El niño de 6 años de Olot
(Girona), enfermo de difteria y hospitalizado en la Unidad de Cuidados
Intensivos Pediátricos del Hospital Vall d'Hebrón de Barcelona desde el 30 de
mayo del 2015, murió la madrugada del 27 de junio del 2015 a causa de esta
enfermedad, de la que no estaba vacunado; el conseller de Salud de Cataluña,
Boi Ruiz, dijo que "tan víctimas son los niños no vacunados como los
padres que deciden no vacunarlos".
Fue el primer caso de difteria
diagnosticado en España en los últimos 28 años. Tenía afectadas las funciones
respiratoria, cardiaca y renal por la toxina de la difteria, necesitaba
respiración asistida, estaba conectado a un riñón artificial y llevaba varios
días con circulación extracorpórea.
Este caso de contagio de difteria
desató en las últimas semanas la polémica por la negativa de los padres a
vacunar al menor, lo que provocó su infección.
Boi Ruiz admitió en rueda de
prensa que, "aunque no haya riesgo cero con las vacunas, tampoco eso debe
ser utilizado para transmitir un falso mensaje en favor de no vacunar", y
se refirió de manera especial a "a aquellas personas que hacen declaraciones
públicas poniendo en cuestión la eficacia de las vacunas".
Según el conseller, "el niño falleeció por todas las complicaciones, lesiones y fallos orgánicos
ocasionados por la difteria" e informó que están a la espera del resultado
de una autopsia clínica, que ha sido autorizada por los padres, para
incrementar el conocimiento científico en el hipotético caso de que hubiera un
nuevo caso.
Defendió la utilidad de esta
autopsia, ya que, 28 años después del último caso de difteria en España, las
mejores tecnologías con que cuentan actualmente permitirán ver qué efectos
produce la bacteria en los órganos y a nivel patológico y, por tanto, un mayor
conocimiento de la enfermedad.
El conseller hizo un llamamiento
a los padres para que vacunen a sus hijos y lanzó un "mensaje de
tranquilidad para los vacunados", al mismo tiempo que invocó:
"responsabilidad a todos los que ponen en cuestión la vacunación arguyendo
riesgo y poniendo en duda su efectividad, porque no hay debate científico sobre
la vacunas".
A su juicio, "es muy triste
que haya pasado este suceso en un país desarrollado en el que nadie tiene
dificultad para acceder a la vacunación, ya que es universal y gratuita, todo
lo contrario de lo que sucede en países en los que no tienen acceso a las
vacunas".
El conseller agradeció el apoyo
del Ministerio de Sanidad y del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, que
facilitó el tratamiento antitoxinas para el paciente de Olot, "aunque
tenerlo desgraciadamente no ha sido suficiente".
Ruiz expresó un mensaje de
optimismo, ya que los últimos frotis efectuados en Olot han permitido reducir
en dos la relación de diez portadores de la difteria registrados en el entorno
del niño fallecido y se espera que siga esta tendencia en los próximos días.
En la zona de Olot, el Departamento
de Salud estima que hay 47 niños sin vacunar sobre una población escolar de
3.000 individuos.
El conseller anunció que han
conversado con el Ministerio de Sanidad para iniciar una campaña en favor de
las vacunaciones "más incisiva", pero ha descartado de momento, por
su "complejidad" legal, convertir la vacunación en obligatoria.
"Tenemos identificados a los
niños que no entregan en los colegios la cartilla de vacunación y sobre esa población
incidiremos a principios del próximo curso", avisó.
Además, recordó que ya se han
iniciado las gestiones a nivel español y europeo para disponer en un punto
centralizado de un banco con antitoxinas para afrontar situaciones de crisis
como ésta.
Cerca de un centenar de
facultativos y personal de enfermería participaron en el dispositivo de
atención al niño fallecido por difteria y a los otros portadores de la
bacteria.
Según Ruiz, es difícil determinar
cuál ha sido el brote inicial, aunque un estudio de los diferentes casos
identificados en Europa podría arrojar luz sobre ese origen en las próximas
semanas.
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