolongan el sufrimiento. Su vida arruinada no se considera merecedora del grado de protección que se da a otras formas de vida humana".


Según esta escuela, la eutanasia para los dementes sería mejor que simplemente esperar a que se presente un brote mortal de neumonía. Pero, ¿dónde trazar la línea? "Recientemente, una pareja de ancianos recibió la eutanasia simplemente porque estaban 'cansados de vivir'", dijo Beuselinck.


De hecho, la decisión de quién califica para seguir con vida equivale casi a jugar a ser Dios, y ese poder se ha llevado al extremo antes. En el Tercer Reich, los médicos alemanes mataron a más de 10.000 niños discapacitados o enfermos incurables. A diferencia de los niños de Bélgica, a los niños alemanes nunca se les preguntó si querían morir. Pero si la ley fuera aprobada en Bélgica, a los médicos se les permitiría sugerir a los niños que estén de acuerdo en que se les haga morir.


"Por supuesto, se trata de una conversación difícil", dijo van den Werff Ten Bosch. "Por lo general, los padres se preguntan: '¿Qué podemos hacer ahora?' Ahora podremos darles no solo las diversas opciones médicas, sino también decirles: "También está la opción de elegir morir".


La aprobación de la nueva ley que permite a los niños estar de acuerdo con poner fin a su vida se reflejará en la sociedad belga, su moral y deberes. "¿Qué significa la eutanasia infantil para nuestra vida común en Bélgica?", pregunta Brochier. "La respuesta al sufrimiento de los niños con enfermedades terminales es más solidaridad, y esto incluye un mayor apoyo financiero para los cuidados paliativos".


La tercera parte de esta nueva trinidad de muerte, como complemento de los médicos y el niño, son los padres. Según van der Werff Ten Bosch, la mayoría de los padres no quieren que sus hijos sufran, y "si el niño dice: 'Realmente deseo morir', 90 por ciento de los padres se lo permitirá".


Aun así, la elección entre consentir el deseo de muerte de un niño y prolongar su dolorosa vida plantea a los padres un insufrible espectro de emociones. Algunos médicos sostienen que ello pone a los padres en una posición tan insoportable que sería más compasivo dejarlos fuera de la decisión.


Sébastien y Marie Petit tratan de visualizar cómo sería si tuvieran un niño con una enfermedad terminal que les dijera que desea morir. "Me gustaría escuchar tantas opiniones como sea posible", dijo Sébastien. "Yo no soy un profesional de la medicina, así que me quedaría con lo que la mayoría me dijera".


¿Un voto de la mayoría decidirá la vida o la muerte de un niño? Bélgica está entrando en un nuevo y escalofriante mundo.

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