viernes, 4 de diciembre de 2020

La placenta artificial. Antiguamente, un sueño, hoy la última frontera

 

 


Por Cristina G. Lucio


Los hospitales Clinic y Sant Joan de Deu de Barcelona ponen en marcha un proyecto que pretende emular las condiciones del útero materno. El objetivo es garantizar un desarrollo fetal adecuado y minimizar las secuelas de los bebés muy prematuros.

 

Nacer antes de tiempo es peligroso porque el organismo aún no está preparado. Los grandes prematuros, los bebés nacidos antes de las 26 semanas de gestación, se enfrentan a grandes dificultades porque sus pulmones, su aparato digestivo, su circulación o su cerebro no están listos para adaptarse al mundo exterior.

 

Para terminar de desarrollarse adecuadamente, necesitarían permanecer un poco más de tiempo en el vientre materno. Esa sería la opción ideal. Y precisamente lo que pretende emular el proyecto 'Placenta Artificial' que acaba de presentar BCNatal, el Centro Clínico y de Investigación del Hospital Clínic y del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona.

 

El objetivo de la iniciativa, que ha recibido una financiación de 3, 35 millones de euros por parte de la Fundación la Caixa para su primera fase, es aumentar la supervivencia y reducir las graves secuelas neurológicas que sufren la mayoría de recién nacidos prematuros extremos.

 

Y, para lograrlo, el proyecto se basa en imitar en la medida de lo posible las condiciones que un bebé experimenta en el vientre materno. "El feto está preparado para vivir en el interior de la madre", ha explicado en rueda de prensa el doctor Eduad Gratacós, líder del proyecto y director de BcNatal. Por eso, en la placenta artificial que el equipo ya ha empezado a desarrollar el bebé extremadamente prematuro no se mantendría en una incubadora, sino en "un medio líquido", dentro de una bolsa fabricada con materiales biocompatibles, protegido de los sonidos y las luces del exterior y conectado, a través de su cordón umbilical, a un sistema externo de oxigenación y suministro de nutrientes y otras sustancias necesarias para su desarrollo. El bebé estaría monitorizado en todo momento mediante técnicas no invasivas, ha aclarado Gratacós.

Pero "engañar al feto y hacerle creer que no ha salido de su madre para protegerle es complicado", ha reconocido es especialista en Medicina Fetal. Es necesario poner en marcha un complejo engranaje que implica múltiples disciplinas científicas y una exquisita coordinación de cientos de profesionales.

 

El equipo lleva dos años trabajando en el proyecto y ya ha desarrollado algunos de los componentes de la placenta. Con la financiación recibida, se iniciará ahora una primera fase de investigación en la que se desarrollará un prototipo experimental y se estudiará su idoneidad mediante ensayos con fetos ovinos, ha señalado Gratacós. En este periodo, se comprobará, por ejemplo, cómo es la supervivencia durante un mes de un feto de oveja en el entorno de la placenta artificial. "Es muy importante estar seguros de que todo se desarrolla de forma correcta", ha subrayado el investigador. Más adelante, el proyecto evaluará también los efectos a largo plazo en el desarrollo cerebral, cardíaco, pulmonar y metabólico y se optimizará el sistema.

 

Si todo va bien, en un plazo de "cinco o seis años" la tecnología podría llegar a la práctica clínica, ha avanzado Gratacós, quien ha reconocido que el equipo se enfrenta a grandes desafíos, como lograr que la conexión con el bebé a través del cordón umbilical sea efectiva, garantizar un adecuado aporte de oxígeno o nutrientes o ser capaces de realizar una monitorización no invasiva eficaz.

 

También será necesario proteger al bebé de la luz o el ruido -garantizando a la vez que sí reciba estímulos auditivos o de movimiento como los que recibiría en el vientre materno- o garantizar que se produce un vínculo adecuado con la familia.

 

Por otro lado, el proyecto también quiere dotar a la placenta artificial de una tecnología que haga posible realizar intervenciones quirúrgicas cuando sea necesario. "Estamos desarrollando un brazo robótico y la capacidad de introducirlo en la bolsa donde se encuentra el bebé de forma mínimamente invasiva", adelantó Gratacós.

 

La de la placenta artificial "es una idea muy antigua. Pero por fin estamos preparados para llevarla a cabo", ha señalado el médico, quien ha calificado la iniciativa de "disruptiva". Según ha explicado, cada año nacen en Europa más de 25.000 niños con seis meses o menos de gestación. La supervivencia de estos pequeños oscila entre el 25 y el 75% y entre el 75% y el 95% de los supervivientes presentan secuelas.

 

Las Unidades de Neonatos consiguen sacar adelante a muchos bebés, ha señalado el especialista. Pero, en realidad, el feto se encuentra en un entorno muy antinatural, para el que no está preparado y sometido a intervenciones tencológicas muy invasivas, lo que en conjunto provoca efectos secundarios. Replicar el entorno de la placenta y que los órganos puedan seguir desarrollándose en un medio más 'amable' puede ser la opción más efectiva para los grandes prematuros, ha señalado Gratacós.

 

El especialista ha aclarado que esta opción está pensada para los niños nacidos con pocas semanas de gestación, no para todos los prematuros. Un niño nacido a las 35 semanas, cuyos pulones ya están desarrollados, no necesitaría ser atendido en una placenta artificial, ha indicado.

 

Gratacós ha apuntado también que el proyecto ha pasado previamente un proceso de evaluación internacional y a lo largo del proceso contará con comités supervisores (por ejemplo, de expertos en bioética o derechos reproductivos).

 

Además de la investigación española, otros tres grupos (dos estadounidenses y un consorcio entre Australia y Japón) están desarrollando también modelos experimentales de una placenta artificial para asistir a grandes prematuros.

 

"La placenta artificial va a generar un campo de conocimiento nuevo", subrayó Gratacós. El experto añadió que los avances que se logren permitirán profundizar en el conocimiento del desarrollo fetal y auguró un aumento de las inversiones en I+D-i "en Barcelona, Cataluña y España".

 

Por su parte, tanto Josep Maria Campistol, director general del Hospital Clínic como Manel del Castillo, director gerente del Hospital Sant Joan de Déu coincidieron en señalar que la iniciativa podría "cambiar la historia natural de muchas personas y, sin duda, va a tener una trascendencia muy importante para toda la sociedad".

 

FUENTE: https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/salud/2020/12/03/5fc8ce9efdddffbd668b45fc.html

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario