lunes, 26 de diciembre de 2016

Mini-guantes




Por Vikki Ortiz

Reportera del Chicago Tribune

Algunas tradiciones se transmiten deliberadamente de una generación a la siguiente. Otras pueden comenzar inesperadamente, como un gesto de esperanza.

Ese fue el caso hace tres años, en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) del Prentice Women’s Hospital de Chicago en el estado norteamericano de Illinois, cuando Barb Alvarado encontró llorando a una pareja en el área de recepción del hospital luego de recibir noticias desalentadoras sobre su hijo prematuro. Alvarado sabía muy bien lo que los padres debían estar sintiendo. Su hijo, Gabriel, nació muchas semanas antes del término, pesando 952 gramos, y se le dio solamente un 50 por ciento de probabilidades de sobrevivir.

Sin embargo, en unas semanas Gabriel mejoró, fue trasladado fuera de la sala de los bebés más críticamente enfermos y se estaba preparando ya para ir a casa. Así que Alvarado corrió a la incubadora de su hijo, arrancó un par de pequeños guantes de boxeo azules que colgaban sobre el bebé y se los entregó a la sufrida pareja.

"Les dije: Cuando mi cuñada me dio estos guantes, los pusimos encima de la incubadora y todos los días me recordaban que Gabriel era más fuerte de lo que parecía", recordó Alvarado. "Espero que traigan (a su bebé) los mismos resultados que trajeron a Gabriel".

Alvarado no lo sabía entonces pero había nacido una tradición.

Al año siguiente, los entonces afligidos padres regresaron a la UCIN con unos 80 pares de guantes de boxeo en miniatura para cada uno de los padres que tenían niños hospitalizados ahí. Los padres planean distribuir los guantes de nuevo este fin de semana.

March of Dimes también comenzó a distribuir guantes de boxeo a las familias de niños bebés gravemente enfermos o prematuros ingresados en la UCIN del Prentice. Los guantes de los padres de Aria y los de March of Dimes son rojos y los padres se los pueden llevar cuando lo deseen. Los guantes de Gabriel eran azules y hoy se consideran un accesorio permanente en la UCIN del Prentice.

Alvarado dijo que estalló en lágrimas cuando, en una reunión de la UCIN llevada a cabo meses después de que Gabriel fue dado de alta, las enfermeras convocaron a todos los padres que habían usado los guantes -muchos de los cuales la saludaron con gratitud y abrazos. Ella ahora está trabajando para comenzar una organización sin fines de lucro que suministrará permanentemente guantes de boxeo a la UCIN del hospital y también trabajará para contactar a los padres de los bebés prematuros para que puedan apoyarse unos a otros.

Meses más tarde, cuando su bebé fue dado de alta, la pareja que había recibido el regalo de Alvarado entregó los guantes a otro grupo de padres que, finalmente, los entregó a otro y hoy la práctica continúa. El personal médico de la UCIN estima que los guantes de Gabriel han vigilado al menos a una docena de bebés prematuros en el Prentice.

Aimee Mayuga y Jason Farrer se sintieron inspirados cuando una enfermera explicó el significado detrás de los guantes que colgaban sobre la incubadora de otro bebé en el año 2013, al mismo tiempo que su hija, Aria, estaba luchando por su vida después de haber nacido 15 semanas antes del término.

"Me sorprendió lo mucho que el símbolo realmente significaba para las familias", dijo Jessica Bowen, especialista de apoyo familiar para March of Dimes, quien vio esta nueva tradición en el Prentice. "Estos bebés están luchando por sus vidas y los padres realmente usan los guantes como un símbolo de fuerza y ​​valor para toda su familia para superar la experiencia".

Como en el estado de Illinois solamente uno de cada diez bebés nace prematuro, la mayoría de los padres no esperan encontrarse en la situación de vigilar a un bebé frágil en una UCIN. Bowen ayuda a las familias a aprender cómo comportarse ahí, a entender la nutrición infantil y participar en Kangaroo Care -una práctica que fomenta el contacto piel a piel con un padre y un bebé en un esfuerzo para calmar al bebé y promover el desarrollo.

Hoy, los guantes de Gabriel cuelgan sobre la incubadora de Priya Worsham, que nació el 2 de noviembre del 2016, a las 26 semanas de gestación pesando solo 616 gramos. Su madre, Tinesha, dijo que el bebé ha recorrido un largo camino en las últimas semanas, no necesita ya medicamentos para la presión arterial y crece de manera constante.

Worsham dijo estar agradecida por los guantes, que dan esperanza después de noches de estar despiertos con preocupación, de largos días en el hospital y de responderse preguntas agotadoras, tales como: "¿Qué hice mal?" Ahora, no puede esperar su turno para seguir la tradición.

"Sólo el hecho de que alguien me los diera impide que me aferre a ellos", dijo. "Necesitaba ese estímulo, la próxima persona podría necesitarlos también".


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